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 La galería de la Casa de la Poesía mantiene abierta al público la exposición personal «Contiene Poesía», del ceramista Pedro Cantero, como «una propuesta singular que tal vez quema una etapa de su ya fructífera cocción artesanal, y cuando me refiero a quemar todo ceramista conoce que me estoy refiriendo  a un sin número de posibilidades a salvar desde la fertilidad del horno, ese otro “cantero”, cómplice y antojadizo donde imagen y concepto van a dar en ocasiones al abismo que ni el propio artesano moldea en su sinuoso interior».

Un acercamiento a la poesía es también un hornear estos rudimentos a los que hago referencia, mientras en la cerámica cristalizan en aquella sugieren un manojo de lecturas y polisemias por las que  Cantero apuesta con estas piezas que trae hoy, vasijas en su mayoría sin un abigarramiento conceptual, pero que desacralizan  el espacio vacante y lo hacen contentivo de un sentido otro esmaltando a la imaginación que viaja en busca de matices verbales.

Probado está que el desespero siempre conduce hacia el vacío; pero hasta cierto punto. Es natural entonces que en ese interior, a veces sin fin, un universo de probabilidades se despeñe con la gracia acuciosa del barro genésico hasta los fértiles “canteros” de la creación.
Contra el tiempo y el vano se programó esta muestra del ceramista Pedro Cantero, una propuesta singular que tal vez quema una etapa de su ya fructífera cocción artesanal, y cuando me refiero a quemar todo ceramista conoce que me estoy refiriendo  a un sin número de posibilidades a salvar desde la fertilidad del horno, ese otro “cantero”, cómplice y antojadizo donde imagen y concepto van a dar en ocasiones al abismo que ni el propio artesano moldea en su sinuoso interior.
Desde luego, ideas como las que he ido bordeando, vacío, interior, sinuosidad -para el caso que nos ocupa- abrigan una poética que el artista domina tanto fuera como dentro de la estufa porque están con-figuradas y cromadas en la intencionalidad que nos propone.

Obra titulada Cuerno realizada en pasta coloreada.

Un acercamiento a la poesía es también un hornear estos rudimentos a los que hago referencia, mientras en la cerámica cristalizan en aquella sugieren un manojo de lecturas y polisemias por las que  Cantero apuesta con estas piezas que trae hoy, vasijas en su mayoría sin un abigarramiento conceptual, pero que desacralizan  el espacio vacante y lo hacen contentivo de un sentido otro esmaltando a la imaginación que viaja en busca de matices verbales.
¿Formas donde vaciar la poesía?, ¿el vacío mismo hecho poesía?
En la profundidad de la tierra: el barro, en la superficie: canteros, y en ese ascenso de-formador se imanta lo simbólico que perfila nociones con las más cromáticas alegorías que un artista ofrece de su cosecha, siempre desde ese vacío contentivo de la fuerza vital con que trabajan interactivos y orgánicos manos y barro fusionados en el lance por la metáfora.

Obra titulada Poesía para dos.

Contiene poesía es apenas ese trazo sobre la tierra que inunda la imaginación de quienes se sitúen delante de estos recipientes, muchos de la cuales son señales del sentido caótico con que el artista ¿ordena? entre sus manos el amasijo de barro con ideas que atemperan su fantasía y el vano que se va llenando en la nuestra, tal vez su mejor encrucijada.
Me atrevo al eco, cada hombre fragua su vacío, su mejor verso, cada vasija fragua dos,  el externo, en expansión conceptual y el que con(tiene) poesía hace del objeto artístico un recipiente de significados y significantes alusiones y evocaciones; por esta vacante plaza a puesto Cantero su infalible derrotero, su arcilla infatigable.
Para dejarlos entrar, pues, a sus interioridades les entrego una decena de palabras de Francisco de Oraá el también poeta y artista plástico que mejor define toda mi arenga, referidas a la obra de Julio Velásquez, sentenciaba que la cerámica no es más materia inerte ni silencio.

Racso Pérez Morejón
Casa de la Poesía.