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 La armoniosa inserción de la danza en la arquitectura de la Habana Vieja, incluyendo la interacción con balcones, muros, guardavecinos, bancos, rejas… es el propósito estético del Encuentro Internacional Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, que contribuye a la reanimación espiritual del Centro Histórico.
Organizado por Danza Teatro Retazos, la Oficina del Historiador de la Ciudad y el Centro de Teatro y Danza de La Habana, Ciudad en Movimiento ha logrado un sostenido resultado artístico de reconocida trascendencia social.

 Desde hace algún tiempo, el espíritu de la danza embriaga a la Vieja Habana; la hace vibrar, estremecerse, arquear su centenaria osamenta, trasmutar sus columnas, balcones, muros, guardavecinos… en escenografía de disímiles puestas cuyos escenarios son las principales calles, plazas y casas-museos.
Y es que desde 1996 se celebra en el Centro Histórico el Encuentro Internacional de Danza en Paisajes Urbanos Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, suceso que además de constituir una fiesta necesaria para el baile, contribuye a reanimar espiritualmente esta parte de nuestra urbe.
«La Habana Vieja encierra historia, arquitectura y poesía en cada casa, patio, parque, adoquín... por el que transitamos. Por ello se eligieron sus espacios para desarrollar este proyecto, que es algo inspirador para la comunidad que la habita, así como para los coreógrafos, intérpretes y artistas que participan en él», explica Isabel Bustos, directora de la compañía Danza Teatro Retazos y del Encuentro Internacional Habana Vieja: Ciudad en Movimiento.
Organizado por Danza Teatro Retazos, la Oficina del Historiador de la Ciudad y el Centro de Teatro y Danza de La Habana, Ciudad en Movimiento ha logrado un sostenido resultado artístico de reconocida trascendencia social.
«Al principio se trataba de un proyecto que esperábamos se convirtiese en un espacio en el cual la experiencia artística fuese asequible, formativa y estimulante para la vida de la comunidad», añade Isabel, para quien desarrollar este trabajo «es una forma de contribuir al enriquecimiento y desarrollo  espiritual de las personas».
En Cuba no hay otro festival en el que se establezca esa relación entre danza y arquitectura. Sin embargo, en varios países de Europa y Latinoamérica sí se organizan festivales que tienen como escenario y fuente de inspiración el medio urbano, e incluso existe un circuito internacional –la red Ciudades Que Danzan (CQD)– que los agrupa.
Este año, en mérito al trabajo realizado por Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, se eligió La Habana como sede del IV Congreso de Ciudades Que Danzan, que, del 14 al 16 de abril, sesionó a puerta cerrada en la Casa Museo Benito Juárez (Oficina del Historiador). Esta reunión incluyó la realización del coloquio «La animación cultural en el espacio público», efectuado en el Museo Nacional de Bellas Artes, en su sede del arte cubano.
A la octava edición de Habana Vieja: Ciudad en Movimiento –celebrada desde el 16 hasta el 20 de abril– acudieron compañías de alrededor de 15 naciones, incluidas Estados Unidos, México, Colombia, Brasil, Italia, Francia y España, además de las agrupaciones cubanas. También asistieron los coreógrafos Teresa García Valenzuela (España), Sabine Jamet (Francia) y Virgilio Sieni (Italia), quienes impartieron talleres a bailarines cubanos.«Esta octava edición ha sido tan importante como la primera, cuando surgió el festival, porque se ha consolidado el esfuerzo y el grado de organización logrados entre la Oficina del Historiador, el Centro de Teatro y Danza, y Danza Teatro Retazos.  Además del gran número de representaciones de ciudades europeas y latinoamericanas, esta última edición se caracterizó por el rico intercambio entre coreógrafos e intérpretes», asevera Bustos.
Como una extensión de Habana Vieja: Ciudad en Movimiento, desde el año 2000, en aras de buscar nuevos escenarios naturales para este evento, se realiza conjuntamente el Festival Al otro lado de la orilla, en el poblado habanero de Regla.
Este año se efectuó allí una jornada –sábado 19 de abril– en la que intervinieron algunas de las compañías participantes. Se trata de una propuesta para intercambiar con artistas locales, creando nuevos espacios para la creación coreográfica y una opción diferente para el desarrollo cultural comunitario.
Tras cinco jornadas, la noche del 20 de abril se dieron a conocer las propuestas danzarias que –según el jurado– lograron la más armoniosa inserción de la danza en la arquitectura de la Habana Vieja, incluyendo la interacción con balcones, muros, guardavecinos, bancos, rejas... Así, el primer premio fue adjudicado a Danza Libre por su obra La lágrima por ser la que mejor dialogó con el espacio arquitectónico.
Según Isabel Bustos, Habana Vieja: Ciudad en Movimiento «no responde a ninguna tendencia. El reto coreográfico que significa cada pared, puerta, patio, calle, permite mantener viva la autenticidad y la creatividad en cada edición».
Karín Morejón Nellar
Opus Habana
Tomado de Opus Habana, Vol. VII, No. 2, 2003, pp. 50-53.