El 27 de diciembre de 2017 falleció en La Habana el periodista y crítico de arte Alejandro G. Alonso. Entre sus múltiples aportes a la cultura cubana, uno de los más importantes fue sin dudas haber fundado el Museo Nacional de la Cerámica, que dirigió hasta su deceso. Además, fungió durante varios años como subdirector técnico del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Artes Decorativas y el Castillo de la Real Fuerza de La Habana. A continuación, reproducimos una nota publicada en el periódico Granma sobre la trayectoria vital del destacado intelectual y promotor cultural.


La historia cubana de las artes plásticas en la segunda mitad del siglo XX no podrá prescindir de las valoraciones de Alejandro G. Alonso (1935), destacado crítico de arte que falleció en La Habana, en los días finales de 2017.

Graduado en 1969 de la licenciatura en Historia del Arte en la Universidad de La Habana, formó parte durante 20 años de la redacción del diario Juventud Rebelde, donde se desempeñó como jefe del Equipo de Cultura y destacó por sus comentarios sobre artes plásticas y cine. Al pie de muchas de aquellas notas, aparecieron sus iniciales, AGA, por lo que entre colegas esa abreviación se convirtió en una señal de identidad.

A partir de 1985 fungió como subdirector técnico del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo de Artes Decorativas y el Castillo de la Real Fuerza de La Habana. Un lustro después fundó y asumió la dirección del Museo Nacional de la Cerámica, labor en la que desarrolló una extraordinaria labor a favor de la promoción y jerarquía de esa manifestación. Esta institución atesora hoy más de 1 200 piezas de 128 artistas.

Además de numerosos artículos y textos para catálogos de exposiciones de decenas de artistas cubanos, publicó ensayos y monografías que por sus contenidos devienen documentos indispensables para el conocimiento del arte cubano del siglo XX, como Amelia Peláez, Habana Decó, La obra escultórica de Rita Longa, Sosabravo: las tres dimensiones, y Novecento cubano.

Cuando en 1999 el Consejo Nacional de las Artes Plásticas lo honró con el Premio Guy Pérez Cisneros de crítica de arte por la obra de la vida, hizo notar el rigor, responsabilidad y lucidez con que ejerció la profesión.

También mereció el Premio de Curaduría de la Asociación Internacional de Críticos de Arte en 1988; el Premio de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro en el 2004 y la Distinción por la Cultura Nacional en 1999.

 Virginia Alberdi Benítez
Tomado de Granma

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