Poder acceder a este libro, que puede consultarse en bibliotecas del Centro Histórico de la ciudad, es un privilegio para todos los que aman la historia de nuestra Habana. Al permitir establecer puntos de referencia entre un pasado no tan remoto y la actualidad, a la vez que brindarnos valiosos datos sobre la urbe, además de ser un libro ameno, puede convertirse en un texto de consulta para los estudiosos del tema, tanto en Cuba como en el extranjero.

Los orígenes de este libro datan de abril del 2003 cuando llegó la autora a La Habana. En esta primera vez, la cautivó la magia de nuestra ciudad. Los parques, calles, y la arquitectura de sus edificios y espacios urbanos.

Me llenó de satisfacción cuando un día un amigo muy querido me invitó a almorzar y hablar un poco de los últimos acontecimientos culturales. Para mi sorpresa, me mostró un libro de muy buen diseño, editado por la Casa W.W. Norton & Co, de Nueva York, que se titula Habana Revisitada  Una herencia arquitectónica, de la autoría de la fotógrafa e historiadora de arte Cathryn Griffith.

Presentado recientemente en la Universidad de Harvard, este libro de la editorial W.W. Norton & Company, podrá consultarse en varias instituciones de la ciudad como la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena en la Plaza de Armas.

Enseguida me vino a la mente Cathryn, la mujer dinámica y fuerte a pesar de los avatares de la vida, a la que tuve oportunidad de conocer en la X Bienal de La Habana, donde expuso en una de las muestras colaterales, y que ahora nos sorprendía, para nuestro agrado, con un libro de 240 páginas a todo color y 12 artículos de reconocidos historiadores y arquitectos cubanos y norteamericanos.
Los orígenes de este libro datan de abril del 2003 cuando llegó la autora a La Habana. En esta primera vez, la cautivó la magia de nuestra ciudad. Los parques, calles, y la arquitectura de sus edificios y espacios urbanos.
Meses antes del viaje, ella había comprado para su colección unas antiguas fotos postales de Cuba en un mercado de pulgas de París. Ahora podía constatar con sus propios ojos la personalidad de esta ciudad y sorprenderse con el hecho de que, después de tantos años, muchos de los lugares plasmados en sus postales seguían en pié. Curiosamente la mayoría de las postales coleccionadas por ella nunca fueron enviadas por quienes las adquirieron sino atesoradas como souvenirs; me pregunto cuántas historias personales subyacen en estas fotos coloreadas manualmente por artistas anónimos.
Desde el 15 de noviembre hasta el 31 de diciembre de 2007, en el Centro Hispano Americana de Cultura, se mantuvo abierta al público la exposición «La Habana vista con nuevos ojos» de la artista y fotógrafa norteamericana Cathryn Griffith.
La autora nos informa que estas imágenes fueron evolucionando, de la mera foto en blanco y negro hasta las posteriormente coloreadas a mano y evidencian la costumbre entre los viajeros de enviarlas por correo como un vehículo para agregar también cortos mensajes a sus destinatarios, convirtiéndose en asequibles medios de presentar una ciudad al mundo. En ausencia, a veces, de un mensaje fechado o cancelaciones postales, el estilo de las mismas es el más seguro medio de saber el año aproximado de su impresión. Las más antiguas tienen un espacio para un mensaje corto; el reverso era exclusivamente para la dirección. Todas las tarjetas que aparecen en el libro fueron impresas en Estados Unidos o en Cuba y casi todas entre 1900 y los primeros años de la década del 30. En ellas se observa que buena parte de los edificios de la ciudad han sufrido pocos cambios, y otros se han perdido irremisiblemente, siendo lo más significativo el crecimiento de árboles que, por su sombra, son bienvenidos y que dan testimonio del paso del tiempo.   
Indudablemente de aquella visita en el 2003 surgió la idea de revisitar La Habana y fotografiar los lugares que aparecían en sus viejas postales. Posteriormente se convirtió en realidad  un proyecto que contó con el apoyo entusiasta de amigos cubanos y norteamericanos en un sincero afán de reconstruir la memoria viva de la cuidad mediante la yuxtaposición de su pasado y su presente; en el empeño cooperaron desde destacados estudiosos hasta gente común de la ciudad.
Al hablar el miércoles 10 de enero en el teatro de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena —donde se reunieron autores de varios de los artículos que incluye el libro y otros invitados—, el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, quien tuvo su cargo el prólogo, agradeció a la autora Cathryn Griffith (aparece en segundo plano) su afecto por La Habana materializado en este empeño editorial.
En el prólogo de esta edición de lujo, el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, nos acerca a la morada del Palacio de los Capitanes Generales, en la Plaza de Armas, el núcleo urbano más longevo de la ciudad desde la colonia. El historiador Félix Julio Alfonso López, hace un recorrido por la propia  Plaza de Armas, deteniéndose en su fortificación, el Castillo de la Real Fuerza y el Templete, edificio erigido para conmemorar la fundación de La Habana. Los arquitectos Marío Coyula y Daniel Taboada, describen respectivamente la génesis de las Plazas de San Francisco y de la Catedral. Dos fortificaciones son del interés de la arquitecta Silvia María Morales Pérez: El Morro y La Cabaña. Una pormenorizada descripción de las iglesias, conventos y cementerios es valorada por el historiador Carlos Venegas Fornias. Algunas de las calles y mercados más conocidos son interpretados por el profesor emérito de la Escuela de Arquitectura, Orestes M. del Castillo. La escritora Lilliam Guerra nos brinda una panorámica de La Habana Republicana, enfatizando los edificios alrededor del Parque de la Fraternidad, y Mario Coyula se adentra en el Parque Central y los edificios de sus alrededores, como el Capitolio Nacional y  los hoteles: Telégrafo, Inglaterra y El Plaza. El profesor de la Universidad de Harvard, Leland Cott nos lleva de la mano a un paseo imaginario por el Paseo del Prado y las edificaciones que lo circundan: El Casino Español, hoy Palacio de los Matrimonios; la casa de José Miguel Gómez, entre otros. De nuevo, casi al final del libro aparece Mario Coyula, describiendo edificios y monumentos que marcaron hitos en la historia del Malecón habanero. Culmina este recorrido con el artículo del historiador del arte y diseñador gráfico, Pedro Contreras sobre las edificaciones y calles del Vedado y otro de la arquitecta Felicia Chateloin: «Del otro lado del Almendares», donde se refiere a las zonas hoy conocidas por Playa, Marianao y La Lisa.
Poder acceder a este libro, que puede consultarse en bibliotecas del Centro Histórico de la Ciudad, es un privilegio para todos los que aman la historia de nuestra Habana. Al permitir establecer puntos de referencia entre un pasado no tan remoto y la actualidad, a la vez que brindarnos valiosos datos sobre la urbe, además de ser un libro ameno, puede convertirse en un texto de consulta para los estudiosos del tema, tanto en Cuba como en el extranjero.



Mayra Sosa
Historiadora del arte y Curadora
La Habana, febrero 2010.

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