Con la colocación de una réplica de una Estela Maya, hoy viernes 2 de diciembre concluyó la Semana de la Cultura de Guatemala en Cuba que, aunque abarcó otros sitios de la capital, tuvo emotivos momentos en el Centro Histórico de La Habana.
La jornada incluyó conferencias, exposiciones, presentaciones de libros y la colocación de una réplica de una Estela Maya, en el parque República de Guatemala.
En un clima de festividad, enriquecimiento espiritual e intercambio, transcurrió la Semana de la Cultura de Guatemala en Cuba, que revitalizó los nexos históricos que aproximan a ambas naciones, y certificó una vez más que la cultura es el más poderoso recurso para una alianza entre los pueblos de América Latina.
Organizada por la embajada de Guatemala en Cuba, la Oficina del Historiador de la Ciudad y la Sociedad Cultural José Martí, en esta Semana de la Cultura —entre el 28 de noviembre y el 2 de diciembre— se homenajeó a dos personalidades descollantes en la historia y las relaciones entre ambos países: al bardo cubano José Joaquín Palma, al cumplirse un siglo de su fallecimiento, y al Canciller de la Dignidad guatemalteco Guillermo Torriello Garrido, en el centenario de su natalicio.
En el ámbito del Centro Histórico, cabe destacar que el martes 29 la Casa Oswaldo Guayasamín fue escenario de un hito, si del acercamiento a las claves identitarias guatemaltecas se trata. Ese día, al compás de las notas de la marimba, Eusebio Leal Spengler inauguró la exposición «Tejidos de Guatemala», con un variado prontuario de trajes regionales facilitados por estudiantes guatemaltecas que cursan estudios en la Escuela Latinoamericana de Medicina, y algunos traídos por el personal de la sede diplomática, entre otros.
En presencia del embajador de ese país en Cuba, Herbert Estuardo Meneses Coronado, el Historiador de la Ciudad se refirió a la grandeza de un «arte milenario que vive hoy, y está en la base de la sociedad guatemalteca», a la que calificó como «pequeño género humano, no sólo admirable, sino digno de ser conocido».
También enfatizó en los lazos que unen a La Isla con la nación centroamericana desde la segunda mitad del siglo XIX, cuando tres importantes poetas, figuras del independentismo cubano, fueron acogidos con beneplácito en aquella tierra: José María Izaguirre, José Joaquín Palma y José Martí.
El miércoles 30, el Museo Numismático se sumó a la jornada cultural, con la apertura de una muestra donde se exponen 70 piezas de los fondos de la institución, entre los que destacan monedas guatemaltecas de los siglos XVIII, XIX y XX, y algunas que circularon igualmente en otros territorios centroamericanos, como Costa Rica y El Salvador.
En gesto de retribución, el embajador de Guatemala —quien se manifestó sorprendido por la vastedad y rareza de esta colección—, a nombre de la misión de su país en La Habana y con el apoyo del Banco Central de Guatemala, donó al Museo Numismático igual número de piezas, fundamentalmente billetes, y un catálogo que recoge el devenir de la numismática guatemalteca.
Como culminación de la Jornada, hoy fue develada una réplica de una Estela Maya en el Parque República de Guatemala, ubicado en 3ra y 42, Municipio Playa, y con la asistencia de Eusebio Leal y de representantes del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba.
La pieza —de la autoría del escultor cubano Jesús Lara Sotelo y dos de sus alumnos—, es la primera de su tipo que se instala en Cuba, para perpetuar el legado de los habitantes de las regiones mayas, donde se difuminaron ampliamente estos monumentos, durante el llamado periodo clásico (250-900 d. C). Ésta en particular es la reproducción de una que se halla en el Sitio Arqueológico de Machaquila, en la localidad de Petén, Guatemala, que corresponde, cronológicamente, al período clásico tardío.
El embajador de Guatemala manifestó el agradecimiento de su país porque se haya colocado en un parque habanero un trozo de su historia, un símbolo que representa el corazón de su cultura.
«Evoquemos a aquellos sabios que contemplaron el universo —dijo, por su parte, el Historiador de La Habana—, a aquellos que, misteriosamente, se extinguieron allá por el siglo X de nuestra era, pero cuya permanencia se verifica en los pueblos que sobrevivieron a la hecatombe, que se unieron y mestizaron para fundar nuestra señora América».
Finalmente, explicó que recordar los signos de nuestros pueblos es un deber histórico, y señaló la trascendencia de este día, como corolario de una jornada cultural «intensa y cargada de ternura».
Mario Cremata Ferrán
Opus Habana
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