En el Convento de San Francisco de Asís pueden apreciarse hasta agosto varios de los más recientes grabados del artista Vicente Rodríguez Bonachea, reunidos en la exposición «En la tierra de nunca jamás», inaugurada en la tarde del 15 de julio.
Todo un estudioso de las formas asociadas al color, este artista trasluce con estas nuevas piezas su voluntad expresiva por medio del auxilio de los tonos y los colores.

 El contacto con cada nueva edición del Encuentro Nacional de Grabado facilita las exhibiciones colaterales, las cuales a veces llegan a ser una muestra homenaje para algún artista con una trayectoria artística de varios años.
Uno de estos casos podría ser el de Vicente Rodríguez Bonachea (La Habana, 1957), quien ha presentado para el VI Encuentro Nacional de Grabado una exposición de cerca de 20 obras realizadas en litografía, colagrafía y calcografía.
La típica ambientación suya de ensueños agradables perviven en este conjunto de obras atractivas. Bonachea, todo un estudioso de las formas asociadas al color, trasluce con estas nuevas piezas su voluntad expresiva por medio del auxilio de los tonos y los colores. Desprenderse de tales apoyos expresivos conduciría al distanciamiento de sus inquietudes como creador.
El contacto con sus propuestas gráficas viene a incrementar las intencionalidades y búsquedas personales que quedan atrapadas en un universo de utopías y fabulaciones. Eso y más tenemos en cada obra de su autoría, ya sea una pintura, un dibujo, un grabado…
Lo extraordinario tiene su valor en cada trazo del artista. La suma de las partes y la interrelación entre ellas mismas unifican su poética, con la que es capaz de ambientar e ilustrar. Sus fantasías alientan y suplen algunas ausencias de nuestro entorno. Más que pensarlas, de lo que se trata es de saberlas sentir.
 Cada uno de estos grabados nos catapulta a la zona de las sensaciones. Quizás sus pinturas y dibujos constituyan los mejores ejemplos de la gracia cromática que él domina, pero vale además su intento de expandir semejante cualidad hacia otros soportes, que facilitan la interacción con el otro mientras se crea.
Cualquier técnica del grabado propicia que la obra contenga un poquito de alguien más, ya sea por medio de una simple acción mecánica o un mínimo retoque de tinta. Detrás de cierta copia, salida de algún tipo de matriz, queda la huella invisible de un colaborador que enriquece el resultado final. Pero está claro, que la autoría es del verdadero creador.
Bonachea inspirado en las asociaciones mixtas de cualquier naturaleza ha hecho que nosotros mismos nos inspiremos justo «En la tierra de nunca jamás».
Una denominación tan narrativa para esta nueva exposición con una cualidad similar, incita de inmediato la fuga de emociones y deseos por nuestra parte, además de unificar –de modo conjunto– a sus imaginarios relatos visuales sobre el eje de la ficción.
Las típicas formas danzantes, observadoras e inquietas de sus obras, surgen en estos grabados recientes del artista.
No podría ser de otro modo. Bonachea está demasiado engarzado con sus sueños… colectivos en cualquiera de los soportes de expresión, muchos de los cuales revoletean «En la tierra de nunca jamás», al amparo de la fantasía perfumada.

Comentarios   

santa bonachea
0 #1 santa bonachea 21-07-2009 17:30
estan muy bonitos tus cuadros. quisiera que nos pusieramos en contacto, soy de mexico pero mi abuelo era de alla.regreso a cuba cuando mi papa era un niño.quisiera saber si se pudiera mas de alla. el correo es de mi hijo. espero que te puedas poner en contacto.gracias
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