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 Hoy viernes 7 de mayo, en la galería de arte de la Casa Lombillo abrió al público la exposición fotográfica «A la verdad» de Alain Aspiolea Ávalos. Integrada por 12 imágenes de mediano formato, la muestra de este joven artista del lente tiene como tema «la dimensión antropológica del juego infantil en el entorno urbano».
Alain ha decidido jugar «a la verdad» como artista joven que es, y al tomar como tema la dimensión antropológica  del juego infantil en el entorno urbano, estimula a justipreciar el valor del mismo para la forja de las relaciones humanas.

En las calles angostas de La Habana, aprovechando cuatro esquinas o placeres abandonados entre edificios derruidos, los muchachos del barrio entablan el ritual de cada juego típico cubano: pelota, taco, bolas, trompo…ajenos a las dificultades del presente.
Esa actividad lúdica ha sido captada por Alain Aspiolea en ésta, su tercera exposición personal, que, con el título de «A la verdad», incita a preguntarnos: ¿en cuál tiempo del año se practica cada juego?, ¿cuáles se conservan?, ¿desaparecerán en un futuro?
 
 De las características de las llamadas «imágenes a hurtadillas —en su opinión, como las aquí expuestas—, es decir, del momento cuando el fotógrafo capta el instante decisivo, el clímax de cualquier acción en la que confluyen ojo, corazón y cabeza, habló el Editor general de Opus Habana, Argel Calcines al dejar inaugurada la muestra «A la verdad». A su lado, el joven artista Alain Espolea Ávalos.
Cuando yo era un niño, se decía «al-rruchi-pele» para pactar que nos jugaríamos hasta la última de las esferitas de vidrio que, Made in China, eran nuestras municiones para esas pequeñas batallas, alternándonos para tratar de golpear la bola contraria, ya sea en el «quimbe y cuarta» o en el «guao», entre otros juegos que perviven, a juzgar por estas imágenes fotográficas.

   
Cuatro esquinas,(2009). Impresión digital, (61x80 cm)
Hacia adelante, (2009). Impresión digital, (61x80 cm)

Bastaban unas chumaceras o las ruedas de unos patines inservibles para construir la «chivichana»: rústico medio de locomoción consistente en una tabla adosada a dos largos brazos, en los cuales se insertan los citados elementos rodantes. Lo que aparentemente era una ocurrencia infantil, de pronto reportaba una utilidad inusitada: en esa misma chivichana podían cargarse los recipientes de agua, cuando ésta faltaba.
Alain ha decidido jugar «a la verdad» como artista joven que es, y al tomar como tema la dimensión antropológica  del juego infantil en el entorno urbano, estimula a justipreciar el valor del mismo para la forja de las relaciones humanas.

     
A la verdad, (2009)
Puntería, (2009)
Cuatro esquinas, (2009)

Su autenticidad y contención anuncian que logrará dominar el arte fotográfico si mantiene la perseverancia de esos niños que practican, una y otra vez, hasta hacer bailar el trompo sobre la palma de su mano.

Argel Calcines
Editor general de Opus Habana