El Barco de la Tolerancia

Detalles: Escrito por Fernando Padilla González; Publicado: 25 Mayo 2012; Visto: 3588

Donado a la Oficina del Historiador por sus creadores, El Barco de la Tolerancia será una de los atractivos del Programa Rutas y Andares 2012 y hasta entonces permanecerá en el Museo Castillo de La Real Fuerza, como parte de su discurso museológico, especializado en el arte y el modelismo naval y la arqueología subacuática en Cuba.

Varias son las generaciones de cubanos que en sus primeros años de vida, al calor de su desempeño lúdico, entonaron a viva voz una de las composiciones musicales de la entrañable pianista Enriqueta Almanza. Y es que aquel amigo fiel de los infantes, que a bordo los llevaba a navegar por el ancho mar, para conocer a niños de aquí y de allá e intercambiar una flor de amistad, hoy renace en el imaginario de los transeúntes del Centro Histórico.
No es un «Barco de papel» el que ha echado anclas en los jardines del Museo Castillo de La Real Fuerza, pero sí comparte el mensaje de «¡Abajo la guerra, arriba la paz, los niños queremos, reír y cantar!». Ideado por los reconocidos artistas rusos Ilya y Emilia Kabakov, el Barco de la Tolerancia es un proyecto que nace en 2005 en el desierto de Siwa, Egipto, como manifestación de arte conceptual.
Desde el comienzo de la navegación, el barco fue el medio idóneo para acortar las distancias entre los pueblos. A bordo de aquellas armazones de madera propulsadas por los vientos y a fuerza de remos, los hombres se lanzaron a la aventura de conquistar el universo hostil y fecundo del mar. El comercio, la emigración y el intercambio cultural fueron algunas de las acciones que encontraron amparo bajo las velas desplegadas de incontables bajeles, los que se hicieron a los océanos desde los más insospechados parajes del orbe.

A siglos de las hazañas de aquellos pioneros que navegaban orientados por los astros, los creadores Ilya y Emilia Kabakov se han propuesto reflejar como las diversas culturas interpretan el significado de la palabra tolerancia. Entendido como ícono de la comunicación entre las naciones, la figura del barco ha sido la escogida por los Kabakov con el objetivo principal de poner en contacto a niños y jóvenes de diferentes latitudes, culturas e identidades a través del lenguaje del arte.
La experiencia vivida por los infantes de Siwa, Egipto; Venecia, Italia; St. Moritz, Suiza; Sharjah, Emiratos Árabes Unidos y Florida, Estados Unidos, llegó al Centro Histórico con motivo de la Oncena Bienal de La Habana. Una vez escogido el jardín del Museo Castillo de La Real Fuerza para su emplazamiento, se suscitó una sinfonía de manos e ingenio que avocaron cada mañana a estudiantes de la Escuela Taller Gaspar Melchor de Jovellanos y a un equipo de carpinteros británicos de Manchester College.
Concluida la estructura de madera del casco, una hornada de medio millar de jóvenes de las Aulas Museos y de los talleres auspiciados por la Oficina del Historiador dejaron volar su imaginación y plasmaron sobre el lienzo múltiples mensajes de paz, amor y esperanza. El patchwork resultante se izó en calidad de velas el viernes 11 de mayo durante el acto de inauguración de la obra El Barco de la Tolerancia.
Donada a la Oficina del Historiador por sus creadores, la instalación será una de los atractivos del Programa Rutas y Andares 2012 y hasta entonces permanecerá en el Museo Castillo de La Real Fuerza, como parte de su discurso museológico, especializado en el arte y el modelismo naval y la arqueología subacuática en Cuba.
Los artistas Ilya y Emilia Kabakov han sido galardonados con el Premium Imperiale de Japón, en 2008; el Oscar Kokoschka de Viena, en 2002 y el de Caballero de las Artes y las Letras de Paris, en 1995. Figuran, además, entre los diez mejores creadores vivos según el criterio de la prestigiosa revista ArtNews. En la actualidad, sus obras se exhiben en los museos de Arte Moderno de Nueva York, el Hirshhorn de Washington, el de Arte Contemporáneo de Chicago, el Whitney de Arte de Estados Unidos, el Stedelijk de Ámsterdam y en el Centro Georges Pompidou, en Francia.

Fernando Padilla González
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Opus Habana