Tomando siempre el paisaje como principal protagonista de su obra, llega Tomás Sánchez al Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam, con su más reciente creación artística, esta vez desde la fotografía. «Esta serie de fotografías juegan con una luz libre, contrastada, alejada de cualquier estereotipo, porque ella es quien marca el ritmo de la composición», expresa Jorge Fernández Torres, en las palabras al catálogo.

La exposición «Notas al paso», de Tomás Sánchez, estará a disposición del público hasta el 10 de mayo de 2014, en el Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam

Tomás Sánchez y los estados de la mente

En uno de los momentos de búsqueda sobre el sentido de su obra y las percepciones comunicativas de su trabajo por parte de la crítica especializada y el público, John Cage encontró respuestas a sus dudas en Gita Sarabhai, cantante hindú e intérprete de tabla: «El propósito de la música es moderar y aquietar la mente, disponiéndola así para las influencias divinas». También halló asideros en los escritos de Ananda K. Coomaraswamy cuando decía que «la responsabilidad del artista es imitar a la naturaleza en su modo de actuar».
Partiendo de estas ideas llega Tomás Sánchez al Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam con la muestra fotográfica titulada «Notas al paso», ya exhibida en Casa de Vacas, espacio ubicado en el Parque del Buen Retiro de Madrid. Estas piezas son hechas después que el artista se recuperara de una enfermedad que lo apartara por un tiempo de la sistematicidad de su trabajo. Al igual que Proust comprendió que un pequeño suceso puede cambiar el curso de tu vida. Un acontecimiento como ese significó que este creador se planteara otra dimensión de su individualidad y la conexión con el universo.
«Notas al paso» conserva el mismo espíritu de sus paisajes hechos en pintura. Esta vez con evocaciones a la Isla de Guanacaste, en Costa Rica, y a Cutí. Sánchez, como Félix González Torres, sabe que ningún monumento construido por el hombre sustituye los entornos ancestrales que anteceden nuestra existencia. Su proceso creativo se desliza como un mantra en la compasión, la meditación y el pensamiento. La fuerza le viene desde dentro con ese sonido estremecedor pero imperceptible a su vez del om namach shivai de los cultos hindúes
Tomás Sánchez conoce del protagonismo de las imágenes y de todos los objetos que nos rodean y que nos colocan en una invención alejada del mundo sensible. Crear necesidades materiales desde el artificio abarca esa obsesión por lo simbólico de esta llamada tardomodernidad. Por eso, obras como esta trascienden la noción de arte corporativo con la que convivimos en la actualidad. Su posicionamiento no recurre a las motivaciones del Land Art aunque lo tenga en cuenta, porque el objetivo no se regodea en los viejos debates de cómo presentar las interrelaciones entre el site y el no site. Este artista no necesita traer elementos reales a los lugares de exposición, lo que pretende es que desde lo abstracto volvamos sobre el detalle. Lo telúrico es resaltado por encima de lo analógico. La motivación esencial de Sánchez no es transformar nuestros contextos, si no que nos enseña cómo volver a interpretarlos.
Esta serie de fotografías juegan con una luz libre, contrastada, alejada de cualquier estereotipo, porque ella es quien marca el ritmo de la composición. Estas piezas responden a una acción de exorcismo y de experimentación con el medio de creación, aunque nos haga saber que solo del virtuosismo técnico no emergen las sensaciones. Hay que comprender que el arte es también una actitud y una postura ante la vida.
En el año de las celebraciones por el 30 Aniversario de la Bienal de La Habana, de la que Tomás Sánchez fue ganador de uno de los premios en su primera edición, nos estimula mostrar a un artista que viene de un pasado que no le teme a las interrogantes del presente.

Jorge Fernández Torres
Director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam

Arriba: El mantra de las olas (100 x 150 cm). A la derecha: Drama (150 x 100 cm).
 

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