Carteles del diseñador Nelson Ponce se mantienen expuestos en la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena con el propósito de mostrar variantes sobre un mismo tema para un impreso sobre el cine, el teatro, la música... Hasta el 20 de abril podrá ser visitada la muestra «Dos», que posibilita al espectador estar en condiciones para «concordar o no con quienes decidieron la impresión de determinado proyecto».
«La presente exposición es atípica y evidencia la inquieta actitud del diseñador-curador; pues no pretende solamente ofrecer un conjunto de obras con la intención acostumbrada en las muestras personales antológicas».

 
 Carteles (serigrafías) para el Premio de Musicología Casa de las Américas, correspondiente a 2005.
Tanta importancia tuvo el cartel entre nosotros en los primeros años de la Revolución que, al decaer su calidad y volumen de producción como consecuencia de un cúmulo de factores, comenzamos a lamentarnos y aún no hemos cesado de hacerlo, a pesar de que –también internacionalmente– la manifestación ha perdido relevancia.
Cada etapa histórica genera medios y formas expresivas que responden a determinadas condicionantes políticas, económicas y sociales; tales medios y formas, en determinado momento, se tornan obsoletos y son suplantados por otros. Así, en la década de los 60 el cartel llegó a ser «el arte de la Revolución» y en los 80 tuvimos «el nuevo arte cubano», valiosas expresiones de nuestra visualidad que llegaron a trascender las fronteras cubanas. Hoy aquí, mientras se habla de una crisis en el arte, diseñadores y artistas plásticos se valen entusiastamente de un nuevo medio, el digital, y generan obras que evidencian una nueva etapa: desconcertante para algunos, alentadora para otros, en la que el diseño se parece al arte y viceversa. De tal modo, no sólo se comparten las formas, sino también, en algunas propuestas, se funden las intenciones.
Curiosamente, mientras casi se extinguía la producción de carteles entre nosotros, aparecían nuevos diseñadores con una formación académica excelente gracias a la creación del Instituto Superior de Diseño Industrial (ISDI); pero limitados por una dificultad que no tuvieron nuestros maestros de la «etapa dorada» de la gráfica: la escasez de oportunidades para desarrollar sus ideas en este género. Uno de tales creadores es Nelson Ponce, quien ama el cartel y tiene la energía y el optimismo necesarios para enfrentar las adversidades y vencerlas; él ha participado en casi todo concurso y exposición del género organizados durante la última década y ha obtenido premios en muchos de ellos. Al reconocerse su calidad, ha recibido encargos especiales. Así
 
 Expo ilustraciones para niños (2005), serigrafías de otras dos variantes para la muestra exhibida en 2005 en Casa de las Américas.
 ha logrado configurar un nutrido catálogo de obras en las que se patentiza tanto el aprovechamiento de lo aportado por quienes lo antecedieron como el desarrollo que ha tenido la gráfica en años recientes gracias al empleo de la tecnología digital, pero también su impronta personal, que podríamos relacionar –por la lozanía y frescura del acercamiento a los temas y el frecuente uso del dibujo– con la manera que caracterizó a Muñoz Bachs.
Una suma de cualidades hacen de este diseñador verdadera «rara avis» en el panorama actual del diseño cubano. Son pocos los que como él se empeñan, a la vez, en la indagación histórica de las diversas disciplinas gráficas en Cuba (no sólo el cartel, también la ilustración), en crear obras dentro de estos géneros, en comunicar su experiencia mediante la enseñanza y en nuclear a varios jóvenes –ex discípulos suyos– en un grupo de creadores con propósitos afines: Camaleón, que se sitúa a la vanguardia de nuestra gráfica al aportar un nuevo aliento a la ilustración y al «spot» publicitario.
Hace poco, al ser entrevistado por la periodista Liliet Heredero en el programa televisivo «Paréntesis», Nelson expresó su preocupación por la falta de análisis y debate entre nosotros en el campo del diseño. Recuerdo que ese fue uno de los temas de nuestra conversación cuando una colega nos presentó hace algunos años en el ISDI y lo que me motivó a invitarlo a un taller de ideas sobre la ilustración en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales, donde se destacó él –entre otros diseñadores e investigadores– por la profundidad y valentía de sus planteamientos.
La presente exposición es atípica y evidencia la inquieta actitud del diseñador-curador; pues no pretende solamente ofrecer un conjunto de obras con la intención acostumbrada en las muestras personales antológicas. Se trata ahora, más bien, de inducirnos a reflexionar sobre las posibilidades de la selección: las que propicia 
 
Carteles en serigrafía para el ICAIC sobre el Festival Internacional del Cine Pobre (2005).
el propio diseñador cuando ofrece variantes y la que realiza un cliente o un jurado. Nos da también a los espectadores la posibilidad de analizar las variantes y de concordar o no con quienes decidieron la impresión de determinado proyecto.
El pasado año Nelson Ponce fue seleccionado por el Comité Prográfica Cubana como el diseñador joven más destacado del 2006. Aunque estoy entre los que lo eligieron, pienso que en nuestro país –quizás por la abundancia de personas en la «tercera edad»– nos hemos acostumbrado a hacer demasiadas distinciones generacionales. Creo que Nelson, desde hace tiempo, ha demostrado ser un magnífico DISEÑADOR que, si conserva el sentido del humor, el entusiasmo y el amor a la profesión que lo caracterizan, será siempre un diseñador joven.


(Texto íntegro para el catálogo de la muestra personal del diseñador Nelson Ponce titulada «Dos», a la consideración del público entre el 21 de marzo y el 20 de abril en la galería de arte de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena).
Pedro Contreras
Especialista del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales

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