Tras quince años de su última exhibición en el Museo Nacional de Bellas Artes, Roberto Fabelo (Güáimaro, Camagüey, 1950) se presenta diverso y multiplicado en la muestra «Un poco de mí», inaugurada este viernes 9 de mayo en la sede del arte cubano de esa institución.
Declarada abierta por el ministro cubano de Cultura, Abel Prieto, la exposición consta de acuarelas, óleos, dibujos, esculturas e instalaciones.

 Sobre sus obras más recientes, el propio Fabelo expresó en entrevista a la curadora Hortensia Montero:
«Ahora se amplía mi visión de los objetos usados que nos brindan mensajes. A partir de estas piezas de carácter escultórico, quiero continuar una especie de labor instalacionista y desplegar una línea de trabajo con esta relación que me ha añadido una nueva mirada para estas formas».
El título «Un poco de mí» es el mismo del autorretrato que integra la colección permanente de la famosa galería Uffizi, en Florencia, Italia, y que fuera presentado por primera vez en el Palacio de Lombillo, sede del Historiador de la Ciudad, en febrero del año pasado. Según expresa Montero en el catálogo de la muestra, el resto de los óleos sobre madera –una secuencia de ocho puertas de madera, integradas en una suerte de retablo– enriquecen la visión de «Un poco de mí».
En cuanto a las acuarelas, esta vez «el atractivo se amplía por la magnitud de los formatos (...)», y resulta una novedad en Fabelo el dibujo sobre tela estampada, donde «utiliza un estilo sencillo y vigoroso, con líneas fuertes que contraponen el blanco y el negro de una manera muy gráfica, con un efecto azaroso en el diseño (...)»
«No puedo dejar de dibujar, no puedo dejar de pintar (...)», dice el artista en la mencionada entrevista, y la manera de corroborarlo es esta muestra que estará abierta hasta el día 29 de junio en el tercer piso del otrora Palacio de Bellas Artes, hoy sede del arte cubano del Museo Nacional.

Comentarios   

Yadira
0 #1 Yadira 06-11-2009 15:10
Creo que el Premio Nacional en el 2004 es más que merecido, realmente es uno de los máximos exponentes de nuestro arte contemporáneo. De hecho, tengo como un tesoro la edición última de Cien años de Soledad, porque es valiosa doblemente, por ella misma, y por tener excelentes ilustraciones de Fabelo. La estética de algunos de sus dibujos me recuerda a Fariñas, pero con mucho más logro formal. En fin, es un orgullo contar con él hoy.
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