Luego de su inauguración el pasado 5 de junio, cinco conciertos han tenido lugar como parte de la programación del II Encuentro de Jóvenes Pianistas que tiene como escenario el Teatro Martí, la Sala Cervantes y la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís del Centro Histórico en La Habana Vieja.

Mañana sábado, justo antes del concierto, el maestro Leo Brouwer presentará a las 7:00 p.m., en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, el libro El legado pianístico pedagógico de Salomón Gadles Mikowsky de Kookhee Hong, publicado por Ediciones Boloña.
 

Finalmente ha llegado junio, y en sus tardes habaneras —del 5 al 29— una vez más la ciudad y su Centro Histórico son sedes del esperado Encuentro de Jóvenes Pianistas que, en esta segunda ocasión, proponen de conjunto la Oficina del Historiador y el Instituto Cubano de la Música, bajo la magistral dirección del pedagogo cubano Salomón Gadles Mikowsky y la coordinación especializada en conciertos del Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas (Dirección de Patrimonio Cultural de la Oficina del Historiador).  
La culminación  de la restauración del Teatro Martí antecedió  felizmente las faenas del segundo Encuentro. Así, cuando el inmueble estuvo terminado, recibimos el nuevo piano Steinway donado por Mikowsky para el Martí. A su puesta a punto contribuyó —una vez más— Ludwing Tomescu, el técnico de esa prestigiosa casa, quien también revisó otros pianos, como el de la Basílica Menor del Convento de San Francisco y la sala Ignacio Cervantes, en la calle Prado. Por su parte, la Orquesta Sinfónica Nacional estudiaba desde hace algún tiempo los dieciséis conciertos para piano y orquesta que acompañarán, como hecho peculiar, esta segunda temporada. Desde finales de mayo todo estaba listo para recibir en La Habana Vieja a 22 pianistas de once países. Los foráneos, 13 alumnos y ex-alumnos de la clase de Salomón Mikowsky; los cubanos, 9 discípulos de maestros como Teresita Junco, Frank Fernández, Ulises Hernández, Mercedes Estévez, Rosalía Capote, María Teresa Pita, Ernán López-Nussa, Aldo López-Gavilán y Patricio Malcolm.   
Para el primer fin de semana llegaron a La Habana cuatro talentosos intérpretes del piano, dos de ellos presentados en el pasado primer Encuentro que ya cuentan con un público cautivo en la isla. Alexandra Beliakovich (Bielorusia) y Xiayin Wang (China) tuvieron a su cargo la inauguración, mientras que Kyriakos Sourollas (Chipre) y Alexandre Moutouzkine (Rusia) cerraron la primera jornada. Beliakovich y Moutouzkine —quienes repiten en el Encuentro— ofrecieron además sendos recitales a piano solo el viernes 6 y el sábado 7 en la sala Cervantes y la Basílica respectivamente.
La inauguración del jueves 5 se inició con la lectura de las palabras de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, quien hizo énfasis en “la importancia de fomentar, seria y constantemente, el fortalecimiento de la vanguardia cultural que el culto a la música de conciertos supone”. Así, el Concierto en fa mayor de Gershwin,  interpretado por Beliakovich,  y el Nº 2 de Rachmaninov, por Wang, no defraudaron al expectante público. Beliakovich y Wang, con temperamentos para la interpretación muy diferentes mostraron un poco más de aquella receta magistral que nos presentó el año pasado el maestro Salomón: sus alumnos exhiben un increíble dominio técnico y limpieza en la ejecución que se suma a la exacta y justa medida en la propuesta expresiva y estilística de las obras. Al día siguiente, en la sala Cervantes Beliakovich presentó un programa de piezas con lenguaje de transición entre el romanticismo y el siglo XX: la Rapsodia española de Ravel y la Sonata op. 26 del norteamericano Samuel Barber —poco conocida—, encargada en 1947 para ser interpretada por Vladimir Horowitz y estrenada por este último en premier mundial en La Habana en 1949.
Antes del siguiente concierto con orquesta, Alexandre Moutouzkine ofreció el sábado 7 en la Basílica un recital que Mikowsky y el pianista venían curando desde el pasado Encuentro: una integral de obras para piano de compositores cubanos desde mediados del XIX hasta principios de la actual centuria. Lo sorprendente no ha sido presenciar a Moutouzkine, ruso de nacimiento, tocando música cubana. Con un fino acabado los alumnos de Salomón interpretan obras de la dancística cubana para piano como propinas al final de cada concierto. La sorpresa, en el caso de Moutouzkine, radica en la apropiación que ha hecho de unos códigos rítmico-tímbricos, ambientes y contextos culturales subyacentes en un repertorio que transita desde Tomás Buelta y Flores (La Habana, 1798-1844) hasta Aldo López-Gavilán (La Habana, 1979), responsabilidad que debe atribuírsele a su maestría como intérprete —que le ha valido para ser asistente de Mikowsky y profesor asociado de la Manhattan School of Music— y a la eficaz transmisión de saberes académicos e imaginarios populares del entorno cubano de su maestro Salomón.   
Para el domingo 8, en que se conmemoró el 130 aniversario de la fundación del Teatro Martí, subían a escena el chipriota Sourollas con el Concierto Nº 24 en do menor de Mozart y nuevamente Moutouzkine para interpretar el Concierto Nº 1 en si bemol menor de Tchaikovski. Sourollas es un músico extremadamente sensible y presentó un Mozart impecable, cuidando  cada fragmento, que mantuvo al público en vilo desde la primera nota. Mientras Moutouzkine consiguió avivar el temperamento impetuoso de la audiencia que colmó el Martí con un Tchaikovski muy virtuoso y convincente. La respuesta de la Orquesta Sinfónica en este domingo puso de manifiesto por qué el maestro Pérez Mesa ha sido para muchos el director preferido en el acompañamiento de repertorios pianísticos.
Para el comienzo de esta segunda semana hemos sido testigos de una proeza de destreza técnica y resistencia. Ante la imposibilidad de venir a La Habana de la pianista Simone Dinnerstein ―quien ofreció un excelente concierto dedicado a Bach el pasado Encuentro―, el pianista Edward Neeman interpretó este jueves 12 de junio dos conciertos en la misma función: el Nº 5 de Beethoven conocido como El Emperador y el Concierto Nº 1 de Brahms, de los cuales sobresalió más el segundo, con una interpretación virtuosa y simultáneamente muy lírica, junto a un excelente acompañamiento de la Orquesta y el maestro Pérez Mesa. Del mismo modo el segundo movimiento del concierto de Beethoven constituyó un momento especial dentro de la noche. Según Mikowsky, Neeman es especialista en la interpretación de obras de Bartok y repertorios franceses; sin embargo, comprende y transmite perfectamente el espíritu lírico de la música romántica.
Mañana sábado el maestro Leo Brouwer presentará a las 7:00 p.m., en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís, justo antes del concierto, el libro El legado pianístico pedagógico de Salomón Gadles Mikowsky de Kookhee Hong, publicado por Ediciones Boloña. Los siguientes conciertos de este viernes, sábado y domingo estarán a cargo de las pianistas Inesa Sinkevych (Ucrania) y Kho Woon Kim (Corea del Sur), quienes ya se encuentran ensayando con la Orquesta Sinfónica. Por otra parte, la mañana del domingo tendremos la oportunidad de escuchar en la Sala Cervantes a los primeros pianistas cubanos, los jovencitos Rodrigo García y Gabriela Pineda, ambos de la clase del maestro Aldo López-Gavilán. 

Claudia Fallarero
Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas


Momentos del concierto (imagen superior) que tuvo lugar en el Teatro Martí el pasado domingo 8 de junio de 2014 en el que Kyriakos Sourollas (Chipre) interpretó el Concierto para piano No. 24 en do menor, K. 491 de Wolfgang Amadeus Mozart (imagen inferior izquierda), y Alexandre Moutouzkine (Rusia) presentó el Concierto para piano No. 1 en si bemol menor Op. 23 de Piotr Ilich Chaikovski (imagen inferior derecha) acompañados de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección de Enrique Pérez Mesa (fotos Gustavo Rivera Keeling).

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