Solo 84 páginas bastan a Opus Habana para lograr que la amemos, que conservemos cada entrega como un objeto preciado, porque de cierta forma todos sus lectores sabemos que Opus Habana es, y será, nuestra memoria.


«La revista es, como toda obra de esta naturaleza, un esfuerzo de un Consejo Editorial y de una vocación por dar a conocer, siguiendo la pauta trazada por mi predecesor, el doctor Emilio Roig de Leuchsenring, de una manera bella, amena, y con un discurso que siempre hay que encontrar en lo que está escrito. Ahí está el alma de la obra, que es en definitiva la verdad de esta palabra latina», afirmó el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler este jueves en la presentación del más reciente número, correspondiente a los meses de enero y julio del actual  año.


En acto celebrado en el Aula Magna del Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana, Leal expresó que La Habana es el centro de esa obra, que rebasa lo que algunos consideran como «mover piedras y pintar fachadas». La pérdida de la memoria significa la pérdida de la identidad, y no existe nada más destructor, es por eso que «construir la memoria ha sido nuestro trabajo, y ayudar a los que así lo hacen: a las instituciones, academias y fundaciones del país, y la revista trata de ser un eco de todo eso», expresó en sus palabras el Historiador de la Ciudad.
Opus Habana es una revista dedicada al patrimonio cultural y representa los intereses de la Oficina, protagonista de ese esfuerzo restaurador, que durante décadas de ha concentrado en una batalla«“por sentar precedentes, servir de ejemplo, sin un ánimo vanidoso, de que era posible, porque casi todo lo que nos rodea estaba condenado a desaparecer», recordó Leal.
En su primera página, la publicación asume la misión que le dio vida con orgullo: Opus Habana testimonia la obra de restauración de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad. Argel Calcines, editor general y fundador, coincidió en que cada acto de presentación es un «testimonio de la obra restauradora de La Habana Vieja en soporte impreso –el papel es imperecedero a diferencia de otros medios– y a la vez se quede un hálito alrededor de lo que significa la sensibilidad que hay que tener para preservar y defender el Patrimonio».
Este número celebra el quinto centenario de la fundación de Santiago de Cuba con una entrevista a quien ha dedicado su vida y obra a estudiar a la oriental ciudad «y el caudal inagotable de lo esencial cubano», y así lo expresa el doctor Leal en sus palabras de bienvenida al número: «Opus Habana se hace eco de tan notable efeméride al homenajear a la ciudad santiaguera en la persona de su Historiadora, la doctora Olga Portuondo Zúñiga. Tenaz como pocas en la rigurosa tarea de investigar e indagar acerca de la "verdad histórica" –o al menos lograr la máxima aproximación a ella–».

Incluye un homenaje a la «señora de los cuentos» Haydee Arteaga, precursora de la narración oral en Cuba que vive su centenario con energía y vitalidad. «He conocido generaciones de niños que después fueron jóvenes, adolescentes y hoy son médicos, oficiales y abogados, a los que ella formó como buenos ciudadanos, personas decentes. Ella laboró sobre la materia noble de los niños y los convirtió en buenos cubanos», destacó Eusebio Leal al referirse a su presencia, esa tarde, en el Aula Magna.
El volumen XVI, dispuesto mediante criterios editoriales de excelencia, como nos tiene acostumbrados su colectivo, recuerda en sus páginas la amistad fecunda entre Alejo Carpentier y Emilio Roig; la excepcional evolución de la bailarina cubana Irene Rodríguez como directora, maestra y coreógrafa; y al intelectual sevillano Miguel Rodríguez Ferrer de quien se conserva un álbum de autógrafos con escritos, de puño y letra, de Carlos Manuel de Céspedes, José María Heredia y Gestrudis Gómez de Avellaneda, entre otras luminarias de las artes, las ciencias y la política de la Cuba colonial.
Con el pintor Nelson Domínguez comenzó la tradición, seguida hasta hoy, de que un artista cubano conciba una obra expresamente para la portada de la revista. Este número se privilegia con la obra escultórica Vacunao XXI, de José Duverger, quien se considera «un escultor que trabaja la madera a través de la técnica de la talla, y no un tallista que trabaja la escultura».
«Tengo una relación muy entrañable con la Oficina desde hace muchos años. Todo mi mundo está en esta ciudad. Nunca imaginé que mis esculturas estarían en los espacios donde jugué cuando era un niño, como se encuentra la escultura de San Francisco en la Iglesia de Paula. Es como devolverle a la ciudad todo lo que me dio desde la infancia», comentó a Habana Radio el artista, defensor del movimiento y la asimetría. «Me siento muy feliz por este reconocimiento a mi obra porque, aunque no lo hago para eso, ha sido muy reconfortante».
Solo 84 páginas bastan a Opus Habana para lograr que la amemos, igual cantidad de páginas que utilizó Social para convertirse en paradigma de las artes y las letras de la primera mitad del siglo XX. La obra mater de Emilio Roig de Leuchsenring y Conrado Walter Massaguer es la fuente que inspira el trabajo del colectivo que lideran Eusebio Leal Spengler, su director, y Argel Calcines como editor general. Es Social su paradigma y meta cuando se acercan a los 50 números publicados, desde su fundación en 1996.


Impresa en Sevilla, y con una tirada de 3000 ejemplares, Opus Habana tiene el propósito de reflejar el valor que para la cultura cubana tiene la labor que la Oficina del Historiador de la Ciudad lleva a cabo: la gesta de rehabilitación de La Habana Vieja, declarada en 1982 Patrimonio de la Humanidad. Es por eso que cada presentación de la revista es un festejo de las artes y la historia, al que Habana Radio se suma reconociendo la labor de un colectivo, cuyos empeños editoriales, dan continuidad a la labor que en ese mismo sentido desarrolló el doctor Emilio Roig de Leuchsenring.

  Thays Roque Arce
Habana Radio

 

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