Entender que la fotografía no es solo una expresión artística, sino también un documento testimonial que nos permite visualizar el pasado y comprender mejor las costumbres y modos de vida de nuestros antepasados, así como la mentalidad de otras épocas, es uno de los propósitos de la primera edición del recién concluido Coloquio Fuelle, evento organizado por la Fototeca Histórica de la Oficina del Historiador de la Ciudad.

El programa del evento, que sesionó los días 23, 24 y 26 de marzo en la Casa Víctor Hugo, incluyó conferencias; un recorrido por la calle O´Reilly, conocida como la Calle de los Fotógrafos;  la toma de instantáneas desde  el mismo lugar en que fue tomada la primera fotografía en Cuba, así como una exposición con obras de Joaquín Blez, Julio Berenstein y Luis A. del Cueto (Karóll), que estará expuesta durante un mes en el salón de conferencias de la Casa Víctor Hugo.

Durante tres días de intensos debates, historiadores, fotógrafos y especialistas en documentación gráfica, coincidieron en afirmar el valor de la fotografía como reflejo de la sociedad; la necesidad de que existan publicaciones que divulguen las investigaciones existentes en Cuba sobre estas temáticas y la importancia de conservar los fondos fotográficos existentes en instituciones como el Archivo Nacional, la Biblioteca Nacional José Martí o la propia Oficina del Historiador.
El programa del evento incluyó seis conferencias, tres de las cuales indagaron sobre la vida y obra de importantes artistas del lente en Cuba: Joaquín Blez, Julio Berenstein y Luis A. del Cueto (Karóll); las restantes estuvieron dedicadas a analizar la sociedad cubana decimonónica a través de los archivos fotográficos que sobre este período se conservan en instituciones cubanas. Entre estas últimas destaca la titulada Damas, ciervas, efigies y mambisas: Mujeres en la fotografía cubana 1840-1902, de la historiadora Grethel Morell Otero. Resultado de más de cinco años de investigación, la ponente presentó la maqueta digital de su libro homónimo, actualmente en proceso de publicación por Ediciones Boloña, que aborda el tema de las mujeres fotógrafas y fotografiadas en el siglo XIX.  El primer grupo está constituido por seis féminas, cinco blancas nativas y una extranjera —como especifica la autora— quienes tienen gran mérito pues desarrollaron su trabajo como creadoras del lente en medio de una sociedad que concentraba las labores fuera del hogar en manos de los hombres, mientras que las mujeres eran relegadas a las labores domésticas o vinculadas a servicios tenidos como menores.
El  grupo de las fotografiadas es mucho mayor que el primero, «por lo que fue necesario dividir su estudio en sesiones o categorías, cuyos nombres en el libro están inspirados en las forma en la que ellas se dejaban retratar, o lo que quería reflejar el fotógrafo al colocarlas en determinada posición o ataviarles algún aditamento en el vestir o en el escenario que las rodeaba», explica Morell Otero.  Así vemos a las Mambisas en las fotografías de la guerra independentista de 1895, durante la cual «aparecen junto a los hombres en una imagen hegemónica que busca resaltar la figura masculina». Las imágenes sobre mujeres más difundidas en este período fueron las de las abanderadas.
El Coloquio incluyó además la inauguración de una exposición fotográfica que muestra las obras Blez, Berenstein y Karóll, y que se encuentra expuesta durante un mes en la sala de conferencias de la Casa Víctor Hugo.
Pero sin duda alguna, uno de los atractivos principales del evento fue la actividad titulada «Se hizo la luz», que consistió en la toma de una fotografía desde el Palacio de los Capitanes Generales, lugar donde se realizó la primera fotografía en Cuba, hace 176 años, por Pedro Tellez Girón, quien además, introdujo en la Isla el primer daguerrotipo. El encargado de realizar esta acción fue precisamente un descendiente de Tellez Girón: el fotógrafo y grabador Ossain Raggi González.

Redacción Opus Habana

 

Imágenes superiores: Tomas fotográficas desde el Palacio de los Capitanes Generales; la primera es una reconstrucción aproximada de lo que debió aparecer en la primera fotografía tomada en Cuba por Pedro Tellez Girón, según la descripción del Noticioso y Lucero de La Habana del 5 de abril de 1840. La segunda foto fue tomada por Ossain Raggi González, quien aparece junto a la cámara, a la derecha. Al centro de la imagen que aparece sobre estas líneas, Gloria Álvarez, especialista principal de la Fototeca de la Oficina del Historiador de la Ciudad y gestora del coloquio.

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar