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No fue fortuito que este 4 de abril, día de la juventud y el estudiantado cubano, un grupo conformado por los más lozanos trabajadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) se reunieran, a pie de obra, en uno de los proyectos sociales más esperanzados de dicha institución.

 Con el apoyo del filme El ojo del canario, del realizador cubano Fernando Pérez, las aulas de sexto grado, situadas en la segunda y última planta, recrearán el estilo del siglo XIX de esos mismos espacios donde estudió Martí.

No fue fortuito que este 4 de abril, día de la juventud y el estudiantado cubano, un grupo conformado por los más lozanos trabajadores de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana (OHCH) se reunieran, a pie de obra, en uno de los proyectos sociales más esperanzados de dicha institución.
Y es que formar a las nuevas generaciones en un ambiente sano y enriquecerlos con los más honestos valores ha sido siempre prioridad para la Revolución Cubana. En este sentido ha trabajado también la Oficina del Historiador que hoy se propone crear un centro educacional que sea de referencia nacional pero que, sobre todo, deposite en «los pinos nuevos» el más puro pensamiento martiano.
¿Dónde más podría hacerse realidad este sueño sino en el antiguo Colegio de San Pablo, donde nuestro José Martí recibió, admirado, todo cuanto su maestro, Rafael María de Mendive, le enseñó? Justo ahí, en esa antigua pero imponente casa situada en Prado y Ánimas, se trabaja intensamente para abrir sus puertas, como antaño, al conocimiento de las más nobles generaciones: los niños.
En una visita amena, protagonizada por el Doctor Eusebio Leal Spengler; René González, Héroe de la República de Cuba; Perla Rosales, directora adjunta de la OHCH; y demás directivos, el propio Historiador de la Ciudad recordó, con total devoción, el contexto histórico y político donde se forjó Martí dentro de esas mismas paredes que próximamente volverán a escudar el peculiar sonido de lo que él llamó «la esperanza del mundo».
«Este es el espacio, el edificio y el ámbito —apuntó Leal— donde ocurrieron los hechos más importantes de la historia docente para esa generación, sobre todo de la etapa preparatoria (…). Cuando Mendive funda San Pablo lo hace con toda intención. Escoge el nombre, que se desliga en la tradición cristiana de la ortodoxia y abre el mundo cristiano a la nueva visión que el romano y el griego habían creado. Por ejemplo, San Pablo comía carne de puerco, la que no podían comer los judíos ni luego los musulmanes, y les decía cosas muy importantes: lo que pierde al hombre no es lo que viene de afuera sino lo que viene de adentro. Habla de la importancia de las ideas; y Mendive fue un sembrador de ideas y de inquietudes».
Más adelante, el Historiador afirmó: «La casa, por suerte, se conservó. Pero hay un problema que ustedes como generación, como trabajadores todos de distintas artes de la OHCH, deben tener presente y es la integralidad de ver las cosas completas. Si no lo vemos así y nada más vemos lo parcial de todo cuanto hacemos, nunca lograremos profundizar en la verdadera problemática. Cuando eso ocurre, sobreviene el daño peor que el subdesarrollo crea en una generación o en un pueblo que es la pérdida de la memoria histórica (…). Cuando un pueblo pierde la memoria lo ha perdido todo. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que si este edificio se conservó intacto hasta hace no muchos años, fue el colegio de Mendive, aparece en todas las crónicas señaladas y está en las fotos de la época, se haya convertido en lo que yo lo vi? Cuando le dije al administrador del lugar que este era el colegio de Mendive y que donde él estaba parado había estado parado Martí, se quedó sorprendido».
Tras un intenso trabajo de restauración y reconstrucción, las empresas Restaura y Puerto Carenas, con el apoyo de otras direcciones de la OHCH, devolverán a la edificación —casi en su totalidad— los valores arquitectónicos originales que poseía en 1865, cuando Mendive lo arrendó para crear el colegio y vivir con su familia.
«Mendive había sido un hombre interesante; era un hombre muy interesante desde todo punto de vista. Primero era un hombre de la cultura. Sus intereses eran tan amplios que para propio Martí —que estaba ávido de vivir ese tipo de sensaciones y esas experiencias, tales como el piano, la música, los buenos libros con cromos— fue una satisfacción entrar en el colegio, donde al mismo tiempo una parte del edificio lo ocupaba la casa propia de Mendive y de su familia, como era habitual en aquella época. (…) Mendive fue un sembrador de ideas y de inquietudes. Cuando terminaban las clases, los alumnos subían a la casa particular y asistían a los pequeños conciertos, a lecturas de poesía del maestro. Él ejercía una profunda influencia en ellos (…)».
Entre las características constructivas que rescatarán del edificio está su patio interior con multiplicidad de usos y beneficiosos, y las pinturas murales halladas en solo dos de sus habitaciones. De igual manera, y apoyados en el filme El ojo del canario, del realizador cubano Fernando Pérez, las aulas de sexto grado, situadas en la segunda y última planta, recrearán el estilo del siglo XIX de esos mismos espacios donde estudió Martí.
De este modo, no solo constituirá un aula-museo, sino que creará un ambiente atractivo para los estudiantes, a la vez que propiciará su acercamiento al estudio y a los ideales del Apóstol. En este sentido el diseño de la escuela en su totalidad estará basado en los cuentos de La Edad de Oro; y sus pasillos, aulas, espacios docentes y recreativos constituirán a la vez un pasaje por su vida y obra a través de ilustraciones.
Como casi todos los centros educacionales de la localidad y del país, la escuela primaria Rafael María de Mendive contará además con una biblioteca, una mediateca, un local destinado a las artes con la enseñanza de sus instructores y un laboratorio de computación, equipado con un mortero térmico para controlar la temperatura de su interior.
También tendrá un área deportiva de 195 m2 situada en la cubierta de la edificación. Para su aprovechamiento en función del bienestar de los infantes, se tomarán medidas para la prevención de accidentes como la colocación de una superficie antideslizante o impermeable, cerca perimetral de protección, pavimento exterior flexible transitable con resistencia al impacto por caídas, además de la iluminación LED para la realización de actividades deportivas en la noche.
Durante el recorrido Mario Cremata, joven periodista y director de la Editorial Boloña, presidió la entrega de un reconocimiento a los jóvenes militantes de la OHCH quienes recibieron, de manos del Historiador de la Ciudad, su más reciente publicación, Hijo de mi tiempo, la cual fue autografiada para cada uno.
Al finalizar la presentación del proyecto por parte de los especialistas a su cargo, el Héroe de la República de Cuba, René González, expresó: «Yo creo que ustedes tienen un privilegio: trabajan en una entidad única. Desde el punto de vista de las oportunidades, es muy difícil trabajar en un lugar donde puedan sentirse tan realizados profesionalmente. Espero que sea un privilegio que sepan aprovechar bien. Cuando pasen los años y caminen por La Habana Vieja, cada uno de ustedes va a renacer en este lugar (…). A nosotros nos alegra que sea así porque los sacrificios que se han hecho en este país para construir la sociedad que queremos, habrán dado frutos cuando ustedes puedan pararse en este lugar y digan: yo fui parte de esto (…). Los felicitamos por trabajar con Eusebio Leal y ser jóvenes cubanos de estos tiempos».
La obra es un sueño grande que, poco a poco, se va acercando a la realidad. Era necesario rescatar la historia de ese lugar que sufrió diversas modificaciones utilitarias y constructivas, y aprovecharlo en función de la formación de las nuevas generaciones. La inspiración para los niños habaneros de estudiar en el mismo colegio que una vez formó a José Martí, será una fuente de inspiración, porque como nos enseñó el Maestro tenemos que tener «fe en el mejoramiento humano».

María Karla Villar Mora
Tomado de Habana Radio

En primer plano, el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, junto a René González, Héroe de la República de Cuba (a su derecha) y de Perla Rosales, directora de la OHCH (a su izquierda), y otros directivos de la institución, durante el recorrido por la escuela primaria Rafael María de Mendive.