A continuación, reproducimos las palabras pronunciadas por Thomas Neisinger, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de le República Federal de Alemania en Cuba durante la ceremonia de entrega de la Cruz Federal al Mérito de la República Federal de Alemania en la Categoría de Comendador al Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, celebrada el 17 de noviembre en el Palacio del Segundo Cabo.

Repercusiones en la prensa de esta noticia:
Alemania condecora a Eusebio Leal con la Gran Cruz Federal al Mérito
Condecorado Eusebio Leal con Cruz Federal al Mérito de Alemania
La cultura como creación suprema del hombre

 Nos reunimos hoy aquí, a pocas horas de un nuevo cumpleaños de la ciudad de La Habana, para honrar a uno de los más ilustres hombres que ha salido del seno habanero. Otro grande cubano ya dijo que honrar, honra. Probablemente por eso sea mayor el honor que recibimos nosotros al honrar a don Eusebio Leal Spengler, que el que pueda recibir él de nosotros.
Estamos hoy ante un ser que ha demostrado con creces que se puede ser idealista y estar anclado a la vez en la realidad. Llegado a este punto se podría empezar a describir los esfuerzos quijotescos y enumerar los molinos de viento que don Eusebio ha tenido ante sí durante los últimos 50 años. Pero no vale la pena.
No lo vale porque a estas alturas todas las angustias y dolores, cualquier insuficiencia o incomprensión se vuelven nada ante los resultados alcanzados por una vida entregada al trabajo y al amor. Enumerar aquí y ahora todos los logros obtenidos por don Eusebio convertiría estas palabras en interminables, e incluso aburridas: ¿quién no conoce la labor de este hombre por salvar para el futuro de Cuba y del mundo ese pedazo de La Habana que llamamos vieja? Hace solo unas horas hemos visto la inauguración de una decena de obras relacionadas con ese gran amor de don Eusebio. Tan solo esa labor bastaría para dejar inscrito su nombre en bronce o mármol – a lo mejor aquí mismo, en el Centro para la interpretación de las relaciones culturales entre Cuba y Europa.
Hay que mencionar también su actividad intelectual, la cual, entre otras cosas, ha servido también para rescatar importantes documentos de la historia de Cuba. Pero también para influir en la esfera pública, para involucrarse en los temas que considera de suma importancia para el país, para crear conciencia, valiéndose de su cultura enciclopédica y apoyándose en su verbo fuerte, atractivo, muchos dicen que seductor. Puede ser, pero yo creo que la intención de don Eusebio es sumar el corazón a los esfuerzos del intelecto por crear una sociedad mejor. Quien escucha a Eusebio Leal Spengler se convierte necesariamente en una persona mejor, por lo menos en una pizca mejor. ¿Puede haber una mejor definición de magisterio?
Para Alemania don Eusebio ha sido siempre un interlocutor ejemplar, siempre con las puertas abiertas para recibir visitas y conversar con cualquier persona interesada en Cuba y en La Habana; por eso grandes personalidades de la política alemana han tenido la oportunidad de intercambiar con él; son centenares de miles los alemanes que viajan a Cuba cada año y tienen la oportunidad de admirar lo hecho en la Habana Vieja, que ya cuenta con un Plan Especial de Desarrollo Integral hasta el 2030, reflejo del pensamiento de su historiador mayor. Don Eusebio es un firme partidario de la existencia de una institución cultural alemana al más alto nivel en Cuba; apoyó, desde la gestación de la idea hasta su materialización, la creación de la Casa Humboldt, la cual, en vista de la proximidad del 250 aniversario del natalicio del gran sabio alemán, deberá adquirir nuevas dimensiones. Las relaciones culturales entre Alemania y Cuba han sido siempre ejemplarmente atendidas por él, ya sea mediante la puesta a disposición de localidades o la facilitación de permisos, y asumiendo incluso el patrocinio ocasionalmente.
Los germanistas cubanos aún recuerdan su discurso inaugural del congreso de germanistas latinoamericanos celebrado en La Habana en 2006, donde disertó con esa manera tan suya acerca de las relaciones culturales e históricas entre Alemania y Cuba. Siempre ha sabido ser un interlocutor serio, confiable, lleno de amabilidad y de deseos de ayudar, abierto a nuevas ideas y proyectos, interesado por todo lo que pueda contribuir a hacer más feliz la vida de los cubanos.
Es en tal concepto que cabe definir a Eusebio Leal Spengler como un patriota en el más puro y noble sentido de la palabra: en el de abogar siempre por los intereses nacionales sin hacerlo a costa de los intereses ajenos. El gran cubano que ya mencioné al comienzo de estas palabras definió para Cuba el principio de una manera insuperable. Lo cito: «Injértese en nuestra república el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas». Eusebio Leal Spengler es un martiano de corazón y en ese sentido La Habana Vieja puede ser vista como un gran monumento a José Martí.
No voy a hablar aquí del gran respeto que le profesa el mundo a Eusebio Leal, que ha quedado reflejado en innumerables distinciones llegadas de y concedidas en todas partes. No quiero abrumar a don Eusebio ni a ustedes con otras enumeraciones. Pero sí quisiera dejar sentado aquí algo de manera inequívoca. Desde la fe cristiana que compartimos don Eusebio y yo, deseo expresar mi convicción de que la existencia de Don Eusebio Leal Spengler prueba de alguna manera la existencia de Dios.
No pretendo en absoluto entrar en disquisiciones teológicas para las que no soy apto, menos aún en presencia de tan ilustres representantes de la Iglesia Católica. Pero trataré de explicar lo que para mí, en cierto sentido, es un misterio encarnado e irradiando luz.
Eusebio es palabra griega que significa piadoso. La persona que hoy nos llenamos de honor en honrar es un ser piadoso en todo sentido: le sobra humildad para saberse pequeño ante Dios, pero sabe que la mejor manera de ser grande ante Él es hacer el bien por los demás. La vida de Eusebio Leal Spengler es un ejemplo de servicio a Dios a través del servicio a eso que en el hombre llamamos humanidad.
¿Y quién duda de la lealtad de Eusebio LEAL? Lealtad a su patria, lealtad a sus convicciones, lealtad a sus colegas. Don Eusebio habría podido tener una vida cómoda y sin muchas preocupaciones en cualquier lugar. Pero eligió el sacrificio por una obra, por un deber, eligió la entrega de su vida a cosas que consideró más grandes que cualquier ser humano y sin pedir nada a cambio, porque ya sabemos que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Por último, me gusta pensar que la laboriosidad, la constancia, la voluntad férrea, la capacidad de hacerse valer, cualidades todas que distinguen a nuestro homenajeado y a las que los alemanes damos mucha importancia, le llegaron a Eusebio Leal a través de la leche materna. La sonoridad alemana de ese apellido Spengler hace que los alemanes sintamos a don Eusebio un poco nuestro también. A fin de cuentas ya Eusebio Leal Spengler ha traspasado las fronteras de lo nacional para convertirse, al igual que esa Habana Vieja por la que tanto ha luchado y sin dudas seguirá luchando, en Patrimonio de la Humanidad.
Es un honor para mí, un verdadero privilegio, poder hacer entrega a Usted en mis manos de la Cruz Federal al Mérito de la República Federal de Alemania en la categoría de Comendador.

 Thomas Neisinger
Embajador Extraordinario
y Plenipotenciario de la
República Federal de Alemania en Cuba

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