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La Compañía Irene Rodríguez ya tiene su propia sede en la llamada «Casa Rosada», el edificio que se construyó en 1923 para el Automóvil y Aéreo Club de Cuba (Malecón No. 255 entre Galiano y Blanco) y donde luego radicó el Instituto Cultural-Español desde 1948 hasta 1958. Ahora esta reconocida bailarina y coreógrafa ha fundado aquí los Talleres de Formación Profesional y Vocacional de las Danzas Españolas, una idea que tuvo desde que inició su compañía.

  «Gracias a la ayuda de la Oficina del Historiador de la Ciudad y en especial del Dr. Eusebio Leal Spengler, hoy contamos con el privilegio de tener nuestro propio espacio» expresó Rodríguez

La Compañía Irene Rodríguez ya tiene su propia sede en la llamada «Casa Rosada», el edificio que se construyó en 1923 para sede del Automóvil y Aéreo Club de Cuba (Malecón No. 255 entre Galiano y Blanco) y donde luego radicó el Instituto Cultural-Español desde 1948 hasta 1958. Ahora esta reconocida bailarina y coreógrafa ha fundado aquí los Talleres de Formación Profesional y Vocacional de las Danzas Españolas, una idea que tuvo desde que inició su compañía. Por añadidura, la Escuela de Flamenco de Andalucía (EFA) acaba de designarla representante en Cuba para la promoción del flamenco como expresión incluida por la UNESCO en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

«Gracias a la ayuda de la Oficina del Historiador de la Ciudad y en especial del Dr. Eusebio Leal Spengler, hoy contamos con el privilegio de tener nuestro propio espacio, lo que indiscutiblemente posibilitó la apertura de nuestro Taller Vocacional, coexistiendo de manera armoniosa con el Taller Profesional ya existente desde 2013», expresó Rodríguez en comunicado de prensa para anunciar el espectáculo «Danzar de generaciones» en la sala Covarrubias del Teatro Nacional.

La Danza española es el producto de la conjugación de cuatro estilos que prevalecen hasta nuestros días: Danza folclórica o regional, Escuela bolera, Danza estilizada española y Flamenco. Además de impartir estos estilos básicos a los estudiantes, también se le otorga un papel primordial a la enseñanza de la Danza clásica (Ballet).

En el caso del Taller vocacional, el mínimo de edad exigido son cinco años y «están enfocados en aquellos que realmente tienen interés por acercarse desde temprana edad al aprendizaje y la interpretación de este género», apunta Irene. Ellos reciben dos horas de clases por semana, básicamente de flamenco. En cuanto al Taller Profesional, se divide en dos niveles: elemental y medio que comprenden los rangos etáreos de 9 a 14 años y de 15 a 18 años, respectivamente. Para ingresar sí se requiere pasar exámenes en los que se valoran requisitos físicos y ortopédicos, además de las aptitudes musicales y artísticas en general.

Los niños y adolescentes del nivel medio reciben de 15 a 30 horas semanales de clase y, cuando arriban al tercer año, pasan a formar parte de la Compañía Irene Rodríguez, por lo que el Taller Profesional constituye la cantera de la agrupación. La buena nueva es que, al ser representante en Cuba de la Escuela de Flamenco de Andalucía, sus exámenes de graduación serán revisados y avalados con la participación de expertos españoles y de otros países.

VERANOS FLAMENCOS
En la actualidad, la Casa Rosada ya cuenta con una matrícula que ronda los 400 estudiantes, quienes son enseñados por maestros que forman parte del elenco de la propia Compañía. Este poder de convocatoria es el resultado de una sostenida  labor pedagógica que Irene Rodríguez ha desplegado, a la par de su más que reconocido desempeño como bailarina y coreógrafa a nivel internacional. Desde 2013, de manera ininterrumpida, ella ha ido demostrando en la práctica los aciertos de una metodología propia dentro de lo que podría caracterizarse como Educación Patrimonial de la Danza. En ese sentido, han sido decisivos sus talleres de verano para niños y adolescentes del proyecto Rutas y Andares para Descubrir en Familia, que cada año realiza la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Al combinar novedosos recursos didácticos con las técnicas propias de la enseñanza profesional, esos talleres no solo se proponen la sensibilización de niños y adolescentes con el patrimonio danzario tradicional, sino que son capaces de estimularles el deseo por la interpretación. Un ejemplo es el taller dedicado a la técnica del abanico, donde las niñas aprenden a cómo colocar y manipular correctamente este aditamento tan hermoso y típico del virtuosismo femenino en las danzas españolas.

«Empezamos explicándoles que estas danzas son el resultado de la mezcla de culturas muy diversas. Así, cuando me refiero específicamente al flamenco, les digo que tiene de gitano, andaluz, árabe... Esto para mí es primordial, porque es necesario tener en cuenta que el mundo en que vivimos es hoy esencialmente intercultural», subraya Irene, quien no ha dejado nunca de dar clases vocacionales a los más pequeños.

Uno de los grandes aciertos de su ingente labor pedagógica ha sido tener en cuenta que la enseñanza-aprendizaje de la danza trasciende el ámbito exclusivamente docente para proyectarse en la sociedad cubana de hoy. «Para lograr nuestros sueños hemos tenido que observar, aprender y adaptar la actuación a la realidad. Hoy ya contamos con una sede propia, pero antes teníamos que adecuarnos a los espacios que muchas personas generosas nos facilitaron», explica. «Entre esas personas que más he querido en vida está Blanca María Fernández, Blanquita para todos, sin cuyo apoyo hubiera sido imposible lo que tenemos hoy. Por eso, ahora que ya no está, quiero dedicarle la presentación “Danzar de generaciones”».

En 2017 la Compañía Irene Rodríguez celebró su quinto aniversario con el estreno mundial de la obra «Amaranto» en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. De manos de la prima ballerina assoluta, Irene recibió en 2012 el Premio del Certamen Iberoamericano de Coreografía Alicia Alonso CIC 2012 con la pieza «El crimen fue en Granada». Inspirada en el poema homónimo de Antonio Machado sobre la muerte de Federico García Lorca, esta puesta en escena significó el despegue de la agrupación. Hoy participa en los más importantes festivales de danza y teatros de Estados Unidos.

 Argel Calcines
Editor general de Opus Habana

   

 La compañía Irene Rodríguez y sus Talleres de Formación Profesional y Vocacional de las Danzas Españolas tienen su sede en la llamada «Casa Rosada», el edificio que se construyó en 1923 para el Automóvil y Aéreo Club de Cuba (Malecón No. 255 entre Galiano y Blanco) y donde luego radicó el Instituto Cultural-Español desde 1948 hasta 1958. En 2108, la Escuela de Flamenco de Andalucía (EFA) designó a esta compañía cubana para representarla en la promoción del flamenco como expresión incluida por la UNESCO en la lista del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.