El Taller Científico de Antropología Social y Cultural Afroamericana, celebrado anualmente en el Museo Casa de África hace 25 años, es un espacio donde confluyen celebración popular y profundidad investigativa. En la edición recién terminada fueron generados resultados que han motivado el debate. Las ponencias presentadas en eventos como este, no solo son una muestra del ejercicio intelectual cubano en temas de antropología afroamericana, sino un material que nos ayuda a conocer antecedentes históricos para valorar el presente.

La cultura y la identidad cubanas son términos comúnmente empleados y defendidos, tal vez porque la brújula de los pueblos esté en reconocer y reafirmar su raíz. Es por ello que eventos científicos, actividades culturales y populares, celebrados a menudo en un museo, en una plaza o en una calle de este país, representan encuentros oportunos y necesarios para reavivar nuestra cultura.
El Taller Científico de Antropología Social y Cultural Afroamericana, celebrado anualmente en el Museo Casa de África hace 25 años, es uno de esos espacios donde confluyen celebración popular y profundidad investigativa. El evento es, sin dudas, una plaza para tratar el tema de la cultura cubana y el legado africano que en ella perdura, desde diferentes perspectivas.
Las investigaciones abordaron, en la edición recién terminada, la relación entre el racismo y la violencia de género, el judaísmo en África Subsahariana, el comercio de esclavos en Mozambique y su relación con Cuba, la inmigración cubana, el trabajo investigativo de figuras como Walterio Carbonell, Rolando Crespo, Ramiro Guerra y Fernando Ortiz, la resistencia cultural, el sincretismo, la transculturación, los estudios decoloniales, entre otros.
Como es costumbre estos temas incitan y complejizan los debates, aguijonean las pre-concepciones sociales, históricas y económicas al tiempo que plantean nuevos puntos de vista. Pero es de suponer que los debates fueron aún más controversiales, pues la investigación histórica no puede dar la espalda a los acontecimientos sociales actuales.
La expansión de la Covid-19  y su indeterminable partida desafían el orden y las rutinas habituales de las personas, también dejan su huella en los sistemas económicos, políticos y sociales de las diferentes regiones. Y aunque aún no se mencione con suficiente hincapié, hay un factor importante que está siendo trastocado por la pandemia: la cultura.
La cultura como factor y móvil de las sociedades se ve igualmente afectada ante acontecimientos que arañan los cimientos sociales. Es con sus códigos que las personas expresan las secuelas y consecuencias de las crisis. Entonces, ¿en qué medida está sacudiendo el paisaje actual a las culturas mundiales? Para ser más específicos, ¿en qué medida las culturas cubana y africana están siendo laceradas por la propagación del coronavirus?
Los cultos religiosos, el estado de alarma, la responsabilidad ciudadana y sanitaria, las posibilidades de estabilidad o supervivencia, el acceso a servicios humanos básicos, la fe, son algunos de los indicadores que podemos perseguir a la hora de valorar la relación pandemia-cultura a nivel mundial, y específicamente en Cuba y África. Un panorama diferente, una forma otra de rendir tributo o pedir misericordia a los ancestros se devela si vemos con anteojos culturales la película tremendamente real e inmediata de la epidemia.
También, es necesario mirar África con esos anteojos. Analizar a fondo qué sucede en el continente más saqueado del mundo, puede devolvernos su contexto actual, un conocimiento urgente y útil para desmantelar concepciones arcaicas y comparar el África que nos legó cultura, religiones, sonidos, rasgos fisonómicos… en siglos precedentes, con el África de hoy.
Las investigaciones presentadas en eventos como este, no solo son una muestra del ejercicio intelectual cubano en temas de antropología afroamericana, sino un material que nos ayuda a conocer antecedentes históricos para valorar el presente. Aún urge una revisión del África que reavivamos con nuestras tradiciones. El estado de transmisión cultural ha cambiado. Eso es real. ¿Son nuestras relaciones genéticas, religiosas e históricas igual de constantes? ¿El cubano acogido a alguna expresión religiosa afrodescendiente y el africano de hoy alaban a los mismos dioses? ¿Cuáles son las nuevas conexiones?
Dudas saldadas y otras que emergen. Algo normal y necesario en este tipo de eventos al que siempre es bueno asistir. Provechoso sería materializar muchos de los resultados investigativos, llevar la teoría a la práctica para así hacerla un bien común.
Por todos lados vemos, escuchamos mensajes de alerta pidiendo a los seres humanos cuidado, responsabilidad, lejanía del virus y sus consecuencias. El hombre puede cuidarse o no, pueden pararse los centros de trabajos, las instituciones gubernamentales e incluso las religiosas, pero la cultura jamás podrá estar en cuarentena. Está ahí, a la intemperie, y por tanto es un catalizador fiable del estado en que han quedado conciencia, saber, interés, perspectiva, empatía y fe tras la expansión del coronavirus.
He ahí la importancia de que, cumpliendo todas las medidas higiénico-sanitarias y acogiéndose a la modalidad semipresencial, se celebrara el Taller de Antropología Social y Cultural Afroamericana en el Museo Casa de África.
Después de inquietar los pensamientos, el Museo facilita la consulta de todos estos trabajos a través de un CD, mantiene sus puertas abiertas y convoca a su próxima edición.

Escrito por la estudiante de Periodismo Lixandra Díaz Portuondo

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