Dedicamos la edición no. 54 de las Memorias de la Ciudad a El Sincopado Habanero, a tempo con su último número, reseñamos desde la portada nuestro tributo por la excepcionalidad de esta revista habanera.

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Entre los tantos divertimentos que tiene el cubano hay un motivo que singulariza nuestras expresiones, se trata de la música y la musicalización de nuestra sociedad desde sus épocas más tempranas. Esa predilección por la música ha devenido en parte importante de nuestro patrimonio cultural en tanto que su evolución y presencia en los múltiples escenarios (políticos, sociales, culturales) y contextos (urbano y rural) estructuran un conjunto que en buena medida representa el pensamiento cubano en toda su amplitud. Porque en la música cubana y sus protagonistas (sin limitarnos a nuestra geografía), se consolida ese «acento» que Carpentier categoriza como «nuestro aporte universal».

Con respecto a la revalorización integral de nuestro patrimonio sonoro y los valores que invariablemente se le sumarán en el futuro, debemos citar aquí el ejemplo meritorio que representa para las publicaciones cubanas contemporáneas la revista El Sincopado Habanero (2016). En sus seis años y veinte números hasta el momento, el Sincopado, en justa correspondencia con su nombre (mejor seleccionado imposible) sintoniza legado y presencia como bien reseñado su directora la Dra. Miriam Escudero. Su diseño trae la impronta de las mejores revistas cubanas de inicios del siglo XX, en portada, la obra que se concibe para cada edición le ofrece ese carácter único y singular que dialoga con el índice. Iniciando el contenido con la capitular de fina factura y elegante forma, la revista se despliega con solidez y alcanza otros vuelos que pautan la comunicación de la música en su concepción más desarrollada, moviéndose entre lo culto y lo popular, del piano al tambor, integrando las sonoridades más pretéritas con las notas más actuales que tienen lugar en el Centro Histórico habanero como escenario principal. Pero su valor, radica en la resonancia que irradia desde la Habana Vieja, vista como eje fundacional y de referencia de la gestión integral del patrimonio cultural, no sería menos decir que todos los sonidos de la ciudad antigua están en buena medida presentes en las páginas de El Sincopado Habanero y cuando se lee, parece que se está en presencia de la partitura que por obra y gracia de sus protagonistas se escribe con los acordes del alma.

En este número hemos recurrido a la colaboración del historiador cardenense Ernesto Aramís Álvarez Blanco con un fragmento inédito de su obra Historia de Cárdenas, en proceso de edición, particularmente reveladora en su contenido. Nuestro espacio fotográfico se complace en presentar al reconocido artista Néstor Martí Delgado, uno de nuestros colaboradores más cercanos. Por último y no menos importante agradecemos las atenciones del Dr. Argel Calcines, editor general de la revista Opus Habana.

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