«Mar y Pesca fue como marcando, sin proponérselo, el itinerario de la restauración del Centro Histórico».
«Porque la importancia de Mar y Pesca está a mi juicio en haber logrado abordar el tema del mar desde el punto de vista histórico, arqueológico artístico, cultural. Todo ha sido enfocado por la revista y en ese caso es  para mí, una publicación única. Fiel a su vocación, centrada en su objetivo, cumpliendo la tarea de darle a su público una enriquecedora visión del desarrollo de Cuba en relación con el mar».

Eusebio Leal 
 
Para sumergirse en un diálogo con Eusebio Leal, Historiador de la Ciudad de La Habana, hay que estar preparado. Y no me refiero al conocimiento previo de los temas a abordar, algo que cualquier reportero que respete su profesión hace invariablemente. Hay que estar listo para asimilar imágenes, vivencias y no pocas sorpresas, que el verbo elocuente de una de las  personalidades más atrayentes y reconocidas de la cultura cubana actual, desgrana de una forma tan natural que convierte el trabajo del periodista, una vez más, en un placer.

Es inevitable, caminar por La Habana sin evocar necesariamente, al mar. Cada día el panorama de la bahía queda más abierto al disfrute de la población que, diríamos, está casi descubriendo un nuevo paisaje a sus pies. En la concepción o plan maestro de la recuperación y restauración del patrimonio material y cultural de la Habana Vieja. ¿Qué lugar ocupan el entorno marino, las aguas de la bahía, su Malecón y el escenario del puerto en general?

Yo diría que es esencial. Cuando hablamos de La Habana, siempre decimos que ha sido fundada y edificada junto al puerto de Carenas que se va a convertir en el puerto de La Habana y que va a tener una gran trascendencia por la escala de las naves de Indias, y después de la libertad de comercio a partir de 1817, con los puertos de todo el mundo. Pero es, al mismo tiempo, la relación que tiene toda la gente, no solamente de la ciudad  sino de la Isla, por su propia naturaleza, con el mar. Es algo inseparable.
  
 
Cuando uno pasa por la noche o a la caída de la tarde por el Malecón, miles de personas están en ese diálogo con el mar. Del mar hemos esperado siempre todo: lo bueno y lo malo. Del mar esperamos la tempestad y la bonanza, un maravilloso amanecer y el ocaso. Entonces, dentro del plan de restauración del Centro Histórico ha jugado un papel muy importante no solamente el planeamiento de qué va a pasar mas allá de la refinería de petróleo que heredamos, más allá de todo lo que se construyó cuando el puerto tenía una función exclusivamente comercial.
Hoy la dimensión inmediata futura es otra, el diálogo va a ser diferente, más primigenio, va a tener más que ver con sus antecedentes lejanos.  Eso ya es una realidad. Se ha trabajado mucho en el proyecto Puerto Viejo, en el cual el General Choi ha tenido un papel muy importante como aglutinador de todos los elementos que se han incorporado al mismo.
La Oficina del Historiador está en eso desde el primer día a partir de la decisión del General Presidente Raúl Castro de entregarnos una serie de construcciones en torno al puerto. Esto significa la responsabilidad de reconstruir los muelles como se ha hecho con el de San José, inmediatamente después con el muelle de la madera y el tabaco y casi a continuación se ha comenzado el enlace con la primera Marina. Como ve, el trabajo se acelera.
 
Hace dos años, con el fin de escribir un artículo para la revista Mar y Pesca sobre las huellas del mar en las piedras de La Habana Vieja, los compañeros del Gabinete de Arqueología nos dieron una utilísima información que nos permitió mostrar a nuestros lectores  la riqueza de rocas conchíferas, como usted las llama en uno de sus escritos, formadas por fósiles y corales que constituyeron, en última instancia, el cuerpo de nuestra arquitectura. ¿Se incorporaría, si es que no se ha hecho, una descripción de esa riqueza fósil en los itinerarios de Andar la Habana? En definitiva, fueron las primeras…
    
Yo lo hago siempre. Es lo que llamo La Habana Invisible o menos perceptible o más misteriosa. Cuando se estudian las columnas de la Catedral de La Habana, o la fachada de la Basílica de San Francisco, hay toda una historia de la creación del mundo, una historia de la Tierra en las paredes de esos edificios, que como se realizaron en este caso específico sin ser recubiertos, el brillo de esos corales y madréporas, de las conchas cortadas a veces por el cantero, se ven…y otras sorpresas como dientes enormes de tiburón, caracoles enteros, fósiles.

Es increíble. En las columnas del Templete que miran hacia el Castillo de la Fuerza, puede darse una clase de sistemática sobre moluscos.

Sí, es enorme la riqueza. Semeja mucho a la piedra de Cádiz, la de Cartagena de Indias, lo cual quiere decir que a través del mar y sus recuerdos tenemos también una relación con otras ciudades del Patrimonio Mundial.
  
 
Revisando algunos materiales, supimos que cierta vez, ante las tribulaciones a veces aparentemente insalvables, que  usted ha tenido que enfrentar para llevar adelante esta obra, Raúl Roa García le contestó: «Esta obra no se perderá como Afrodita, en las olas del mar». Hoy, al cabo de todos estos años de trabajo, ¿Qué opinión le merece aquella sentencia de Raúl Roa?

La más maravillosa. No puedo contarle a usted por qué circunstancias fui a él y de qué manera hizo cumplir el designio que sus palabras contenían. «No será como Afrodita, que nació de la espuma del mar y en ella se perdió», me dijo. Dicen que todos los años en Venecia, —que es una ciudad del mar, desde que dejó de ser una aldea de pescadores  sobre un conjunto de pequeñas islas en la laguna en el Mar Adriático—, salía al mar el buque del Dogo, que era el gobernante electo de la república marinera. Entonces el Dogo se quitaba el anillo y lo lanzaba a las aguas como un símbolo del matrimonio entre Venecia  y el mar. Yo podría decir lo mismo de La Habana. La Habana sin el mar, no sería.

La revista Mar y Pesca, en sus 45 años de vida, solo ha conocido domicilios en La Habana Vieja: Cuba y Chacón, Baratillo (donde se ubica hoy el Hotel Santa Isabel), San Ignacio (en la acera de los pares, actualmente Hotel Raquel) y finalmente en la acera de los nones. Por antigüedad y vocación, nos sentimos comprometidos y beneficiarios de esta magna obra colectiva a la cual quisiéramos contribuir todo lo que nos sea posible. Sabemos que usted conoce nuestra revista y en más de una ocasión ha comentado sobre ella para nuestras páginas. ¿Qué deberíamos hacer, Leal, en interés de hacer más efectiva nuestra participación en esta obra común?

Primero, quedarse allí donde están ahora. Siempre he defendido mucho ese edificio como una sede digna para Mar y Pesca.
Segundo, llegué a concebir la idea de que al lado, entre la revista y la escuela, en ese enorme espacio de una imprenta que ya no es, se desplegase una exposición permanente de lo que ha sido la revista. Porque la importancia de Mar y Pesca está a mi juicio en haber logrado abordar el tema del mar desde el punto de vista histórico, arqueológico artístico, cultural. Todo ha sido enfocado por la revista y en ese caso es  para mí, una publicación única. Fiel a su vocación, centrada en su objetivo, cumpliendo la tarea de darle a su público una enriquecedora visión del desarrollo de Cuba en relación con el mar.
La primera ayuda que yo tuve de un ente editorial para llevar adelante nuestro trabajo en el Centro Histórico fue de la revista Mar y Pesca. Un día me presenté allí y me encontré con un compañero llamado Fabián (Delgado) el cual con una generosidad muy grande me dijo está bien, adelante. Y salieron los primeros artículos en Mar y Pesca sobre la Habana Vieja.  En este sentido guardo gratitud a varios órganos de prensa impresa o radial. En el caso de la radio, siempre he evocado mi relación especial con nuestro querido amigo Orlando Castellanos a través del programa que él creó y el nombre que el le dio en Radio Habana Cuba: Andar la Habana. También con Ángel Augier, recientemente fallecido, quien publicó el primer artículo en el periódico Granma con el nombre de Pieza de Museo, narrando la restauración de Palacio de los Capitanes Generales, en 1969. También le debo a otro periodista, Enrique González Manet quien escribió por primera vez en la revista de la UNESCO sobre el trabajo en el Centro Histórico. Le debo mucho a Baltazar Enero en la revista Cuba, quién publicó un trabajo sobre nuestra restauración. Y le debo a Fabián Delgado, el primer trabajo publicado en una revista, en Mar y Pesca.
  
 
Entonces, para mí Mar y Pesca es lo más próximo por ese itinerario que usted ha mencionado, porque fue como marcando, sin proponérselo, el itinerario de la restauración. Salió de Santa Isabel que se convirtió en el más precioso hotel que una vez fue, fueron al Raquel y años después,  me recuerdo la generosidad del Ministerio de la Industria Alimenticia al entregármelo y la generosidad particular de  (Humberto M) Cabeza, que estaba allí al frente de una entidad de publicidad de ese ministerio y a pesar de que significaba para ellos un sacrificio dejar un lugar hermoso hoy es el hotel Raquel y finalmente el edificio que es la sede actual de Mar y Pesca que constituye  un detalle de la arquitectura  art decó en el corazón de la Habana Vieja.
Y siempre estoy preocupado porque el reloj que está en la fachada vuelva a funcionar y a dar la hora… como la da la revista Mar y Pesca.
 
Orestes González Caballero
subdirector de la revista Mar y Pesca.

Comentarios   

Alexis C. Méndez González
0 #1 Alexis C. Méndez González 02-07-2010 23:43
Siempre fui asidua lectora de MyP y coincido con Leal en sus apreciaciones. FELICIDADES a MyP desde Barcelona
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