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La Gran Logia Masónica de Cuba celebró este 5 de diciembre el aniversario 158 de su fundación, con una sesión conmemorativa que contó, como eje central, con una conferencia de quien es considerado por los masones un asidero de la organización y sus miembros, el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana. En su discurso, el también director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, resaltó la gloriosa historia de la masonería en Cuba, y cómo esta institución representa lo más puro de la personalidad de un hombre y la sociedad en la que se inserta.

Los miembros de la Gran Logia, representados por el I.H. Lázaro Faustino Cuesta, entregaron a Leal Spengler un Reconocimiento por su incuestionable apoyo a la masonería cubana, una «constancia del profundo agradecimiento, cariño, respeto y amor fraternal», expresó el Presidente de la Comisión de Actos Masónicos, el Hermano Renato César Torres.

La Gran Logia Masónica de Cuba celebró este 5 de diciembre el aniversario 158 de su fundación, con una sesión conmemorativa que contó, como eje central, con una conferencia de quien es considerado por los masones un asidero de la organización y sus miembros, el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana.
En su discurso, el director de la Red de Oficinas del Historiador y el Conservador de las Ciudades Patrimoniales de Cuba, el doctor Eusebio Leal Spengler, resaltó la gloriosa historia de la masonería en Cuba, y cómo esta institución representa lo más puro de la personalidad de un hombre y la sociedad en la que se inserta. Momento en que recordó a «los que siendo laicos u hermanos, creyentes o no, lucharon por la independencia de Cuba y se consagraron a servirla», como el ilustre Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes.


Con respecto al futuro que representan los miembros de la masonería para la formación madre, comentó que «la esperanza mayor, es que nuestra juventud masónica transmita de generación en generación lo que no debe ser considerado como un misterio, ni siquiera como un secreto; sino como un legado, una herencia, un patrimonio que ha dejado de ser de una casa, de un hombre, de una organización, de un grupo de mujeres, para ser parte del patrimonio de la nación cubana.
»Y en esa excelencia y búsqueda de la honradez, en esa perpetua necesidad de servicio, están fundadas las logias de Cuba. Es el sentimiento y el espíritu general de la masonería, comprendida en sus dos dimensiones: la masonería simbólica y la masonería filosófica. ¿Cuál es esa filosofía, en qué se funda,  cuáles son los principios y los símbolos, y qué lectura podemos hacer de cada uno de ellos? Este es precisamente nuestro desafío: enfrentar el mundo leyendo sus códigos. Lograr tener una conciencia limpia y abierta a la comprensión, diría ecuménica, de todos los individuos.
»La logia y la masonería no le piden a nadie la renuncia a aquello en que cree, o aquella doctrina política que profesa, le piden, eso sí, el respeto al orden que la logia ha creado a lo largo de siglos como un distintivo de su grandeza».
El acto estuvo presidido por el Muy Respetable Gran Maestro Ilustre Hermano (I.H.), Lázaro Faustino Cuesta Valdés; le acompañaron miembros de su Gabinete, José Ramón Viña Alonso, Gran Comendador del Supremo Concejo, del grado 33 de la República de Cuba; de la Asociación de Veteranos Masones y de la Orden Hijas de la Acacia.


El también Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cuba aprovechó la oportunidad para llamar a la esencia de la labor de los miembros de la asociación:
«Nuestro servicio es hoy, y ese servicio de fraternidad, de amor y concordia, de decencia personal que caracteriza a la organización, y que establece sobre la condición de humana, que es la base de toda filiación, la base y garantía de toda lealtad, de cualquier individuo, a una fe religiosa, a una concepción fraternal, o a una idea del mundo, cualquiera que esta sea, es lo más importante».
Tras finalizar su alocución, los miembros de la Gran Logia, representados por el I.H. Lázaro Faustino Cuesta, entregaron a Leal Spengler un Reconocimiento por su incuestionable apoyo a la masonería cubana, una «constancia del profundo agradecimiento, cariño, respeto y amor fraternal», expresó el Presidente de la Comisión de Actos Masónicos, el Hermano Renato César Torres.


«Usted Eusebio, no es un invitado más. Su presencia aquí responde a una deuda que la masonería cubana tiene con un hombre, que desde el silencio inherente a la verdadera caridad, tendió su mano, su intelecto y su comprometida acción a  los masones cubanos. Y esa mano nunca soltó la nuestra, estando presente en el apoyo a nuestro Asilo Nacional Masónico, a nuestra Gran Logia, siempre que hizo falta y sin necesidad de ser llamado. Esto lo hizo con la modestia, el silencio y la sinceridad de la que todos somos testigos», dijo visiblemente emocionado el H. Renato César Torres.


Ante tal gesto, el Historiador de la Ciudad de La Habana recordó a su predecesor, el fundador de la Oficina que hoy dirige, el Doctor Emilio Roig de Leuchsenring, «uno de los pocos laicos que a quien fuera concedida por sus méritos la Medalla de Oro de la Masonería Cubana. Recuerdo además a los grandes maestros masones que le acompañaron a lo largo de su vida, que estaban junto a él en los tiempos más difíciles de la historia de Cuba y que supieron transmitirle todo el sentimiento de amor y gratitud hacia la institución masónica cubana».
Estuvieron presentes en la celebración, además, ilustres invitados de potencias procedentes de Alemania, Estados Unidos, Francia, así como embajadores y miembros del cuerpo diplomático de Ecuador, México y el país galo. La cita se celebró en el salón de actos Benito Juárez del Gran Templo Nacional Masónico, en la calle Salvador Allende del municipio de Centro Habana, con la total audiencia de trinidades masónicas en todas su jerarquías, representación del Estado, el Gobierno, organizaciones fraternales y religiosas.
La gala contó con las actuaciones del cuarteto de clarinetes Despaigne, la agrupación Vocal Retro y la espectacular participación de la Camerata Romeu dirigida por Zenaida Romeu, nieta del Gran Maestro, el compositor Antonio María Romeu. En un momento muy especial de la ceremonia, el cantante Jorge Álvarez Santiesteban interpretó una canción que celebra la vida y obra del Historiador de la Ciudad de La Habana, el doctor Leal Spengler; y que lleva por título Príncipe del Tiempo.
Justo al cierre de la gala, se lanzó la convocatoria para la peregrinación a la estatua del Lugarteniente General Antonio Maceo y Grajales, el 7 de diciembre, junto a la Real Logia Antonio Maceo.
La actividad conmemorativa se suma a las celebraciones por el tricentenario del nacimiento de la Masonería Moderna, en el actual 2017; y congratula además la fundación de la Gran Logia de Inglaterra.
La Gran Logia de Cuba de Antiguos Libre y Aceptados Masones, Constituyente de la Confederación Masónica Interamericana es la encargada de mantener vivo el pasado ilustre de la institución, indisolublemente ligado a la formación misma de la nacionalidad, y al accionar de ilustres hombres que lucharon por la independencia del país, como es el caso de Carlos Manuel de Céspedes y José Martí.
El artículo primero de la Constitución Masónica Cubana declara que «La masonería es la institución orgánica de la moralidad», la moral entendida como el respeto a sí mismo y a la sociedad en la que se asienta, y este criterio representa la aspiración a un estilo de vida por el que deben distinguirse los masones, no sólo dentro de la fraternidad, sino también en cualquier medio donde se encuentre.

 

Thays Roque Arce
Habana Radio