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El próximo domingo, 9 de junio, culminará el Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas que —coordinado por el Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas (Oficina del Historiador de la Ciudad) y dirigido por el pianista y pedagogo cubano Salomón Gadles Mikowsky— ha reunido a intérpretes de ocho países con un virtuoso programa de conciertos en las salas Ignacio Cervantes y Basílica Menor de San Francisco de Asís.

Las tres jornadas finales contarán con las actuaciones de la rusa Tatiana Tessman (hoy viernes), de los cubanos Fidel Leal, Victor Díaz (sábado) y Aldo López-Gavilán y Harold López-Nussa (domingo). El concierto del sábado incluye el estreno de la integral de los Bocetos para piano de Leo Brouwer.

Al cabo de 13 días de agradables encuentros con el talento pianístico de los alumnos de Mikowsky en La Habana, el Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas sigue siendo un hito en el quehacer cultural cubano de la ciudad y su Centro Histórico. Los conciertos que se suceden cada tarde lluviosa han dejado al descubierto los secretos de una receta magistral para la enseñanza del piano, que mezcla sabores de varias procedencias, desde la primigenia influencia del maestro César Pérez Sentenat hasta los profesores herederos de la escuela rusa, con los que trabajó Mikowsky más tarde en Estados Unidos. Entre esas líneas comunes de los herederos de Salomón se encuentran una increíble flexibilidad gestual, discreta articulación, un potente sonido que nunca —aunque fuerte— llega a ser hiriente; un dominio exacto y mesurado de la pedalización y los contrastes de dinámica, así como una comprensión estética de cada estilo.
Todos los alumnos del maestro, más o menos experimentados en su relación con el público, se presentan ante la audiencia cubana pendientes de las disposiciones del sabio Salomón, que dirige el concierto desde la primera fila de la sala de la Basílica con verdadera actitud pedagógica. Explica en amena charla cada repertorio, las condiciones de su intérprete, organiza las paradas, los aplausos, las salidas y saludos en escena, y lo más importante: el momento de los encore o «propinas», como prefiere llamarle. De este modo improvisó Salomón que el pasado sábado, primero de junio, al final del concierto del pianista ruso Alexandre Moutouzkine, saliera de entre el público el chino Yuang Sheng a tocarnos ―sin previo calentamiento― La Leggierezza de Liszt, encore olvidado el día anterior a causa de sus muchas horas de vuelo para llegar desde Pekín a La Habana. El concierto de Sheng, el viernes 31 de mayo, fue una oportunidad única de reencontrarse con este dotado pianista, tal como lo esperaban los oyentes que hace trece años lo escucharon en el Teatro Amadeo Roldán. Sheng asumió con una altísima calidad interpretativa la integral de los Preludios de Chopin op. 28, la Suite bergamasque de Debussy y dos piezas de Lecuona, una de ellas, Ahí viene el chino, casi concebida para esta ocasión.
De los alumnos de Salomón que hemos escuchado los días de este Encuentro, puede asegurarse ya que Alexandre Moutouzkine resalta como un pianista de una innegable madurez interpretativa. Muy comunicativo y carismático, Moutouzkine inició su concierto del día primero de junio con el estreno en Cuba de una serie de piezas del compositor estadounidense John Corigliano, bajo una propuesta performativa y efectista necesaria para cubrir las necesidades de ejecución de la obra contemporánea de ese autor, una de ellas compuesta sólo para la mano izquierda.
En este mismo sentido, la segunda parte de su programa incluyó el Estudio de concierto en fa mayor, homenaje a la maestra Margot Rojas, del cubano Juan Piñera; interpretación que hace una década le hiciera merecedor del premio a la mejor interpretación de la obra obligatoria en la segunda edición del Concurso Ignacio Cervantes. La realización del estudio, con el compositor presente en la sala, fue un instante irrepetible tanto para Moutouzkine como para la audiencia.
La presencia de obras contemporáneas en los programas es un elemento recurrente con el paso de los días, y es también otro de los aspectos de la clase de Mikowsky, quien ha expresado al público su confianza en que esas obras, «ácidas» hoy, «serán dulzura de caña para nuestros oídos dentro de 100 años», y por ello es necesario enseñarlas a sus estudiantes. Moutouzkine finalizó con la serie completa de los conocidísimos Doce estudios op. 25, de Chopin y acto seguido varias «propinas», algunas en tempranas transcripciones personales de obras como El Cisne (del Carnaval de los animales), de Camille Saint-Säens y uno de los 24 Preludes in jazz style, del compositor Nikolai Kapustin, que dejó muy interesados a los prestigiosos pianistas jazzistas sentados en la sala como espectadores, entre ellos Rolando Luna, Aldo López-Gavilán y Alejandro Falcón.
El fin de semana trajo consigo finalmente a la pianista cubana Wilanny Darias, exponente de la joven escuela cubana de interpretación pianística, que cursa el tercer año de estudios en Manhattan School of Music con Mikowsky. Ante una sala colmada de audiencia, Darias conjugó una vez más obras antológicas del repertorio universal de Bach, Brahms, Chopin, Bártok y Messiaen con otras actuales piezas de compositores de lenguaje contemporáneo.          
Por su parte, durante esta segunda semana del Encuentro subieron a escena otros dos alumnos de Mikowsky y los cubanos Daniel Rodríguez y Liana Fernández, herederos de sendas improntas de interpretación de reconocidos pianistas locales: Víctor Rodríguez y Frank Fernández, respectivamente. Ruiqi Fang, pianista china que inició las últimas siete jornadas, presentó el lunes 3 de junio un repaso por diferentes épocas históricas, comenzando con el Preludio para órgano en sol menor, de Bach; obras románticas de Schubert y Schumann, y una obra contemporánea de Luciano Berio, «imposible de memorizar», según advirtió Salomón para justificar la interpretación de Fang por medio de partitura. Entre las piezas románticas fue la de Schumann nada menos que el célebre Carnaval op. 9, serie de miniaturas con un trasfondo programático, compuestas como una secuencia de retratos sociales y psicológicos de la propia personalidad de Schumann, de personajes imaginados y reales de fuerte impacto epocal, como Chopin y Paganini; fuente valiosa sin lugar a dudas para lograr una interpretación muy creativa como la que realizara Fang ante la audiencia.
El martes 4 tuvo lugar el concierto del jovencito pianista Daniel Rodríguez, de sólo 19 años de edad, quien estudia actualmente en la Escola Profissional de Música de Espinho, Portugal. El programa de ese día, una vez más, recorrió compositores de la tradición pianística alemana, junto a Chopin y las Tres burlescas, de Bártok, recomendadas por el propio Salomón, quien quedó muy complacido con la propuesta interpretativa de Rodríguez.
El concierto del miércoles 5 de junio fue un momento para complacer a los amantes de la estética musical rusa del romanticismo tardío, pues todas las obras han sido del catálogo de Rachmaninov, y los encore otras tantas piezas de Scriabin y Glinka, en la interpretaciónl del pianista egipcio Wael Farouk. Pocas veces se ha sentido en este Encuentro una comunicación artista-público tan íntima como la que vivimos esa tarde. La ejecución de Farouk, influida por la enseñanza salomónica, fue un derroche de control técnico y exquisita sensibilidad. Por ser el día de su onomástico, la jornada culminó con un regalo del pianista Ernán López-Nussa, quien obsequió al egipcio un Feliz cumpleaños cubano en estilo de jazz.
La tarde siguiente tocó el turno al tercer pianista cubano: la intérprete Liana Fernández, muy acertada al plantearse el contraste entre el pianismo «clásico» de Beethoven y Mozart para la primera parte y un segundo enfoque de interpretación con obras entre «clásicas» y «populares» de Ernán López-Nussa, Vitier, Ginastera, Guastavino y Frank Fernández. Antes del esperado cierre de este fin de semana, donde alternarán Harold López-Nussa y Aldo López-Gavilán, lo harán también los pianistas locales Víctor Díaz y Fidel Leal, quienes están a punto de culminar sus estudios en el Instituto Superior de Arte. Este último tendrá la responsabilidad de estrenar la integral de los Bocetos para piano de Leo Brouwer.
La cita de hoy, viernes 7, será con la intérprete rusa Tatiana Tessman, de amplia trayectoria y exquisito sonido lleno de «sutilezas», como es evidente que resulta siempre en la clase de Salomón Mikowsky.



MSc. Claudia Fallarero
Musicóloga
Gabinete de Patrimonio Musical Esteban Salas

A los conciertos del Primer Encuentro de Jóvenes Pianistas esta semana han asistido relevantes personalidades, entre ellos el compositor Juan Piñera, la musicóloga Isabelle Hernández y el maestro Leo Brouwer, quienes aparecen en la imagen central junto a Salomón Gadles Mikowsky. Entre los intérpretes de estas sesiones estuvieron: el pianista ruso Alexandre Moutouzkine (imagen superior izquierda) y la pianista cubana Liana Fernández (imagen superior derecha), así como los cubanos Willanny Darias y Daniel Rodríguez (imágenes inferiores izquierda y central) y el egipcio Wael Farouk (imagen inferior derecha).