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En la mañana de este 24 de febrero —fecha en que evocamos el reinicio de la Guerra de Independencia en el siglo XIX— quedaron reinauguradas las salas expositivas de la Casa del Generalísimo Máximo Gómez y las tropas mambisas, con la presencia de altos mandatarios, entre otras personalidades. El Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, pronunció unas palabras a propósito de esta inauguración.

«Queremos dedicarle esta obra a esos grandes próceres y padres de nuestra independencia (…) Para la gloria patria se hace todo esto. ...», concluyó Leal


Justo en una de las arterias principales de la ciudad, en la conocida popularmente como Avenida de Carlos Tercero, se encuentra ubicada la Quinta de los Molinos, pulmón verde de la capital donde se promueve la cultura científica y medioambiental en nuestro país.


En la mañana de este 24 de febrero —fecha en que evocamos el reinicio de la Guerra de Independencia en el siglo XIX— quedaron reinauguradas las salas expositivas de la Casa del Generalísimo Máximo Gómez y las tropas Mambisas, con la presencia de Luis Antonio Torres Iríbar, Primer Secretario del Partido en La Habana; Luis Reynaldo Zapata, gobernador de la capital; Alpidio Alonso, Ministro de Cultura, entre otras personalidades.


El Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana, pronunció unas palabras a propósito de esta inauguración, en las que rememoró momentos trascendentales de nuestro devenir histórico: desde el reinicio de la guerras independentistas impulsada por el Apóstol José Martí, y a la que fue convocada por su gran experiencia y por ser un excepcional estratega militar, Máximo Gómez.
 

Dentro de este recuento recordó cómo la Quinta de los Molinos se le conoció como la casa donde vivió el Generalísimo, pues cuando termina la Guerra de Independencia, aquí se hace el Licenciamiento del Ejército Libertador. Es por eso que el entonces General en Jefe viene a este lugar para, junto con las tropas, establecer su Cuartel General y está alrededor de tres meses, desde marzo hasta junio de 1899. Leal calificó a Gómez como hombre superior, como un ser humano de gran entereza y profundas convicciones, cuyo rol fue decisivo en las batallas de liberación en la Isla y que seguía uno de los principios fundamentales: no hay Revolución sin ideología revolucionaria. «Él fue el paradigma del cumplimiento del deber», sentenció el Historiador.


Esta fue una guerra necesaria cuya independencia se vio truncada con la intervención norteamericana, pero que como una gran continuidad histórica vio su éxito total en 1959: «La Revolución gloriosa triunfó el 1 de enero de 1959, exactamente el mismo día y casi a la misma hora en que el último general español decía sus palabras al despedirse ante las tropas norteamericanas: "Cesa hoy, cumpliendo las órdenes de mi rey y los acuerdos del tratado suscrito en París, la soberanía de España en Cuba y comienza la de los Estados Unidos". Y el 8 de enero, en la misma fecha en que escribió las lapidarias páginas en su diario, entra Fidel en La Habana gloriosamente, y finalmente se interrumpe el capítulo siniestro y oscuro, y aparece la clara continuidad de lo que debió ocurrir, de lo que en verdad debió pasar, de lo que era lo natural: la República como hija legítima de la Revolución y no como su aborto». «Queremos dedicarle esta obra a esos grandes próceres y padres de nuestra independencia (…) Para la gloria patria se hace todo esto. Todo mérito personal es declinable. Mis colaboradores de patrimonio, el director de los museos, los restauradores, conservadores, los arquitectos, los restauradores, todos colocan hoy al pie de la memoria de los padres fundadores todo honor y toda gloria porque ella pertenece por completo a ellos, y solamente a Cuba, nuestra madre amantísima», concluyó Leal.


Esta antigua edificación, cuya construcción data del siglo XIX, fue uno de los proyectos de restauración que se acometieron con motivo del aniversario 500 de la ciudad. Consta de tres salas principales: una dedicada a Panchito Gómez Toro, Capitán del Ejército Libertador e hijo del general Máximo Gómez; otra, a su esposa fiel, Bernarda del Toro (Manana) y su familia, y por supuesto la ofrendada al Generalísimo con piezas museables de alto valor como objetos personales y la mascarilla mortuoria del héroe.


A los laterales, en dos sendos pabellones, se recogen la línea del tiempo de la propia Quinta de los Molinos y la biografía completa del Generalísimo Gómez. Tras su total culminación, la Casa será sede también de uno de los proyectos sociales más importantes que acoge la institución: un centro donde en la primera planta se atenderá a niños con necesidades educativas especiales para que, durante todo el día, puedan realizar diferentes actividades, además de un salón para conferencias, una videoteca y una biblioteca, destinadas a fomentar la educación ambiental.


La recuperación de la casa donde vivió el Generalísimo Máximo Gómez se suma a ese gran proyecto —la Quinta de los Molinos, Monumento Nacional desde 1981— que desde 2006 la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana lleva a cabo para revitalizar este gran espacio que, sin dudas, es un atractivo parque ecológico dedicado a la educación ambiental y con altos valores históricos.

Yoel Lugones Vázquez
Fotos: Alexis Rodríguez
Habana Radio