La presente edición del Boletín rinde homenaje a los 25 años de fundado el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, creado el 14 de noviembre de 1987 con el objetivo de contribuir, desde la investigación arqueológica, a los trabajos de restauración del Centro Histórico habanero.

En presencia de reconocidos arqueólogos, historiadores y especialistas afines a la investigación patrimonial en Cuba, quienes se reunieron en el Museo de Arqueología, Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, presentó el más reciente número del Boletín del Gabinete de Arqueología, en horas de la mañana del miércoles, 23 de enero.
La salida de la presente edición rinde homenaje a los 25 años de fundado el Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, creado el 14 de noviembre de 1987 con el objetivo de contribuir, desde la investigación arqueológica, a los trabajos de restauración del Centro Histórico habanero.
«El Gabinete de Arqueología es continuador de la obra actual de la Oficina del Historiador, pero a su vez, es heredero de la labor de investigación del primer Historiador de la Ciudad, Emilio Roig de Leuchsenring, y de sus colaboradores cercanos, entre quienes podemos citar al doctor García Rubio y René Herrera Fritot. No debemos olvidar la obra de Manuel Rivero de la Calle, de Ramón Dacal, de Juan Antonio Cosculluela y del arqueólogo norteamericano Mark Raymond Harrington, o el apoyo brindado por el propio Roig a la Sociedad Espeleológica, a Antonio Núñez Jiménez y a los grupos Humboldt y Guamá. De igual manera, resaltar las primeras excavaciones en la Casa de la Obrapía y en el Palacio de los Capitanes Generales, con las figuras de Leandro Romero —fundador del Gabinete de Arqueología— y de la doctora Lourdes Domínguez», expresó durante la presentación Eusebio Leal Spengler.
Más adelante, el Historiador de la Ciudad añadió: «El Boletín del Gabinete de Arqueología es la acumulación de los principales resultados del trabajo que comenzamos hace años con la restauración del Centro Histórico, es por ello que la colección de todos sus números es el mejor regalo que podemos hacer a las bibliotecas, como muestra de nuestros propósitos y esfuerzos para la salvaguarda del patrimonio cubano. Solo perdura en la memoria lo que queda impreso».

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La Habana Vieja es un gran sitio arqueológico

A propósito de los 25 años de la creación del Gabinete de Arqueología, Opus Habana dialoga con su actual director, Roger Arrazcaeta Delgado.

El Gabinete de Arqueología surgió el 14 de noviembre de 1987 con el propósito de fomentar las investigaciones arqueológicas e históricas en La Habana Vieja, labor que ha sido reconocida por los arqueólogos Zahi Hawass, Edward C. Harris, Agustín de Azkarate, Roberto Parenti, Eudald Carbonell y otras personalidades del patrimonio mundial, durante sus visitas a la parte más antigua de la ciudad. A un cuarto de siglo de fundado, Opus Habana conversa con su director Roger Arrazcaeta Delgado.

La Habana Vieja fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1982. ¿En este sentido, qué importancia tuvieron los estudios de la Comisión de Arqueología colonial y los trabajos de los arqueólogos Rodolfo Payarés, Leandro Romero y el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler?
La tradición de estudios coloniales, las labores de arqueología en el Centro Histórico y los primeros trabajos de conservación y restauración de inmuebles motivó que afloraran notables valores de la urbe. La Habana Vieja es un gran sitio arqueológico. Las edificaciones —casi un millar— poseen un alto valor para las ciencias dedicadas al estudio de la Historia y la Arqueología. A ello se debe añadir todo lo que se encuentra en el subsuelo bajo nuestros pies. Para comprender el pasado de la ciudad, la vida de sus habitantes, la manera en que dispusieron del espacio y cómo se fue transformando el trazado citadino a través del tiempo, resulta ineludible el análisis del sitio en su conjunto.
La creación en 1937 de la Comisión Nacional de Arqueología y la Sección de Arqueología Colonial, devenida cuatro años después Sección de Monumentos Históricos y Arqueología Colonial, sienta un precedente e inicia la tradición en los estudios de la época colonial. El Palacio de los Capitanes Generales y la Catedral de La Habana fueron dos de las edificaciones pesquisadas por dicha Comisión, que integraron distinguidas personalidades como el primer Historiador de la Ciudad, Emilio Roig de Leuchsenring. Entre los objetivos de la investigación estuvo el interés por entender las transformaciones del inmueble; incluso hallamos indicios de análisis de lo que posteriormente sería denominado como Arqueología de la Arquitectura.
En 1963, el arqueólogo Rodolfo Payarés realizó una serie de lecturas estratigráficas en la Plaza de Armas, en lo que constituye una de las primeras pesquisas arqueológicas de las que se tiene conocimiento en La Habana. Aparecen por primera vez restos de cerámica, entre ellos mayólicas y porcelanas, incluso fragmentos de cerámica que hoy denominamos de tradición aborigen. Por esa década, Eusebio Leal Spengler dirigió una serie de cateos arqueológicos en el subsuelo del Palacio de los Capitanes Generales que condujeron al descubrimiento de los restos de la Parroquial Mayor y de estructuras hidráulicas soterradas, labor que hallaría continuidad en los trabajos del arqueólogo Leandro Romero, quien fuera además fundador del Gabinete de Arqueología.

En este cuarto de siglo, el Gabinete ha enriquecido el conocimiento de las costumbres habaneras del pasado. ¿Cómo ha sido la diversificación de las investigaciones y la interrelación de las especialidades de Historia, Pintura Mural, Bioarqueología y Arqueología subacuática?
El Gabinete de Arqueología es fundado por Eusebio Leal ante la necesidad de aunar especialistas encargados de la investigación de los inmuebles sometidos a los procesos de conservación y restauración. La diversificación ha sido un proceso extenso, de maduración de ideas y de la propia experiencia de la aplicación de los métodos arqueológicos en el contexto citadino.
A lo largo de estos años hemos desarrollado diferentes líneas de investigación a partir de la conformación de un equipo multidisciplinario. Contamos con un pequeño grupo de historiadores que realizan la búsqueda e interpretación de la documentación existente con vista a la confección de expedientes históricos de los sitios e inmuebles propensos a la investigación arqueológica. A su vez, los arqueólogos han especializado su quehacer en cerámica, en técnicas de excavación y en los principios de la estratigrafía arqueológica.
Presente en casi todos los inmuebles coloniales de La Habana Vieja, es la Pintura Mural otro de los campos de estudio. A sus sobrados valores estéticos se suman también los de carácter histórico y arqueológico que, innegablemente, documentan costumbres de la época. Está presente también la Bioarqueología, encargada de procesar la información que aportan los vestigios de alimentación que aparecen en los sitios arqueológicos.
Más recientemente creamos el grupo de Arqueología subacuática. Nuestro objeto fundamental de estudio es la ciudad, pero pronto concientizamos que, para entender los procesos históricos y arqueológicos de la urbe en su conjunto, debíamos tornar la mirada también al contexto subacuático vinculado al comercio que sostuvo La Habana con el resto de América y Europa.

¿Cuánto han aportado a las colecciones de los museos de la Oficina del Historiador las excavaciones arqueológicas realizadas por los especialistas del Gabinete en el contexto de La Habana Vieja?
El trabajo de los arqueólogos ha sido fundamental. Durante años, los resultados de esas investigaciones han contribuido a enriquecer las colecciones de los museos de la Oficina del Historiador. Recalco la riqueza de evidencias históricas en el contexto del Centro Histórico, no solo me refiero a las muebles, sino también a las estructuras que evidencian el proceso y las técnicas de construcción u oficios que modelaron la ciudad. Creo que los aportes a la historia de la urbe son notables si partimos de que han llenado muchas páginas vacías de la historiografía. La documentación refleja una parte de la historia, pero hay otra que está contenida en los contextos arqueológicos y en las evidencias materiales de ese pasado.

Fernando Padilla González
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Opus Habana

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