El Museo Napoleónico de La Habana tiene como sede el palacio La Dolce Dimora, que fuera construido entre 1926 y 1929 por los reconocidos arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. De estilo ecléctico, que alude directamente a los palacios del renacimiento florentino, este inmueble posee una disposición funcional en cuatro niveles, cuyos espacios han sido aprovechados al máximo en aras de la concepción museográfica.

El Museo Napoleónico de La Habana atesora cerca de 7 000 bienes museables que se corresponden con la época de la Revolución Francesa (1789-1799) hasta el Segundo Imperio (1852-1870), con énfasis en el Primer Imperio Francés, o sea, el conocido como Napoleónico, en referencia a Napoleón I.

Infografía de la museografía del Museo Napoleónico de La Habana. (Para ampliar la imagen dar clic adentro)

El Museo Napoleónico de La Habana tiene como sede el palacio La Dolce Dimora, que fuera construido entre 1926 y 1929 por los reconocidos arquitectos Evelio Govantes y Félix Cabarrocas. De estilo ecléctico, que alude directamente a los palacios del renacimiento florentino, este inmueble posee una disposición funcional en cuatro niveles, cuyos espacios han sido aprovechados al máximo en aras de la concepción museográfica.
Al respecto, el arquitecto José Linares, quien tuvo bajo su responsabilidad el trabajo de restauración y montaje del Museo, afirma: «El reto consistió en lograr conciliar colecciones, museografía y arquitectura. Con ese objetivo —entre otras soluciones— se diseñaron vitrinas especiales, además de implementar efectos de iluminación que, aunque contemporáneos, son lo suficientemente neutrales para respetar el carácter de este majestuoso edificio».
Por su parte, la Lic. Gema Pérez Castillo, especialista principal del Museo, enfatiza que cualquier itinerario de visita debe tener en cuenta tanto los valores intrínsecos del palacio como el de las colecciones, que han sido dispuestas «cronológicamente, en orden ascendente, desde el Gran Salón (primera planta) hasta la biblioteca especializada (cuarto y último piso)».
Entendido esto, el visitante más avezado puede procurarse su propia manera de aprovechar el acervo que atesora esta institución: cerca de 7 000 bienes museables que se corresponden con la época de la Revolución Francesa (1789-1799) hasta el Segundo Imperio (1852-1870), con énfasis —por supuesto— en el Primer Imperio Francés, o sea, el conocido como Napoleónico, en referencia a Napoleón I, Emperador de los franceses y Rey de Italia (1804-1815), quien desde 1799 dominara la escena política en el país galo tras protagonizar el golpe de estado que, ese año, liquidó a la Primera República.
Tan amplio espectro epocal, unido a la riqueza y heterogeneidad de las piezas expuestas, no solo planteó a la museografía el problema de su tratamiento desde el punto de vista de las artes decorativas (mobiliario, porcelanas, relojes, etc.), sino que concita a continuar investigando dichas colecciones en aras de justipreciar aún más su significado patrimonial. Es tarea ahora aprovechar en lo posible su valiosa biblioteca, así como su pinacoteca —entre otros fondos—, de modo que el Museo Napoleónico se convierta en un centro referencial para la carrera de Licenciatura en Preservación y Gestión del Patrimonio Cultural, tal y como ya lo es la Galería José Nicolás de la Escalera, con sede en el Colegio Universitario de San Gerónimo.

Lysbeth Daumont
Bibliotecaria de Vitrina de Valonia

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