Dedicadas al sitio arqueológico Los Buchillones, las IX Jornadas Técnicas de Arquitectura Vernácula 2012 sesionaron, entre el lunes 12 y el jueves 15 de marzo, en el Centro Histórico de La Habana.

Preservar y difundir el patrimonio arquitectónico vernáculo fueron los objetivos principales de las IX Jornadas Técnicas de Arquitectura Vernácula.

Inauguradas por el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler; el presidente del Patronato de la Fundación Diego Sagredo, Javier de Cárdenas y Chávarri y el Titular de la Cátedra «Gonzalo de Cárdenas» de Arquitectura Vernácula, Daniel Taboada Espiniella, las IX Jornadas Técnicas de Arquitectura Vernácula 2012 dieron comienzo en la tarde del lunes 12 de marzo con la entrega de los premios y menciones de los concursos de fotografía, literatura y comunicación.

Imagen galardonada con el Gran Premio (a la izquierda) e instantánea que se alzó con una de las menciones del concurso de fotografía de Arquitectura Vernácula.

La galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena fue el sitio escogido para la entrega de los galardones y la exhibición de una selección de las fotografías presentadas a concurso. El momento fue propicio, además, para otorgar un reconocimiento al sitio arqueológico Los Buchillones en la persona de Adrián García Lebroc, director de la Oficina de Monumentos de Ciego de Ávila.
Con la participación de especialistas multidisciplinares nacionales y extranjeros, las sesiones científicas se desarrollaron entre el 13 y el 15 de marzo en la Casa del Conde Cañongo, ubicada en la Plaza Vieja. Las conferencias y las comunicaciones gozaron de un alto nivel investigativo, al tiempo que abordaron temáticas relacionadas no solo a la arquitectura vernácula, entendida como inmuebles o edificaciones, sino que también se presentaron intervenciones que incluyeron el patrimonio inmaterial y los paisajes culturales como parte del acervo vernáculo de la nación cubana.
Realce para las conferencias «La dimensión paisajística y plural del patrimonio tradicional, desde la obra de Bernard Rudofsky» de Mar Loren Méndez; «Los Buchillones» de Adrián García Lebroc; «La arquitectura vernácula en la historia de la arquitectura» de Alejandro García Hermida; asimismo para la clase magistral ofrecida por Otto Randín González bajo el título de ¿Existió El Cerro de madera?
Las comunicaciones «Los modestos cines Art Decó» de María Victoria Zardoya y Marisol Marrero; «Antiguo Central Miranda» de Talía Quesada; «La ruta del cacao» de Nilson Acosta y la ofrecida por el anfitrión del evento, Javier de Cárdenas Chávarri, dedicada a «El semáforo del puerto de La Habana», marcaron pautas sobre el trabajo sistemático realizado por los profesionales del patrimonio en Cuba, España y Grecia.
Otro aspecto alentador de las IX Jornadas Técnicas de Arquitectura Vernácula fue la presencia de un nutrido grupo de jóvenes que, con su trabajo cotidiano, contribuyen a la preservación del patrimonio nacional de sus respectivas naciones. Amenazada por la modernidad, la industria turística, negligencias y la falta de conciencia, la arquitectura popular y tradicional, la «arquitectura sin arquitectos», los paisajes culturales y las tradiciones que mantienen viva la esencia vernácula de un país, territorio o población, hoy son relegadas a pequeños reductos urbanos.
Testimonio de la obra humana, su historia, situación y contexto, la arquitectura vernácula ha sido vista desde antaño bajo el lastre de su cuestionamiento ante lo contemporáneo y lo occidental.
Llamar la atención sobre la necesidad de preservar el legado vernáculo constituye la razón de ser de la Cátedra «Gonzalo de Cárdenas» que preside Daniel Taboada Espiniella. Las presentes Jornadas Técnicas evidenciaron el valor cultural de la industria o manufactura del proceso del cacao en Baracoa, la excepcionalidad de los hallazgos realizados en Los Buchillones y La Laguna, si se tiene en cuenta que por primera vez se hallan vestigios de los postes, incluso la techumbre de guano, correspondiente a «casas» tainas, así como más de un centenar de piezas de madera trabajada por nuestros aborígenes.
La Habana, crisol de tradiciones y ecléctica arquitectura, posee dentro de la clasificación vernácula las maravillosas quintas de estilo neoclásico y las casas de madera de El Cerro, más de una treintena de cines de barrio de exquisito Art Decó o la Estación Semafórica de su rada, un elemento singular en la rica historia marinera de la ciudad.

Fernando Padilla González
Opus Habana
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