Andar por las plazuelas y callejones supuso para las familias un viaje al descubrimiento de historias olvidadas; el recorrido no privilegió las plazas más conocidas como pueden ser la de Armas, Vieja, de la Catedral, de San Francisco de Asís y del Cristo del Buen Viaje, sino que acudió al encuentro de nuevas centralidades y plazuelas dentro de la propia ciudad histórica.

Andar por las plazuelas y callejones del Centro Histórico fue la propuesta —este segundo jueves dedicado a la arquitectura— del programa Rutas y Andares para descubrir en familia, 2012. Como es habitual, la salida tuvo lugar en la Calle de Madera, pero en esta ocasión contó con la peculiaridad de que, al estar muy cerca de una de las plazas emblemáticas de La Habana Vieja: la Plaza de Armas, el punto de partida contempló un breve acercamiento a la historia de dicho espacio, que, un tanto, es también la historia de la villa de San Cristóbal y luego de la ciudad. En este sitio fundacional hay emplazadas edificaciones de gran interés histórico como la desaparecida Parroquial Mayor o las que se mantienen erigidas como fieles testigos del pasado colonial de la urbe: Castillo de La Real Fuerza, Palacio del Segundo Cabo, Palacio de los Capitanes Generales y El Templete.

De la mano de cuatro especialistas de la Dirección de Proyectos, Arquitectura y Urbanismo de la Oficina del Historiador, el recorrido continuó por la calle de O'Reilly. Muy cerca de la Plaza de Armas se encuentra la plazuela de Santo Domingo, hoy recreada junto a la fachada de la primigenia universidad habanera, otrora dependencia de la iglesia de San Juan de Letrán y Convento de Santo Domingo.
Un nuevo alto en el camino fue necesario hacer una vez alcanzada la calle San Ignacio que, al decir de Ayleen Robaina Barcia, una de las especialistas, debe su nombre al fundador de la orden de los Jesuitas San Ignacio de Loyola. Allí se recordó que esta arteria comunica a las plazas Vieja y de la Catedral.
Más adelante, en la intersección de Cuba y O'Reilly, las familias participantes pudieron apreciar el edificio bancario de Nova Scotia, del reconocido arquitecto Esteban Rodríguez Castell, autor además de otro inmueble emblemático habanero, el edificio Bacardí. De código ecléctico, The Bank of Nova Scotia fue terminado a principios del siglo XX y, según la especialista, en este se resguardaban parte de los caudales de la sacarocracia criolla, entre ellos los del magnate Julio Lobo. El «período de las vacas gordas» y la abundancia de capital permitieron que edificaciones como esta quedaran exentas de las regulaciones vigentes de la época, como es el caso de la altura, pues los reglamentos dictaban que solo podían alcanzar la altura equivalente a dos veces el ancho de la calle.
El actual Hotel del Marqués de Prado Ameno sirvió para ilustrar a los visitantes las características de una casa colonial y la metodología de intervención mediante la restauración y rehabilitación, por ejemplo, de los vestigios de pintura mural presentes en la fachada del inmueble. Otros aspectos de interés fueron las características de los patios interiores y el papel que estos desempeñaban en mantener frescas las diferentes locaciones de la casa.
El antiguo Hotel La Fayette, hoy Dirección Provincial de la Vivienda, es uno de los proyectos de la Oficina del Historiador que intenta otorgarle al inmueble su valor de uso original, no solo por los valores arquitectónicos sino también por la rica historia que atesora. Baste mencionar que allí se reunían los miembros del Grupo Minorista y personalidades de la cultura cubana como Alejo Carpentier, Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán.
Unos pasos más y los transeúntes desembocaron en la Plaza Cervantes, conocida popularmente como de San Juan de Dios, nombre que adoptó del vetusto hospital, iglesia y convento homónimo. Este espacio citadino perdió la casi totalidad de su traza histórica con las remodelaciones efectuadas en el siglo XX, en la actualidad latentes en las imponentes edificaciones ministeriales que circundan la plaza.
Siguiendo la calle Aguiar y bajo la atenta mirada de las especialistas fue posible desentrañar algunos elementos constructivos originales aun presentes en las casas, como el puente de comunicación sobre el zaguán. Cercanos al Túnel de la Bahía, una sorpresa aguardaba a todos, el proyecto comunitario Artecorte. Una iniciativa nacida en 1999 en el barrio del Santo Ángel, que cuenta con el auspicio de la Oficina del Historiador y la voluntad de los vecinos de la zona. Con la rehabilitación del Bar Lucero y las próximas intervenciones del Museo de la Música y la casa de Julián del Casal, este sitio se alzará como un nuevo espacio de confluencia social.
El recorrido culminó en la Loma del Ángel, momento propicio para evocar la obra insigne de Cirilo Villaverde, Cecilia Valdés. Andar por las plazuelas y callejones supuso para las familias un viaje al descubrimiento de historias olvidadas; el recorrido no privilegió las plazas más conocidas como pueden ser las citadas de Armas, Vieja y de la Catedral o la de San Francisco de Asís y del Cristo del Buen Viaje, sino que acudió al encuentro de nuevas centralidades y plazuelas dentro de la propia ciudad histórica. La invitación quedó planteada para la próxima semana, el jueves 19 de julio, para transitar por otras plazuelas y callejones.

Fernando Padilla González
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Opus Habana

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