Imprimir
Categoría: Noticias Museables
Visto: 3115

Hasta el 18 de junio, está a disposición del público la exposición «Vestigios de color en La Habana de inicios del siglo XX» en la galería del mezzanine del Palacio de Lombillo.

Piezas que datan aproximadamente de finales del siglo XIX y principios del XX, conforman esta exposición cuya museografía se debe a Severino Rodríguez Valdés.

El vidrio ha sido protagonista indiscutible de los ambientes domésticos en Cuba, símbolo de buen gusto y refinamiento. La funcionalidad de muchos objetos realizados con este material, armonizó con su carácter decorativo, signado por estilos diversos y por los gustos imperantes de cada época.
Los vasos floreros que muestra el Museo de la Ciudad, recientemente incorporados a su colección, contribuyen a preservar la memoria de los espacios interiores habaneros.
Se trata de piezas que datan aproximadamente de finales del siglo XIX y principios del XX, cuando el Art Nouveau o Modernismo hizo su entrada en Cuba. Aunque con cierto retraso temporal, las influencias del nuevo estilo dejaron huella tanto en la arquitectura de la ciudad como en las artes decorativas, como lo atestiguan fuentes documentales fotográficas. Los salones, con numerosos muebles de estilos diversos, incorporaron estos vasos a los recargados ambientes eclécticos, dotándolos de color y ligereza.
Característico de estos exponentes es la variedad en los tonos y las ornamentaciones, que dan lugar a amplias posibilidades en su diseño. La técnica del vidrio soplado, además, permite la creación de formas fluidas y estilizadas, propias de la estética modernista. Los motivos naturales, especialmente los florales, muestran diversidad en las formas y técnicas de ejecución, desde el esmaltado simple hasta el alto esmalte, que permite apreciar una amplia gama de texturas en la decoración exterior.
En las piezas, que asumen una impronta visiblemente checa, se pueden apreciar modelos típicos de las manufacturas de Bohemia que han mantenido intactas sus fórmulas de hacer desde inicios del siglo XIX hasta nuestros días, y lideran el mercado mundial con este tipo de producciones.
La colección de vasos floreros que presentamos pone a la vista la asimilación que, desde las artes decorativas, tuvieron los códigos foráneos en nuestro contexto a inicios del siglo XX en una Habana que se modernizaba a ritmos acelerados.

Departamento de museología, Museo de la Ciudad