Pegada a la antigua muralla defensiva, la casa donde nació José Martí resume los esfuerzos de varias generaciones porque el recuerdo del Maestro sea imperecedero.
El 28 de enero de 1963 fue reinaugurado este inmueble como Museo Casa Natal José Martí. A partir de entonces la Dirección de Patrimonio Nacional le transfirió los objetos martianos que se encontraban en el Palacio de Bellas Artes.

 A cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad desde 1994, el Museo Casa Natal José Martí se inauguró en 1925 –como Museo José Martí–, luego de que este inmueble fuera declarado Propiedad del Pueblo de Cuba el 24 de junio de 1918.
La vivienda está ubicada en la antigua calle de San Francisco de Paula –conocida simplemente como Paula–, en el barrio de igual nombre, y estuvo marcada en un inicio con el número 41. Pero los números han sido cambiados en varias ocasiones: así, hacia fines del siglo XIX, la casa estaba señalada con el 102; a partir de 1936, con el 214, y en la actualidad tiene el 314.
A su vez, desde 1922, el Ayuntamiento de La Habana había propuesto el cambio de nombre de la calle Paula por el de la madre del Apóstol, pero no es hasta 1950 que sucede tal sustitución. Desde entonces, la calle se denomina Leonor Pérez.
La familia Martí Pérez vivió en esta casa hasta 1856, y tras ser habitado por varios inquilinos, el inmueble pasó en 1891 a ser propiedad de las monjas dominicas de la Congregación de Santa Catalina de Sena. A ellas debió pedir permiso Leonor para efectuar el acto del 28 de enero de 1899, primer homenaje realizado en Cuba a su hijo y que sirvió para colocar una tarja en la fachada principal a nombre de los emigrados de Cayo Hueso.
Un año después, se crea la Asociación de Señoras y Caballeros por Martí, conocida como «Asociación por Martí», con el objetivo de rescatar la propiedad para declararla Propiedad del Pueblo de Cuba y dedicarla al homenaje del Héroe Nacional. Para entonces, con ese mismo fin, la emigración cubana había iniciado una colecta de fondos, que entregó a esta Asociación tan pronto se constituyó. Sin embargo, transcurrió más de una década hasta que el inmueble ostentó por fin la condición de Propiedad del Pueblo.
En un primer momento se previó que la casa acogería a doña Leonor Pérez y Cabrera, madre de Martí, quien –ya octogenaria y casi ciega– se encontraba en una crítica situación económica. Y sólo cuando doña Leonor desapareciera físicamente, el inmueble sería declarado posesión popular.
 Después de vencer numerosos escollos, la Asociación por Martí logró adquirir la casa, el 14 de diciembre de 1901, y en ella se instaló doña Leonor y los descendientes de su hija María del Carmen, la Valenciana, recién fallecida. Para entonces, la única hermana de Martí que seguía viva era Amelia.
En 1907 muere la madre del Apóstol, pero sólo al cabo de once años –en 1918– es que se logra retomar el acuerdo de hacer la Casa Natal una propiedad pública. Y ante la terquedad del inquilino que la habitaba de no abandonarla, habría que esperar tres años más hasta que –por reclamo popular– se produjo su desalojo, el 12 de mayo de 1921. Pero no sería hasta el 23 de junio de 1924 que la Asamblea de Representantes del Pueblo Cubano acuerda cumplir el destino previsto para la Casa Natal, cuando fue adquirida por la Asociación por Martí: ser museo, biblioteca y galería iconográfica.
El 28 de enero de 1925 se inaugura el Museo José Martí en la Casa Natal, veinticuatro años después de haber sido adquirida por suscripción popular. Bajo la dirección técnica del periodista y escritor Arturo R. de Carricarte, esta institución poseía algunos pocos objetos martianos –entre ellos, el Álbum de bodas–, pues el resto de estas reliquias siguió en el Museo Nacional.
Todo hace indicar que el Museo José Martí sufrió la desidia de las autoridades y que, a lo largo de los años, se deterioró al punto de tener que cerrar sus puertas en varias ocasiones. Por lo que en vísperas de cumplirse el centenario del natalicio del Apóstol, fueron temas acuciantes el de afrontar su restauración, nombrar un nuevo director técnico –Carricarte había fallecido en 1948–, reorganizar su junta patronal y hacer efectiva la expropiación de las casa colindantes para construir en esos terrenos un parque o jardín rodeado de verjas.
Salvo el último punto, todos los demás se cumplieron gracias a la perseverancia de Manuel I. Mesa Rodríguez, nombrado director técnico del Museo y quien tuvo a su cargo la reparación de la casa para que reabriera el 28 de enero de 1953. También fue restaurado, entonces, el retrato de Martí al óleo pintado por Norman. Invitada de honor a dicha conmemoración, María Mantilla dona al Museo el grillete que llevó Martí durante su estancia en presidio.
Sin embargo, enclavada en una zona de prostitución «abierta y pública» –al decir de Emilio Roig de Leuchsenring–, la Casa Natal clamaba por «el saneamiento moral de la cuadra (...) que debe ser totalmente adecentada».
Y si bien para 1953, se había logrado que en las horas que estuviese el Museo abierto al público, cerrasen sus puertas los cafés y bares allí situados, continuaban «a plena zafra las dos posadas con el nombre de "hoteles" que se encuentran desde hace años en esa cuadra», insistía el Historiador de la Ciudad.  Uno de esos dos hoteles, recordaba, «cuando fue abierto al servicio que estaba destinado, ostentaba el nombre de hotel Martí, y al protestar de esa ignominia, el entonces director técnico de la casa, Arturo R. de Carricarte, se le agregó una N al apellido Martí, quedando convertido en Martín (...)»
Sería sólo después del triunfo de la Revolución que ese recinto martiano recibiera el respeto que inspira, cuando –el 28 de enero de 1963– fuera reinaugurado el inmueble como Museo Casa Natal José Martí. Además de renombrarlo, a partir de entonces la Dirección de Patrimonio Nacional le transfirió los objetos martianos que se encontraban en el Palacio de Bellas Artes.
En lo adelante, la casa sería remozada cada vez que fuera necesario. A principios de los 80, se inauguró una biblioteca especializada en el inmueble aledaño al Museo, a la que se le dio el nombre de Fermín Valdés Domínguez.
Para celebrar este año el 150 aniversario del natalicio de José Martí, se emprendió un proceso de restauración capital para que todas sus áreas ganaran en funcionalidad. Además, el Museo Casa Natal confeccionó un amplio programa cultural que cubre ciclos de conferencias, exposiciones, conciertos, tertulias...
Con motivo de dicha conmemoración, el investigador Luis García Pascual donó a la institución el arco y parte del violín que el Apóstol obsequió –durante su estancia en Cayo Hueso– al niño Gerardo Castellanos García, hijo del comandante de la Guerra de los Diez Años Gerardo Castellanos y Lleonart.


(Fuentes utilizadas: La casa natal de José Martí, de Armando Caballero (Colección Habana Vieja, 1993).

La casa del Apóstol; inventario y distribución (La Habana, 1925).

Por qué es del pueblo cubano la casa en que nació Martí (La Habana, 1921).

Artículo «¡Salvemos la Casa Natal de Martí!», de Emilio Roig de Leuchsenring (Carteles, año 33, no. 32, 10 de agosto de 1952).
Redacción Opus Habana
Tomado de Opus Habana, Vol. VII, No. 1, 2003.

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