Como parte de las labores de restauración que actualmente se realizan en el Museo de Arqueología para habilitar nuevos espacios expositivos, se exhibe en la galería de la casa de Tacón 12, una exposición transitoria sobre vidrio arqueológico utilitario y algunos ornamentales.

En la nueva sala expositiva del Museo Arqueología, el público puede apreciar la variedad de objetos desenterrados por los arqueólogos en el Centro Histórico de La Habana, ejemplos del desarrollo alcanzado por los maestros vidrieros, primeramente europeos y luego norteamericanos.

 

Como parte de las labores de restauración que actualmente se realizan en el Museo de Arqueología para habilitar nuevos espacios expositivos, se exhibe en la galería de la casa de Tacón 12, una exposición transitoria sobre vidrio arqueológico utilitario y algunos ornamentales. Se puede observar la variedad de objetos desenterrados por los arqueólogos en el Centro Histórico de La Habana, ejemplos del desarrollo alcanzado por los maestros vidrieros, primeramente europeos y luego norteamericanos. Sus producciones desde el siglo XVI hasta finales del XIX arribaron a la Isla a través del intenso trasiego comercial de la bahía habanera y otros puertos, así como por una subterránea pero muy importante ruta de contrabando.

En la colección se presentan piezas realizadas en la técnica del soplado libre, las fabricadas mediante moldes, así como por procesos semiautomáticos que derivaron en las grandes producciones totalmente automatizadas —máquina para fabricar botellas, inventada por el norteamericano Michael J. Owens, hacia 1903— del siglo XX.
Sobresalen las bases de piezas ornamentales venecianas fechadas en el siglo XVI, los fragmentos de copas inglesas con los fustes decorados con burbujas de aire o el fechado entre 1580 y 1620, adornado con caras de león. Del siglo XVIII se destacan los vasos con diseños decorativos grabados mediante rueda abrasiva, y posiblemente introducidos en América desde Sevilla.
El siglo XIX trajo consigo numerosas elaboraciones que responden a las necesidades de los perfumistas, farmacéuticos y vinateros europeos, en especial los franceses y hacia la segunda mitad del siglo los estadounidenses, que desarrollaron una poderosa industria del vidrio. Todos ellos encargaban frascos con los nombres de sus compañías o productos, que al ser hallados nos permiten reconstruir las antiguas rutas comerciales y acercarnos al inicio de muchas de las invenciones que hoy en día son parte de nuestra vida cotidiana, como es el agua mineral embotellada o el aceite de hígado de bacalao.

Antonio Quevedo Herrero, director del Museo de Arqueología,
e Ivalú Rodríguez Gil, museóloga de esta institución

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