«Este es un pequeño libro sobre un gran navío», expresó el capitán Marcelino González en la presentación de El Santísima Trinidad. Un gigante de los mares regresa a La Habana, en acto celebrado en horas de la tarde del jueves 8 de octubre en el Museo Castillo de la Real Fuerza.

«Imaginamos aquel día del año 1769, cuando la nave se deslizó por las gradas del Real Astillero de La Habana. Comenzaba su historia épica, que, como toda labor humana, no estuvo exenta de contratiempos e inesperados avatares. Entre hazañas y lances, el llamado 'Escorial de los Mares' fue el mayor de su tiempo y su leyenda sobrevivió más allá de su trágico fin en la batalla de Trafalgar». Así define al navío Santísima Trinidad, en las palabras a la edición el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler.
En un encuentro con la historia de una de las páginas que colman de gloria nuestra tradición naval se efectuó la presentación del libro El Santísima Trinidad. Un gigante de los mares regresa a La Habana, del capitán Marcelino González en coautoría con Ken Woods, este jueves 8 de octubre en el Museo Castillo de la Real Fuerza.
Momento de la presentación del libro El Santísima Trinidad. Un gigante de los mares regresa a La Habana, en la tarde del jueves 8 de octubre. Antonio Quevedo, director del Museo Castillo de la Real Fuerza da la bienvenida a los visitantes y cede la palabra a Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad. A la derecha de Leal, el embajador de España Manuel Cacho Quesada, el capitán Marcelino González y Ken Woods, estos dos últimos autores del volumen.
En un ameno encuentro con historiadores, arqueólogos, oficiales de marina y personal diplomático, el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler repasó algunas de las importantes gestas navales que tuvieron como escenario a esta ciudad, las cualidades del Real Arsenal de La Habana y en especial la historia o «leyenda», como afirma el propio Leal, sobre el navío de línea Santísima Trinidad. En otro momento hizo referencia a los trabajos arqueológicos que habrán de comenzar próximamente en los terrenos que otrora ocupara el astillero de 1747, así como la construcción de una maqueta del Real Arsenal, al tiempo que agradecía a todos lo que hicieron posible que «en el corazón del museo» hoy sea posible apreciar un modelo a escala 1: 25 del Santísima Trinidad.
Por su parte el capitán Marcelino González, ex subdirector del Museo Naval de Madrid comentó «este es un pequeño libro sobre un gran navío» mientras repasaba algunos de los momentos de gloria e infortunio del bajel en los 36 años que estuvo al servicio de la Real Armada española. «El barco es un ser vivo y para entender su vida hay que comprender también su contexto» apuntó al hacer referencia a las complejidades de la España del siglo XVIII y principios del XIX. «El bajel sigue navegando entre nosotros mientras se le recuerde» así culminaba el autor del libro sus emotivas palabras de presentación.
«Este libro es un tributo al increíble espíritu de amistad entre las naciones. Justo desde el principio, existió entusiasmo, compromiso y dedicación por parte de aquellas personas en Cuba que se dejaron llevar por la propuesta de esta idea y un deseo fuerte de trabajar en conjunto. Una respuesta similar se encontró en una pequeña localidad de Canadá y desde allí la idea se extendió a amigos de todo el mundo que ofrecieron su asistencia y apoyo de diversas formas para concentrarse en un aspecto importante del pasado naval de Cuba» comentó en su intervención Ken Woods, director de la ONG canadiense y coautor del libro.
La conclusión estuvo a cargo del embajador de España en La Habana, Manuel Cacho Quesada, quien argumentó «este libro, recoge, no solo la meritoria experiencia del proyecto por los Amigos del Santísima Trinidad, sino que va mas allá e incluye, en edición bilingüe, el texto que sobre el Santísima Trinidad ha escrito el antiguo vicedirector del Museo Naval de Madrid, capitán de navío Marcelino González, a quien quiero agradecer su generosidad al autorizar la publicación de su texto y de las fotos por él seleccionadas (…), precisamente cuando se cumple el 240 aniversario de su botadura en La Habana». Inmediatamente procedió a entregar una bella reproducción enmarcada al director del Museo Castillo de la Real Fuerza, Antonio Quevedo, que recuerda la soberbia figura del héroe del Morro, Don Luis de Velasco, durante las jornadas de 1762 cuando la Royal Navy presentó una temible escuadra frente a las puertas de La Habana.
El capitán de navío Marcelino González, uno de los autores, firma el libro a los asistentes.
El Santísima Trinidad. Un gigante de los mares regresa a La Habana, fue editado por la Embajada de España en Cuba (2009). En 273 páginas, bilingüe en inglés y español, recoge  Navío Santísima Trinidad, un coloso de su tiempo, de Marcelino González, publicado por primera vez en 2004 y El Santísima Trinidad regresa a La Habana de Ken Woods, antecedidos por las palabras a la edición de Eusebio Leal, el prólogo del embajador de España y las cartas del embajador de Canadá y de la ONG Amigos del Santísima Trinidad. Al final se recoge una amplia representación icnográfica del bajel, y se adjunta un necesario glosario de términos navales.
Para esta edición se tomó como base la monografía realizada por Marcelino en 2004, Navío Santísima Trinidad, un coloso de su tiempo, la cual fue el resultado de la amplia labor investigativa de su autor. Su trayectoria como articulista comenzó en el año 1975 en la revista Arte Galicia, donde publica trabajos relacionados con el arte y el mundo expositivo. En 1992 se hace asiduo colaborador de la Revista General de Marina, en la que poco después obtiene la sección «La Mar en la Filatelia».
Hasta el momento ha colaborado con artículos de temas navales, militares, históricos, de arte, filatélicos y de actualidad, en diferentes publicaciones, tales como: Arte Galicia, Círculo de Dirigentes, Crónica Filatélica, Eco Filatélico y Numismático, Ejército, Fuerza Naval, Historia de Iberia Vieja, Revista Española de Defensa, Revista de Filatelia, Revista Española de Historia Militar, Revista General de Marina, Ristre, y Ristre Napoleónico, en las que hasta la fecha ha publicado cerca 200 artículos.
Una vez que se sintió listo para empeños mayores decide publicar su primera monografía, Navío Santísima Trinidad, un coloso de su tiempo, que sale a la luz en 2004 bajo el sello editorial La Espada y la Pluma. Un año después dos títulos se sumaban a la prolífica obra de Marcelino: La fragata blindada Numancia. La historia de su vida y Mártir en Trafalgar. La estela de un gran navío. La cuarta monografía de historia naval llegaría en 2006 con Nao Santa María. Capitana del Descubrimiento, en el marco del V Centenario de la muerte de Cristóbal Colón, acaecida en Valladolid el 20 de mayo de 1506.
El Santísima Trinidad. Un gigante de los mares regresa a La Habana es una invitación literaria a bogar a toda vela por la fascinante historia del que fuera mayor navío línea de la historia. Construido en el Real Arsenal de La Habana entre los años 1767 y 1769 a partir de los planos delineados por Mateo Mullan y ejecutados a pie de grada por su hijo Ignacio Mullan y el armador Pedro de Acosta. Como antecedente Marcelino ofrece un aguzado análisis del contexto histórico de la España del siglo XVIII y sus relaciones con la compleja Europa del período. De igual manera un necesario complemento facilita la comprensión de los diferentes sistemas constructivos transitando desde el as, dos tres, de los galeones de la Carrera de Indias, el de Gastañeta, el implementado por Jorge Juan y el Marqués de la Ensenada a la inglesa, el de Gautier, hasta llegar al del Ingeniero Director de Marina, Romero de Landa.
Casi de manera cinematográfica y sin apartarse de la veracidad histórica, transitaremos –viento en popa- por los 36 convulsos años del Santísima Trinidad al servicio de la Real Armada española. Como bajel insignia participó en las acciones navales contra las fuerzas británicas en el Canal de la Mancha y sitio a Gibraltar (1779), en la captura de un convoy inglés (1780), la toma de la Isla de Menorca (1782), combate de Cabo Espartel (1782), combate de San Vicente (1797), y como insignia del jefe de escuadra Baltasar Hidalgo de Cisneros protagonizó la batalla de Trafalgar (1805) donde ostentó un poder de fuego de 140 piezas de artillería.
Un segundo aire se agradece al complementar la obra inicial las impresiones de Ken Woods, principal promotor, junto a la Oficina del Historiador, del proyecto –hoy hecho realidad- de construir un modelo naval que rememora no una etapa específica en la historia del bajel construido en La Habana del siglo XVIII y que posteriormente se le añadiría un cuarto puente artillado, único en la historia de la propulsión a velas, sino que la voluntad de organizadores y modelistas fue la de recrear –en alto reto- las más de tres décadas del navío.
Singular resulta la magia del relato de Ken, quien ofrece una historia no contada, que nos revela algunas interioridades del proyecto que se extendió a tres años. El autor nos confiesa «cuando conocí a (Eusebio) Leal la realización del modelo era solo un sueño…» desde entonces comenzaría una aventura de rigor, desafíos y retos tanto para la parte canadiense como para la Oficina del Historiador de la Ciudad, vivencias escondidas entre las cubiertas, artillería y arboladura del bajel que recrea no solo la visualidad de su majestuosa arquitectura naval, sino que ofrece una mirada en miniatura de la vida a bordo del navío.   
El lector podrá conocer la profesionalidad con que fue acometida la realización del modelo, construido de acuerdo a los procedimientos navales del siglo XVIII. La primera pieza colocada fue la quilla unida por empalmes y pernos, luego las estructuras de proa (roda) y popa (codaste). El esqueleto se confeccionó con las cuadernas integradas en tres cuerpos: varengas, genoles y ligazones. El casco se forró con tracas mientras al interior se constituía la bodega, sollado, las tres baterías y el cuarto puente. La última fase comprendió la colocación de los mástiles y el velamen. Curiosamente al tiempo de realización coincidió con el que precisaron carpinteros y calafates del Real Arsenal de La Habana en la construcción del Santísima Trinidad entre 1767-1769.
El miércoles 7 de octubre la delegación española fue recibida en el Museo Castillo de la Real Fuerza. En la imagen de izquierda a derecha, Gonzalo Rodríguez GonzálezAller, director del Museo Naval de Madrid, Ken Woods, director de la ONG canadiense Amigos del Santísima Trinidad, Eusebio Leal Spengler, Juan Carlos Zuloaga, modelista naval histórico y Marcelino González, ex-vicedirector de Museo Naval de Madrid. Atrás se aprecia el modelo a escala del Santísima Trinidad realizado por un equipo de modelistas de la Oficina del Historiador.
En la jornada del miércoles 7 de octubre la delegación española integrada por el almirante Gonzalo Rodríguez González-Aller, director del Museo Naval de Madrid y el Capitán Marcelino González ex subdirector de la propia institución, así como una representación diplomática acreditada en La Habana, fueron recibidos por Eusebio Leal, Antonio Quevedo, director y Jorge Echeverría, especialista principal del Museo Castillo de la Real Fuerza.
De la mano de Leal Spengler y seguidos por un concurrido grupo de historiadores navales, arqueólogos subacuáticos y modelistas navales, los invitados recibieron una pormenorizada explicación sobre el papel que jugó La Habana como puerto escala, desde 1561, de las flotas de Tierra Firme y Nueva España, las cuales surtas en la rada de la villa invernaban antes de emprender su tornaviaje rumbo a la península ibérica. Además abundó acerca de los trabajos de prospección arqueológica realizados en nuestros mares, y el rescate de evidencias históricas en pecios, las cuales pueden ser apreciadas en las salas del Museo Castillo de la Real Fuerza.
Fernando Padilla  González
Opus Habana
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