En ésta –su segunda muestra personal, realizada en la galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena– Pavel Valdés expuso dibujos sobre papel amate y esculturas en cobre, que son las dos líneas en que se centra su quehacer artístico.
Al recurrir a la naturaleza, Pavel Valdés, revela especies tal cual las conciben sus sentidos: repujadas en metal, dibujadas sobre el papel amate que él mismo elabora, menos reales, más surrealistas...

 Precisión y elegancia en el dibujo, dominio del volumen y rigor técnico, son cualidades que distinguen el quehacer de Pavel Valdés (La Habana, 1975), novel artista que irrumpe en el panorama plástico cubano contemporáneo haciendo gala de un exquisito ingenio creativo.
Muestra de ello fue su exposición «Evolutus», exhibida en la galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena, ocasión en la que esculturas y dibujos de excelente factura ratificaron las posibilidades expresivas de este artífice.
Aunque desde pequeño dibujaba, Pavel se hizo biólogo, y se especializó en Entomología. Por entonces, esa afición por esbozar líneas sólo se manifestaba cuando ilustraba sus trabajos científicos. Sin embargo –él mismo confiesa– «siempre me quedaba la incertidumbre de que no era suficiente representar las cosas tal cual las veía, sin adicionarles algo más». Y añade: «es justamente a partir de esa necesidad de agregar mi propia visión a lo representado, que surge mi inquietud por el arte».
Es así que recurre una vez más a la naturaleza –el numen que suscita sus piezas– y revela algunas de sus especies tal cual las conciben sus sentidos: repujadas en metal, dibujadas sobre el papel amate que él mismo elabora, menos reales, más surrealistas...
 Cangrejos, langostas y otras especies del mundo marino a las que complementan –en ocasiones– huesos y esqueletos de erizos de mar, personifican algunas de estas esculturas que a pesar de estar talladas en cobre traslucen fragilidad y movimiento, lo cual pone en duda la solidez del metal.
«Yo recurro a formas biológicas para recrear lo que deseo hacer. A veces encuentro huesos –que son como esculturas naturales– y comienzo a imaginarme lo que puede salir a partir de él; otras veces hago un boceto y empiezo a trabajar», explica el artista a quien gusta combinar los elementos naturales con remaches «para dar la idea de la cosa industrial, de la presencia de la mano del hombre».
El tema de la representación humana es también cultivado por él. Evidencia de ello son las piezas Autorretrato, Heliografía, y –fundamentalmente– sus bocetos, en los cuales es leit motiv el cuerpo femenino.
Si bien los dibujos no han sido concebidos como una serie, su composición geométrica y la forma en que están distribuidos es la misma. En ellos Pavel combina la figura de la mujer, insectos, animales, utensilios, trenes, barcos... a partir de las posibilidades que le ofrece el papel. Luego les da el nombre del color predominante. «Yo soy como una especie de coleccionista, o sea, me gusta mucho eso de tener elementos de distintos tipos que no tienen nada que ver entre sí, pero que de algún modo están relacionados. Me agrada organizarlos, agruparlos, darles forma? tal como hago con mis colecciones de rocas e insectos», expresa.
Tal vez en ese armonizar procedimientos científicos y artísticos para lograr obras de arte, se halle la maestría de este joven que, a pesar de lo prematura de su labor, ya ha realizado varias exposiciones, y cuyas piezas forman parte de colecciones privadas en Cuba, México e Italia.
Y es que, como bien afirmó Rafael Acosta de Arriba al declarar inaugurada «Evolutus», «aunque Pavel hace poco decidió enrumbar su vida por los laberintos del arte, ha comenzado bien».
Karín Morejón Nellar
Opus Habana

Tomado de Opus Habana, Vol. VII, No. 3, 2003, Breviario

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