Con marcado tono satírico Roig refiere las peculiaridades de individuos –generalmente de aspecto respetable o apellido aristocrático– que abundan en la vida intelectual y literaria.

 Sobre la tendencia de las mujeres a la chismografía –«única forma hablada de elocuencia» que poseen– trata este artículo en el que Roig refiere, además, el caso de algunos hombres que «hablan demasiado».

 En este artículo Roig arremete contra los «bombomaníacos», vocablo con que se denomina a aquél que gusta de autoalabarse.

 A propósito del día de los muertos un difunto reflexiona sobre la actitud de los vivos en esta fecha, así como sobre la de los políticos que usan el nombre de personas fallecidas para ganar votos.