Como aclara el subtítulo, se trata de un compendio de «crónicas históricas, juicios y testimonios» sobre las relaciones ruso-cubanas, escrito por el periodista y diplomático Alexánder Moiséev, y la Doctora en Historia Olga Egórova.

 
 Durante la presentación, Argel Calcines (centro) a su  izquierda, Rafaela Valerino, correctora del libro, y a ambos extremos, los autores: Alexánder Moiséev y Olga Egórova.

Coincidiendo con las celebraciones del aniversario 65 de la victoria sobre la Alemania nazi, fue presentado en esta capital Los rusos en Cuba, el más reciente estudio de la historia de relaciones ruso-cubanas, de la autoría del periodista y diplomático Alexánder Moiséev, y de la Doctora en Historia Olga Egórova.
En la Sala Pushkin de la Biblioteca Nacional José Martí, en cuya primera planta momentos antes había sido inaugurada una exposición dedicada también al 50 aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Moscú y La Habana, los autores —rusos ambos— asistieron a la presentación del libro, que estuvo a cargo de Argel Calcines, Editor general de Opus Habana, revista de la Oficina del Historiador de la Ciudad.
«Este texto funciona como un pequeño puente que, aunque pequeño, aspira a unir a dos pueblos, dos culturas, dos épocas…», afirmó Calcines, quien escribió el prefacio a petición de la Casa Editora Abril.
Como aclara el subtítulo, se trata de un compendio de «crónicas históricas, juicios y testimonios», con una intención dictada por la responsabilidad que contraen los autores con «el aquí y el ahora», destacó. Aspectos tan disímiles —desconocidos o poco conocidos— como los vínculos que tuvo con Cuba el pintor Vasili Verechaguin, a quien Martí elogió en sus crónicas de arte escritas en Nueva York, o las distintas etapas de la diáspora rusa hacia la Isla, son tratados de manera amena y documentada.
Graduado del Instituto de Periodismo Internacional en el Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú (hoy Universidad MGIMO), Alexánder Moiséev (Moscú, 1949) fue el último corresponsal del diario Pravda en La Habana.
 Su esposa, Olga Egórova, Doctora en Ciencias por la Universidad Técnica Estatal de Moscú N. E. Bauman, logró tal categoría científica en la Universidad de La Habana al demostrar que la primera máquina de vapor la introdujo en Cuba el ingeniero Agustín de Betancourt (Puerto de la Cruz, Tenerife, España, 1758-San Petersburgo, 1824), fundador de la ingeniería moderna en Rusia, donde trabajó hasta el fin de sus días para el zar Alejandro I.

Proemio a la luz de un candil en La Habana Vieja

Redacción Opus Habana

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