Las novelas Sab (1841), Dos mujeres (1842-1843) y Espatolino (1844), de Gertrudis Gómez de Avellaneda conforman una trilogía sobre figuras de la marginalidad: el esclavo, la mujer de vida libre y el bandolero.
 Con su perfil severo de rabino, la hirsuta cabellera blanca en palmos sobre la espalda, ataviado de negro y de capa corta... este personaje delirante se hizo familiar para los habaneros por su afán de llevar vida tan distinta, descabellada y andariega.
 Desde 1787 esta ciudad comenzó a iluminarse. Sostén de la luz, el portafarol colonial sobrevive aún en las fachadas más antiguas.
 El primero de noviembre con motivo del Día de Muertos fue un momento oportuno para hablar de la artista cubana Antonia Eiriz (1931-1993) en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez.