Eusebio Leal y Margarita Suárez agradecieron a los amigos y colaboradores que brindaron su apoyo al Museo de Arte Colonial en sus 40 año,  en favor del enriquecimiento de la cultura y el rescate del patrimonio nacional.

Cuando se habla de paisaje suele pensarse como definición, en primera instancia,  en una representación de la naturaleza y junto a este enunciado se engarza  la autonomía del género (iniciada como se sabe desde el Romanticismo), así como aquellas valencias que se  consideran invariantes del tema: la luz, el color, la atmósfera.
Existen múltiples definiciones de paisaje puesto que es un término de plurales aristas, mas puede  considerarse  entre nosotros tanto la representación como la reconstrucción visual de  una  realidad  a través de una visión personal.
 Se ha dicho que el paisaje, como tendencia, es un género noble  aislado de contingencias y que tradicionalmente se ha comportado como  un espectáculo de formas que tiene cualidades visuales y espaciales.
Hoy día el paisaje se piensa y estructura en términos más filosóficos, una reflexión, apuntan los especialistas, sobre lo que nos rodea que parte  de lo real y nos devuelve la imagen transformada. Contrario  a lo que algunos piensan la tematización no ha perdido vigencia,  se ha renovado, posicionado  y  se  inscribe en las meditaciones contemporáneas.
Enclavada en esta orientación se despliega la obra de ocho creadores de procedencias, edades y  promociones, diversas quienes desde plataformas diferenciadas asedian el tema.
¿Estamos ante una propuesta tradicional? Para muchos paisaje equivale a color  y este proyecto subvierte una de las valencias históricas para proclamar el valor del blanco y  el  negro, donde se dan cita el óleo,  el acrílico, el dibujo entre otros materiales. La  muestra ofrece el concepto actual de paisaje total en cuanto a la confluencia de lo rural, lo citadino así como aquellas zonas de espacios libres no edificados,  intersticios territoriales que también conforman un entorno.
Estamos ante construcciones mentales de gran imaginación en las cuales unas veces el referente se identifica, otras se  muestra solo el fragmento que  permite la fantasía o las asociaciones, concurren macro  imágenes que accionan nuevas visiones, o se ofrece  el valor místico de la atmósfera. Así la lectura de este conjunto del siglo XXI se convierte, como se ha apuntado, en la apropiación que de él  haga el observador.
Saludamos este proyecto que sin renunciar a una praxis con la tradición, abre nuevas estrategias de lectura, ofrece visiones  múltiples del paisaje y sintoniza con las coordenadas post modernas del género.