Tras ser exhibida en el centro cultural Casa Lamm, de México, llega a La Habana la exposición «Orígenes», de Miguel Milló, la cual quedó inaugurada el 7 de junio, en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez, con la presencia del embajador de México en Cuba, Juan José Bremer; el Historiador de la Ciudad, Eusebio Leal Spengler, y del propio artista mexicano.

La muestra consta de 22 representaciones de personajes imaginarios que diseña el artista, para luego captarlos fotográficamente.

La belleza no es un concepto obsoleto para el arte, o al menos no lo será mientras existan creadores que opten por mostrarla antes que arrojar la fealdad y crudeza de las cosas. Estar ante una muestra de artes visuales irrefutablemente bella no es algo frecuente, aunque parezca raro. Por esta razón, la exposición «Orígenes», de Miguel Milló, creador nacido en Tijuana, no debería escapar a los espectadores de La Habana. La muestra quedó inaugurada el 7 de junio en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez (o simplemente la Casa de México), y se extenderá hacia el mes próximo. Las palabras de inauguración estuvieron a cargo de Juan José Bremer, embajador de México en Cuba; de Miguel Hernández, director de la casa-museo, y de Maite Hernández, especialista de la misma. 
Se trata de una exposición que se presentó por primera vez en la capital azteca, específicamente en Casa Lamm, prestigioso centro cultural que mantiene excelentes relaciones de colaboración con la Casa de México. La muestra consta de 22 representaciones de personajes imaginarios que diseña el artista, para luego captarlos fotográficamente. Son mujeres desnudas cuyos cuerpos se presentan cubiertos de barro y pigmentos, y además portan accesorios elaborados a partir de elementos naturales. Milló compone sus aditamentos con las curiosas plantas que —apenas despunta el alba— llevan al mercado las comerciantes indígenas. Tanto el barro como los elementos vegetales aportan a las fotografías la cualidad táctil de las texturas y la variedad exuberante del color, que destacan sobre fondos invariablemente negros.  
Miguel Milló se graduó de Diseño Gráfico en la Universidad Iberoamericana de Tijuana, y posteriormente se vinculó con el mundo de la publicidad y de la moda. De manera que sus antecedentes lo delatan en la  minuciosa selección de las modelos, en la preferencia por los encuadres de torso y close up, en el diseño de los tocados y accesorios, en la utilización de una luz que resalta atributos y disimula incorrecciones y en un refinamiento y buen gusto como condición innata de la pieza.
Quizá la elección de la figura femenina, diosa de belleza y culto, se vincule con estos perfiles profesionales del creador, sin embargo, hay algo que trasciende lo que suele considerarse un mundo frívolo. Estas mujeres, en su doble condición de modelos y personajes, exploran su esencia femenina desde diferentes ángulos: el de ícono de belleza y el de madre diosa o evocación de la naturaleza. El primero las relaciona con la realidad inmediata y el segundo las sitúa en el espacio del mito y la tradición. Sin perder la sustancia de sus formas humanas, expresan a través del recubrimiento de barro un concepto amplio de lo genésico como impulso de vida y naturaleza. Miguel Milló las nombra Gea, Oceánide o Santa. Otros títulos, como Infinito, Origen, Con la vida a cuestas y Pensamiento profundo aluden a la relación sensual y mental del hombre con la naturaleza a partir del mito de la creación, donde todo el universo nace de una misma materia, de un mismo principio eterno; donde la roca, el tallo y la carne son una única cosa.  
No se podría definir a Milló de mero fotógrafo, pues su labor no se reduce a la pulsación del obturador y a la selección del «instante decisivo». Él, por el contrario, se suma a una tendencia muy generalizada de artistas que componen cuidadosamente una escena, uniendo al concepto artístico una disposición escenográfica —y hasta cierto punto escultórica— muy cercana a la dirección de arte del teatro o del cine. Y es que cada personaje expresa su personalidad individual en la pose, la aptitud y la iluminación. Fuera de estos detalles la imagen terminada no contiene ninguna manipulación digital, ni se torna necesaria.

Algunas de las obras del fotógrafo Miguel Milló, expuestas en la Casa del Benemérito de las Américas Benito Juárez: Arriba, Pensamiento profundo; a la izquierda, Roots; a la derecha, Eco.

Danay Medina Medina
Especialista de Artes Visuales
de la Dirección de Gestión Cultural

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