«Sobrevuela sobre ella el misterio de una espiritualidad encarnada en la danza cubana y todas sus escuelas», advierte el Historiador de la Ciudad en sus palabras al catálogo de la exposición «El espíritu de la danza», del fotógrafo Alexis Rodríguez. A disposición del público hasta el domingo 17 de mayo en la Casa de México, conforman la muestra una treintena de imágenes que testimonian la impronta de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, así como de otras prestigiosas compañías danzarias.

 

«Alexis Rodríguez nos muestra en esta exposición el alma de las cosas y deja a la posteridad lo que él ha podido captar, y que sobresale por sobre los matices y perfiles que han quedado en el papel impreso».

La memoria viva de la danza
A Alicia Alonso debemos los cubanos la memoria viva de la danza, y la belleza de su creación ha estado permanentemente asistida por la tenacidad y la fortaleza de espíritu con que ha hecho prevalecer tan excelsa obra por sobre los avatares del tiempo y los de su propio destino, jalonado por una capacidad de ir tras la gloria y el honor de Cuba a los rincones más remotos del planeta.
Desde el Oriente, Europa y las Américas, su nombre está unido al de las grandes figuras, que inspiradas en idénticos propósitos, marcaron hitos en la historia del ballet clásico. Pero tales empeños no son nunca solitarios. A Fernando debe el Ballet el haber puesto sus manos en la piedra fundacional y ser como ella símbolo y paradigma de una institución cubana universalmente reconocida.
Ahora, Alexis Rodríguez nos muestra en esta exposición el alma de las cosas y deja a la posteridad lo que él ha podido captar, y que sobresale por sobre los matices y perfiles que han quedado en el papel impreso. El artista, más que el cronista, hace su propia interpretación que nos la regala y ha de quedar prendida más en el alma que en la retina. Se descubre tras el misterio de la hermosura y el ejercicio continuo del movimiento, la vocación que florece paradójicamente donde menos imaginamos. He ahí el sentido de la muestra: sobrevuela sobre ella el misterio de una espiritualidad encarnada en la danza cubana y todas sus escuelas. Sea, pues, tributo ante la Maestra y motivo de gratitud para los alumnos y alumnas que, tras su huella, alcanzan ya un lugar cimero y privilegiado.
Nosotros los espectadores de «El espíritu de la danza» nos llevamos resuelto el enigma entre la creación y la vida, teniendo la fortuna de percibir de todos los directores y fundadores la coincidencia en que, donde comienza el camino, las siluetas evocadas en mis primeras líneas presiden un elenco por el cual no pocas coronas de laurel han sido colocadas a los pies de Cuba, madre amantísima.

Eusebio Leal Spengler,
Historiador de la Ciudad de La Habana.

Imagen superior: Ballet Español de Cuba. Debajo, a la izquierda: Alicia Alonso junto a la estatua del bailaor español Antonio Gades, colocada en la Plaza de la Catedral en 2008. En la imagen derecha: Irene Rodríguez, directora de la Compañía homónima, durante una presentación en el Teatro Martí (2014).



 

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