La muestra «¿Artesanos o artistas? ¿Joyeros u Orfebres», del joven artista Otniel Castro Lorente, convierte a las salas del Museo de la Orfebrería (Obispo, 113) del Centro Histórico en el vórtice de la experimentación y la creatividad de un integrante del Taller de Orfebrería de la Academia de Bellas Artes San Alejandro. Con piezas que logran otorgarle un sentido estético a objetos usualmente destinados a la decoración, Castro Lorente transmite contenidos artísticos a partir de la coexistencia de lo utilitario, lo ornamental y lo expresionista en una atrevida y convincente propuesta. Con piezas que logran otorgarle un sentido estético a objetos usualmente destinados a la decoración, Castro Lorente transmite contenidos artísticos a partir de la coexistencia de lo utilitario, lo ornamental y lo expresionista en una arriesgada y convincente propuesta.    

 
 Este collar de perlas juega con la lobreguez de la decoración a base de dientes humano.

Si se quiere entender la fugacidad de algunos parámetros y el rosario de posibilidades que ofrece la creación, cuando busca nuevas formas de comunicarse con la circunstancia, les propongo que visiten el Museo de la Orfebrería y participen de la exposición «¿Artesanos o artistas? ¿joyeros u orfebres?» de uno de los talentosos pupilos del Taller de Orfebrería de la Academia de Bellas Artes San Alejandro que dirige la profesora Marlén Piloto.

Más allá de cualquier apasionamiento, entendible al percibir la originalidad en un mar de lugares comunes, quisiera que aprecien el poder de sugerencia, la capacidad de diálogo, el enlace con la tradición y la avidez de innovación que traslucen las obras, ahora del joven Otniel Castro Lorente.
Esta muestra tiene muchos nombres, pues lo más atrayente de todo es el desarrollo de una solución teórica y estética que demarca muy bien los límites entre la joyería y la orfebrería, pero que, además, interactúa con las particularidades de cada una, para lograr un discurso propio, mestizo y auténtico, que toma de muchos lugares y otorga al artista la posibilidad de recrear su mundo interior, extraer de los intersticios de su subjetividad y hacer arte. Los soportes son diferentes, la distribución de los materiales varía de una pieza a otra, se le suman algunos y se experimenta con otros, pero el resultado está henchido de expresionismo, de indagación, de complejidad formal y conceptual.

 
 Cualquier piedra puede adornar un anillo, lo precioso es un valor íntimo y polisémico.

Sí, estamos frente a un concepto, frente a hechos artísticos en sí mismos, desafiantes y sugestivos, evocativos y transgresores, que usan al máximo el espacio y las potencialidades de la materia para desligarse y brillar por per se, desde la inquietud o la mera necesidad, pero con la mirada fresca. Así lo afirma el propio Otniel cuando dice: «En la actualidad la orfebrería se ha ido despojando de su carácter tradicional en cuanto a estética, materiales y objetivos, se integra cada vez más al lenguaje visual contemporáneo del arte, apropiándose incluso de un contenido conceptual».
Uno de los mitos en que se empina esta muestra, para fundirlos e integrarlos también como una aleación, es la diferencia entre el joyero y el orfebre. ¿Existe tal diferencia? El asunto, de connotaciones conceptuales, viene permeando la percepción de las artes plásticas por expertos y creadores. En ese sentido Otniel expresa: «En el caso del Joyero, este le asigna a su obra (sea artística o no) una cualidad únicamente utilitaria, es decir su finalidad es el uso y consumo con fines de ornamentación corporal. En cambio, en la obra de un orfebre el carácter utilitario de su obra es asignada por los consumidores y por eso planifica conscientemente el alcance de su condición y ámbitos de su consumo. Su motivo fundamental es la expresión artística».
A partir de estas premisas y con el objetivo de extender la visión estética de la Orfebrería como un medio de expresión, que se apoya en diseños contemporáneos, intervenciones del espacio mediante obra efímera —por ejemplo, un diamante de hielo o un anillo de jabón—, de revalorizar materiales y reflexionar sobre la relación establecida entre el ser humano y sus nociones decorativas como un fenómeno social, Otniel se aventura a traducir en metal. De sus manos salen collares cuyas perlas son de arena de mar, menos costosa, pero también genuina, o dientes humanos; anillos de piedras «preciosas» que cuestionan los significaciones del valor y la subjetividad al usar guijarros comunes. Todo con un bojeo desacralizador alrededor del espíritu que lo pone, como a Tánatos, frente al espejo de sus desafíos más urgentes.
Egresado del Taller de Orfebrería y ya desde ahora inmerso en el difícil trayecto del reconocimiento y la integración, Otniel nos deja a todos la pregunta sostenida por nuestra propia lectura de la más cotidiana filosofía. Si bien la brillantez de los diamantes puede derretirse como el hielo y las perlas pueden salir de bocas humanas en vez de conchas de moluscos, la evolución de los mecanismos de comunicación artística propone ahora la experimentación y el debate, la ampliación de la paleta de significaciones, el ajuste de dialéctica creativa. En esto ya Otniel exhibe una ventaja.
De él y su obra opina la profesora Marlén Piloto, máxima promotora y gestora de estos avances: «En nuestros días, pocos son los ejemplos de los artistas que han incursionado en esta manifestación dentro de su obra, aún así, tomándola como pretexto por su contenido, han demostrado que esta vinculación es posible (…) Me atrevo a afirmar que con posiciones como la de Otniel que ya son varias en nuestras jóvenes generaciones, el comienzo de un camino más para la orfebrería está asegurado».
Por eso, me parece festinado preguntarse si deberíamos llamarlos joyeros, artesanos u orfebres. Creo que hay sólo una denominación para denotar el riesgo de navegar contracorriente: apretar el timón del talento, sojuzgar los prejuicios y modelar la capacidad de percibir el mundo. Ser artistas.        

Rodolfo Zamora Rielo
Redacción Opus Habana.

Comentarios   

Claudio Maldonado Lazo
+2 #1 Claudio Maldonado Lazo 16-06-2009 17:14
Es muy importante diferenciar entre las dos palabras que designan dos actividades, que se parecen pero que tienen dos motivaciones distintas, si bien la joyeria puede alcanzar un grado de altisima calidad y refinamiento, el concepto que se utiliza con la orfebreria perdura como expresion y por lo tanto tiene un valor diferente
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