El arte del español Miguel Torrús pudo conocerse hace un tiempo atrás, cuando por decisión propia, exhibió un grupo de sus pinturas bajo el título «Metáforas del silencio» en La Habana. Precisamente, esas que «se desnudan de elementos anecdóticos y se nutren de soledad y silencio».
Composiciones sobre tabla y lienzo conformaron esta exhibición que testimonió la pasión del joven artista por representar bodegones y paisajes, los cuales traslucen un estilo maduro y preciso.

 A pesar del silencio que mora en su obra, Miguel Torrús (Madrid, España, 1971) optó por exhibirla en La Habana, bulliciosa urbe que encantó sus sentidos cuando la visitó hace algunos años y se convirtió en ansiado lugar de retorno.
Mas, al volver, no lo hizo personalmente para desandar las calles y descubrir encantos, sino que trajo su obra para habitar galerías y –esta vez– encantar él con su arte a los habaneros.
Uno de los espacios expositivos que acogió sus cuadros fue el de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba. Allí pudieron apreciarse imágenes que, como afirma Miguel Recuero en el catálogo, «se desnudan de elementos anecdóticos y se nutren de soledad y silencio».
De ahí que Torrús, a quien gusta –según dice– «jugar con los espacios vacíos, dejar respirar la obra, dejar silencios tan importantes en su interior como ella misma», titulase la muestra «Metáforas del silencio».
Composiciones sobre tabla y lienzo conformaron esta exhibición que testimonió la pasión del joven artista por representar bodegones y paisajes, que no sólo denotan dominio y seguridad en cuanto a la ejecución, sino que además traslucen un estilo maduro y preciso.
«No tengo preferencia sobre uno u otro género. Unas veces pinto paisajes, otras interiores –como me gusta llamar a los bodegones– y otras, figuras. A mí me gusta el resultado de un cuadro; el tema me lo tomo como algo secundario, puede ser un paisaje, un árbol, unas zapatillas...», explica.
También en Matanzas se presentó una selección de la variada obra de Torrús, quien, debido a compromisos de trabajo en España y otros países de Europa, tampoco pudo participar en este evento.
En esa ocasión el artista madrileño compartió la sala con Juvero (Julio Velásquez), colega cubano con el que ha participado en varias exposiciones y al cual considera «un escultor con una sensibilidad especial». Otro artista de la Isla, con quien está trabajando en un proyecto a realizar en el mes de julio en La Habana, es Maykel Herrera, «un pintor con una personalidad y un estilo muy definidos», comenta.
 La importancia artística de los creadores y el nivel de calidad de las salas de exposiciones es lo que lo ha motivado a traer su obra a Cuba: «Me encantaría dar a conocer lo que hago en toda la Isla. Tanto la crítica, como los artistas y el público en general, me han tratado con mucho cariño. Siempre que se fuese a realizar algún evento y quisiesen contar con mi obra, estaría encantado de poder participar».Varios años pasó Miguel Torrús sin exponer, dedicado a crear para concursar. Los disímiles premios y distinciones que obtuvo en esta etapa hacen que su pintura sea –al decir de Juan Antonio Tinte– «dentro del panorama actual, y más concretamente de la figuración, una de las mejores bazas a tener en cuenta».
Desde temprana edad, Torrús acudió a centros de enseñanza de pintura y recibió cursos y monográficos. A los trece años ganó el primer premio del cartel de fiestas de Villanueva de la Reina en Jaén. En 1991 terminó sus estudios en la escuela de Artes y Oficios de Madrid. Actualmente se desempeña como profesor de pintura, en colaboración con entidades públicas y privadas.
Ha participado en numerosas exposiciones colectivas y personales en Europa y América, así como en ferias en España. Obras suyas integran, entre otras, las colecciones del Ayuntamiento de Madrid, la Fundación Rafael Botí, Caja Madrid y el Consulado de Portugal.
Karín Morejón Nellar
Opus Habana
Tomado de Opus Habana, Vol. VIII, No. 1, 2004, Breviario

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