Después de 1959, el Museo adquiere una dimensión social diferente; demoró un tiempo en abrir sus puertas al público, actos terroristas ocurridos en 1960 —la explosión del vapor La Coubre y del Arsenal del Ejército Rebelde— provocaron gran deterioro en edificios de la zona, lo que hizo más complejo el proceso de reconstrucción.
El primer proyecto de restauración y rehabilitación del Museo lo lideró el Consejo Nacional de Cultura que en aquellos tiempos encabezaba la Dra. Vicentina Antuña, a través de la Dirección de Museos y Monumentos a cargo de la Dra. Marta Arjona.
 
Monumento Nacional desde 1949.

Mantener el Museo abierto y al servicio del pueblo, no constituyó una preocupación para los gobiernos republicanos. Los horarios de apertura al público fueron cambiando: inicialmente abría martes y viernes en la tarde, y por la entrada se pagaba diez centavos por persona, el viernes los niños no pagaban porque coincidía con el día de la semana en que nació Martí; a los pocos años la apertura cambió para viernes y domingos, y para los años 40 también abría los martes.
«…La primera vez que penetré en la humilde vivienda convertida en museo, fue el 28 de enero de 1942, integrando un grupo estudiantil que tenía la tarea de cuidar el recinto. La frialdad histórica que emanaba de sus paredes me golpeó violentamente. En esa época ya había asistido a charlas sobre Martí del querido e inolvidable Juan Marinello y leído una decena de artículos y ensayos, entre ellos el de Ángel Augier; pero, sobre todo, conocía el Martí antiimperialista, de Emilio Roig de Leuchsenring, y el folleto de Mella Glosando los pensamientos de José Martí…» 6
   
  
La Comisión Nacional de Etnología y Monumentos, declaró la casa Monumento Nacional en 1949, para esa fecha ya había fallecido Carricarte, ese año aparece un folleto publicado en La Habana el 28 de enero con el inventario de todas las piezas, entre las que aparecen objetos, libros y documentos que se atesoraban en el Museo. Este inventario fue dirigido por Joaquín Llaverías, designado por el gobierno de Prío Socarrás como su delegado  para ocupar el Archivo y el Museo José Martí.
El  folleto de 1949 nos permite analizar  cuántos objetos se perdieron y no fueron identificadas en los posteriores documentos de la casa. Joaquín Llaverías hizo su esfuerzo para lograr algún presupuesto que sirviera para reparar el inmueble y restituir el museo, apenas consiguió la aprobación de una cantidad de dinero, pero la reparación se hizo fuera de fecha, y en breve tiempo, a esto se debe que la Casa Natal  ese año, en el natalicio del Apóstol, no abriera sus puertas. En los sucesivos años de 1950 al 52, Llaverías pidió varias veces su renuncia, y el Museo apenas abrió.   
 
En el centenario del Apóstol.

Aunque para el año del centenario del Apóstol el museo fue sometido a una reparación total, la dedicación mayor fue tomada por los martianos de entonces que se organizaron en una comisión de apoyo y exigieron presupuesto al Gobierno para que estuviese en condiciones de exhibir sus colecciones y biblioteca que se estaban perdiendo en el olvido desde que se recogieron en 1949.
Ese año visitó La Habana María Mantilla, invitada a las celebraciones por la Comisión del Centenario, trajo consigo el grillete que llevó Martí en presidio, y que, como reliquia, había guardado su familia por encargo del Apóstol, éste se colocó en el museo, en una urna debajo de la escalera que nos conduce a la habitación donde ocurrió el nacimiento.
Mientras algunos seudo martianos se sumaron a los festejos del centenario del Apóstol que se realizaron en Cuba, un grupo de jóvenes se preparaba para dar un homenaje póstumo e inolvidable para el pueblo cubano, ese preciso año la Generación del Centenario liderada por el joven Fidel Alejandro Castro Ruz se convirtió en la vanguardia del ideario del Maestro, su presencia trascendió en aquella histórica defensa, cuando el líder de la Revolución lo evocó como Autor Intelectual de la heroica gesta que acababan de realizar.
Poco tiempo después el Museo José Martí figuraba en un total abandono.

Gobierno Revolucionario.  Período 1963-1977.

Después de 1959, el Museo adquiere una dimensión social diferente; demoró un tiempo en abrir sus puertas al público, actos terroristas ocurridos en 1960 —la explosión del vapor La Coubre y del Arsenal del Ejército Rebelde— provocaron gran deterioro en edificios de la zona, lo que hizo más complejo el proceso de reconstrucción. 
El primer proyecto de restauración y rehabilitación del Museo lo lideró el Consejo Nacional de Cultura que en aquellos tiempos encabezaba la Dra. Vicentina Antuña, a través de la Dirección de Museos y Monumentos a cargo de la Dra. Marta Arjona.
Ya el Gobierno en 1963 había nombrado como director honorario de la Casa de Martí a Waldo Medina —notable abogado, y gran martiano que se ocupó del Museo del Abra en la Isla de Pinos, y que en esos momentos trabajaba para la Junta Central de Planificación. Waldo presenta a la joven María de la Luz Ramírez Estrada para que comenzara a trabajar en la casita, la llevó a conocer a Marta Arjona en el Consejo Nacional de Cultura, donde le proponen oficialmente la plaza de administradora, pues no existía para ese entonces otro nombramiento. Con el tiempo Lucy se convirtió en la directora, responsabilidad en la cual se  mantuvo hasta 1990.
Antes de que el Museo se restaurara completamente, laboraban dos trabajadores ancianos como vigilantes de sala, desde la época de Llaverías, ellos se nombraban Armando y Teófilo; de esa etapa Lucy relató:
«…como la casa no se abría nada más que se ocupaban de limpiar, ellos se quedaron trabajando en el Museo , entonces Teófilo decía que la Casa Natal era su casa porque Fidel se la había regalado; él me contó que Fidel llegó un día de madrugada en uno de sus recorridos y lo dejó entrar —estaba todavía la casa restaurándose, no se había  abierto al público—, entonces le dijo a Teófilo que era el más viejito, —Viejo cuídemela bien, que esta es su casa— y Teófilo se creyó que Fidel se la estaba regalando, yo le decía,  —Teófilo regrese a su casa que sus hijos se preocupan tanto de que usted se quede por la noche— y el me decía: —no, no, no,  esta es mi casa porque a mi Fidel me la regaló—...»
Aunque demoró algún tiempo la restauración de la Casa, lograron  rehabilitar nuevos espacios que le dieron otra apariencia y una mejor proyección. «Los primeros proyectos de la casa de Martí fueron ejecutados por el fallecido arquitecto Fernando Pérez O´Reilly.»  7
El lunes 28 de enero de 1963, en medio de los festejos martianos que se organizaron en todo el país, se celebró un acto motivado por la reapertura del Museo, en homenaje al aniversario 110 del natalicio de Martí, al cual asistieron  los embajadores que formaban parte del cuerpo diplomático acreditado en Cuba, junto a directivos del Consejo Nacional de Cultura y estudiantes de diferentes instituciones.8  El acto contó con dos discursos inolvidables, el primero fue el de la Dra. Vicentina Antuña, quien reveló al pueblo lo que había sucedido con la Casa de Martí en la etapa prerrevolucionaria, la falsedad de las celebraciones del centenario del Apóstol y lo que el gobierno revolucionario se proponía con esta nueva apertura. El segundo fue pronunciado por el entonces rector de la Universidad de La Habana y fervoroso martiano, Juan Marinello Vidaurreta. Sus palabras dejaron marcada una nueva visión para proyectar el ideario del Apóstol, ahora con la seguridad de que serían escuchadas para honrarlo siempre: «…hoy nos acercamos a su luz inicial para alzar, en la fiesta de su natalicio, el mundo de superación incontenible que le andaba en la sangre y en la voluntad, en el quehacer y en el sueño. Ese mundo, el mundo de la liberación nacional y el socialismo, lo saluda en su aniversario y le reitera fidelidad inquebrantable». 9
Después de esta fecha se llamó oficialmente Museo Casa Natal de José Martí, con una connotación diferente, desde entonces el Estado cubano se ha ocupado continuamente de mantener viva la memoria del Maestro, en esta la otrora casita de la calle de Paula.
El personal que necesitaba el museo para proyectarse se fue incorporando poco a poco: inicialmente fueron cuatro vigilantes  de salas —como veladores— y en breve tiempo se aprobó el empleo de los técnicos. La Casita de Martí dejó de ser un almacén con vitrinas y objetos, que no permitían una comprensión adecuada del legado martiano. A través del Consejo Nacional de Cultura se logró rescatar la colección que estaba depositada en el Archivo Nacional, y en el Museo Nacional de Bellas Artes, así como en otras instituciones y organismos del Estado.
 
 6 Palabras de Armando O. Caballero. Museo Casa Natal de José Martí. Ediciones Boloña. Ciudad de La Habana, 2008. p. 30.
 7 Testimonio escrito ofrecido por el arquitecto Daniel M. Taboada Espiniella. Archivo digital del Museo.
 8  Periódico Hoy. La Habana, martes 29 de enero de 1963. «Homenaje a Martí. La Revolución que continúa su obra. Celebran acto en la casa donde naciera el Apóstol».
 9  Revista Mujeres, enero 1978.  «En la Casa Natal de José Martí. Juan Marinello».
 
Dioelis Delgado Machado
Directora del Museo Casa Natal de José Martí
 
 
 

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