Al poco tiempo de concluir la VIII Bienal de La Habana, los artistas Julio Díaz, Leonardo Cuervo y Lorenzo Santos (Losama), presentaron la exposición «Pasado-Presente: Tres Posmedievales Pos Bienal» en la galería El Reino de este Mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí.
Con esta exposición, tres jóvenes valores de las artes visuales cubanas expusieron obras con apropiaciones: elementos que los reafirman como «pintores posmedievales».

 Después del derecho inalienable a la vida, el primer derecho del hombre es a soñar. Soñar no cuesta nada, pueden pensar algunos. Pero, sí cuesta... y mucho. Bien lo saben los patriotas, científicos y creadores de todos los tiempos. Nuestra propia existencia como continente y nación, por sobre intereses económicos y políticos, se debe a un sueño de sueños, por demás, tan viejo y humano como el deseo de inmortalidad. Soñar es poder: es el único derecho humano que no se puede violar.
La ciencia, la religión y el arte son los tres grandes cauces por los que el sueño humano se aboca a un mismo abismo. Los dos primeros buscan desentrañar y explicar las eternas interrogantes; el arte no, ruega por ellas. Su oscuridad es tan clara como el primer impulso que mueve al corazón por toda una vida. No tiene que entender, tampoco que explicar. Se vale tanto del pasado, el presente y el futuro, como del alto, el ancho y la profundidad. Su tiempo y espacio son la línea, el color y la textura. Él es en sí mismo lo que es: la vida.
En estos tiempos en que el arte se hace un espectáculo de feria en correspondencia con un mercado donde se compra todo, la honestidad y la espiritualidad –casi siempre de la mano– se corren hacia el pasado o el futuro, para interpretar el eterno acucioso presente. Vivimos en un cotidiano de vida ecléctico, propio de una época de crisis. Esto quiere decir que vivimos una época donde es posible elegir y, por consiguiente, cambiar. El centro se ha desplazado hacia la periferia y la periferia hacia el centro. Y cada cual, de acuerdo a su formación y cultura, elige lo que más se aviene a su perfección, a su salvación. El arte, como de costumbre, será una opción. Y, como de costumbre, no le corresponderá imponer nada, sino darse.
 Integrada por Julio Díaz, Leonardo Cuervo, Lorenzo Santos (Losama), la exposición «Pasado-Presente: Tres Posmedievales Pos Bienal» –expuesta durante los meses de enero y febrero en la galería El Reino de este Mundo de la Biblioteca Nacional José Martí– es un espacio más de recapitulación y elección desde el aquí y el ahora, una vía de interpretación del presente, que no duda cuán posible puede resultar elegir y cambiar esa parte inflexible de la racionalidad desde los mejores referentes del arte del pasado moderno occidental. De ahí que nada tenga de extraño que Julio Díaz (Matanzas, 1970) vuelva a apropiarse del Rapto de las hijas de Leucipo, de Pedro Pablo Rubens, pero no por una complacencia sensual a la manera de Carlos Enríquez, sino para evidenciar cómo los hombres siguen siendo despojados, y sus tierras y ciudades sitiadas por tierra, mar y aire. O que Losama (La Habana, 1963) elija el siguiente párrafo de la carta de Martí a Gonzalo de Quesada y Aróstegui del 1ro. de abril de 1895, donde dice: «En la cruz murió el hombre en un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días», para entregarnos una vívida imagen visual de su sacrificio eterno. O que Leonardo Cuervo (La Habana, 1972), desde cualquier tiempo mejor, nos conduzca hasta el límite mismo de la tarde, sin reparar en otro paisaje que no sea expresión de la comunión entre hombre y naturaleza. Para un mayor acuerdo con la vida, la exposición quedó inaugurada entre dos alumbramientos: el de José Martí y el de José María Heredia. Entre ambos espíritus, ¡soñar fue una fiesta!

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