Al decir de Maykel Herrera, la exposición «Un minuto de silencio» intenta «... sacudir un tanto al espectador y hacerlo pensar en el compromiso que tenemos artista y público en velar por lo que nos duele y luchar por lo que nos hace grandes».

«Un minuto de silencio» es una expresión de luto y condolencia que induce a la reflexión o meditación, que en el caso de esta muestra artística se convierte en la esencia de la inspiración de cada uno de los creadores.
Esta actitud está concebida como un gesto de respeto u homenaje a un acontecimiento determinado. Ahora serán los artistas los que, de una manera muy sana, rendirán tributo a lo que cada uno de ellos entienda y reconozca como algo digno de reverenciar, siempre con el alma en la mano.
De este modo, recordamos y hacemos presente aquello que nos lastima y llevamos dentro. Sencillamente se trata de una conmemoración muy personal.
Sabemos que en estos tiempos que corren, sobran las causas para que nuestras conciencias se abrumen, pero para nada hemos querido forzar un tema en específico, solo nos interesa remover sensibilidades, y provocar reflexiones interiores, ese es nuestro diálogo y nos elevaremos con él.

Hemos manejado con mucho cuidado la intención de proponer una exposición prácticamente en blanco y negro. Todos hemos trabajado la clave de los grises para inducir un aporte visual que vaya aparejado al discurso de la muestra: «Un minuto de silencio».
Sabemos a cabalidad que nuestro proyecto, está por encima de todo, muy comprometido con las razones que azotan al mundo desde lo más amplio, y lo hacemos desde una óptica positiva.
Nos basamos en un razonamiento constructivo, reflexivo y sugerimos un diálogo que puede ser interior, o no.
Pudiera parecer una exposición luctuosa pero en verdad no es la finalidad de la muestra, es solo el medio para lograr un estremecimiento y un debate que se sumerja en el análisis, recordando que cada artista le hará un homenaje a lo que entienda sagrado.
A través de esta museografía en grises, sacudimos un tanto al espectador y lo hacemos pensar en el compromiso que tenemos artista y público en velar por lo que nos duele y luchar por lo que nos hace grandes.

Maykel Herrera
Artista.

 

Un minuto y más

Cada quien tiene sus dolores, sus presagios, ansias, recuerdos, sus todos y sus nadas…. pero un día nos detenemos en medio del camino de la vida a pensar como fuera si, donde estaría si, qué hubiese sido si alguien o algo estuviera presente a nuestro lado aún cuando mediara una insalvable distancia o un tiempo demasiado extenso y profundo. A menudo dedicamos un minuto y más a aquello que nos impulsa a seguir creando y se esconde tras la tela o el papel, los metales, la madera, la piedra, asomando tal vez su rostro difuso o perfiles intensos bordados por una memoria empeñada en mantenernos vivos. Y siempre hay un creador listo para captar en ese minuto lo que se desborda en imaginación y sosegada trascendencia.
Varios de nuestros más notables artistas fueron convocados por Maykel Herrera  —a quien se debe este proyecto, cuyo núcleo central daba vueltas en su cabeza tiempo atrás— para dedicar un espacio mínimo de tiempo a lo que considerasen de suma atención en sus vidas, aún cuando no pudiéramos definir, en lo inmediato como espectadores, de qué o de quiénes se trata: obviamente, en ello no radica la ingeniosidad de tal convocatoria sino en el hecho mismo de agrupar voluntades y tendencias significativas del arte cubano contemporáneo para consagrar, como un todo, el reino de la imagen fragmentada.

La visualidad cubana irradia hacia todos lados y sentidos. No hay un solo centro provocador sino raudales, cada uno de extensa geografía y significado para felicidad de quienes suelen identificarse con la obra de arte como con una canción, un texto literario, un sabor, un determinado lugar del mundo. »En espirales sucesivas cada creador formula su propio universo, y este asimila lo que circunda alrededor sin discriminar procedencias cercanas u orígenes milenarios pues el arte escapa de situaciones limítrofes en el tiempo, atenazadas tal vez en circunstancias efímeras. Emociones y sentimientos lo guían como estrellas en lo alto del cielo para anclarse definitivamente en el corazón del hombre que lo necesita como el aire, la luz, los alimentos, junto a ideas y nociones igualmente compartidas.
El desdibujo de los dominios estéticos se percibe hoy con suficiente intensidad en el ámbito nacional y prueba de ello son estas obras respondiendo a una voz, a un llamado inicial que actúa en tanto pretexto, estímulo. El artista cubano existe sumergido en la profundidad de su noche insular pero con ojo atento a la primigenia claridad del día. No duerme. Su permanente vigilia lo trasciende para reafirmarse en la compleja intensidad de una cultura que honra, deifica, critica, elogia, subvierte. Nada más estimulante en medio de los tiempos difíciles que corren.
(Palabras al catálogo de la exposición «Un minuto de silencio»).

Nelson Herrera Ysla
Critico de arte.

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