¿Quién controla a quién: el hombre a la máquina, o la máquina al hombre? Ante las obras de Yaumil Hernández, reunidas bajo el título de «Maquinaciones», esa fastidiosa interrogante nos lleva a plantearnos el tema de las distopías (utopías negativas) como obras de advertencia, o como sátiras, que este pintor propone audazmente, evitando cualquier condescendencia hacia el espectador más sensiblero.

La muestra «Maquinaciones», del artista Yaumil Hernández, quedó inaugurada por Argel Calcines Pedreira, Editor general de Opus Habana, hoy viernes 22 de abril en la galería interior del Palacio de Lombillo, donde permanecerá todo un mes.

Imagen de la izquierda, Argel Calcines, Editor general de Opus Habana, y el pintor Yaumil Hernández presentando la muestra. A la derecha, momentos de la inauguración en la galería del Palacio de Lombillo.

¿Quién controla a quién: el hombre a la máquina, o la máquina al hombre? Ante las obras de Yaumil Hernández, reunidas bajo el título de «Maquinaciones», esa fastidiosa interrogante nos lleva a plantearnos el tema de las distopías (utopías negativas) como obras de advertencia, o como sátiras, que este pintor propone audazmente, evitando cualquier condescendencia hacia el espectador más sensiblero.
Si la máquina sirvió de pretexto a los pintores surrealistas para acceder al mundo onírico —la caldera de vapor convertida en Celebes, el elefante con tarros de Marx Ernst; o la bujía de automóvil en representación de la Joven americana en estado de desnudez, de Francis Picabia, por citar sólo dos ejemplos—, en el caso de Yaumil, sus motivos «mecanomorfos» remiten a la atmósfera opresiva de Metrópolis, la célebre película de Fritz Lang, sólo que recreándola con cierto regodeo irónico, cáustico, mordaz…
De esta manera, la alegoría expresionista de los totalitarismos —cualesquiera que fueren—  es retomada por el pintor como metáfora de la represión del individuo en la sociedad del riesgo global. Manómetros y termostatos miden la presión y temperatura de nuestra energía psíquica, a punto de tornarse el sueño en pesadilla. Es la parafernalia mecánica de la existencia humana la que este cubano ha decidido proyectar sobre el lienzo, aprovechando la destreza de su dibujo y el caudal de su imaginación.
Artista figurativo que oscila entre el surrealismo y la parodia, Yaumil Hernández apuesta por provocar al espectador, en lugar de infundirle complacencia; eso sí, dejando una claraboya abierta para que escape, por si acaso no entiende la humorada de su propuesta, el sutil propósito de su «maquinaciones», que no es otro que tramar, urdir… su propia poética personal.

Argel Calcines
Editor general de Opus Habana

 


Black Bird. Óleo/lienzo (150x180 cm)

 

 

Números rojos. Óleo/lienzo (150x180 cm)

 

 

Recipiente. Óleo/lienzo (150x180 cm)

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