Entre las opciones de la Décima Bienal de La Habana, la galería de la Biblioteca Pública Rubén Martínez Villena exhibe por estos días la exposición «Paulo Bruscky: el arte en todos los sentidos». Como una retrospectiva de la trayectoria del prestigioso artista brasileño, la muestra incluye varias manifestaciones y estilos plásticos que ofrecen las matrices más auténticas del arte latinoamericano contemporáneo y su relación con la integración regional en los últimos 40 años, además de brindar una panorámica de la creación de un intelectual comprometido con su circunstancia.

 Hoy viernes 3 de abril, en el colonial patio del Palacio Lombillo, donde radica el equipo de realización de la revista, se presentó la más reciente edición de Opus Habana (Vol. XII / No. 1 sep. 2008/ feb. 2009) que, con portada de Mario García Portela, constituye el número 36 en orden consecutivo de esta publicación fundada en 1996 por su director, Eusebio Leal Spengler, el Historiador de la Ciudad de La Habana, con el objetivo de testimoniar el devenir de la obra restauradora que tiene como propósito rehabilitar la parte más antigua de la capital cubana.

 En uno de los espacios de la Décima Bienal de La Habana se inauguró, el 31 de marzo en la galería «Espacio Abierto» de la Revista Revolución y Cultura, la exposición «Érase una vez...una Matrioshka», de la fotógrafa cubana Lissette Solórzano.La muestra, como reza el catálogo, «Nunca en plan souvenir o de "cubaneo" recalcitrante, sino todo lo contrario: identificándose con sus protagonistas en sus fibras más íntimas, Solórzano entrevió dos aristas medulares del tema abordado: la belleza del mestizaje —captada en fotos de un convincente clasicismo— y la fuerza de la maternidad».
 Otro de los ecos de la Décima Bienal de La Habana es la exposición del artista suizo Martin Engler «La Caja Fuerte Abandonada» que se exhibe en la galería del Hotel Florida, desde el primero de abril. Conocido por su variedad de técnicas y formatos en la expresión de su mundo interior, en consonancia con las influencias externas que enfrenta el ser humano contemporáneo, las obras de Engler están cargadas de vivencias y metáforas de la realidad circundante, con un ingrediente de denuncia y fino humor que comprometen al espectador desde sus propias experiencias.