En julio de 1988 quedó emplazada en la cienfueguera Rotonda de Punta Gorda la escultura que, para algunos, sería el último trabajo de la renombrada artista cubana Rita Longa.

«Para Daniela Díaz, el camino es un referente  fundamental y constituye una constante discursiva que se percibe claramente dentro de todo el conjunto de su obra», expresa Beatriz Gago en las palabras al catálogo de «Huellas», la más reciente exposición de la joven artista, que durante todo septiembre se exhibe en la galería del restaurante El Templete.

Al penetrar como espectadores en el peculiar universo creativo de esta joven artista, nos atrapan anhelos, conflictos, desgarros, utopías compartibles... a la espera de gratificaciones, podríamos sucumbir ante la capacidad de seducción que es condición inherente a su obra, por excelencia autorreferencial.

Ocho lienzos de mediano y gran formatos integraron la muestra «Impermanencia», de Alberto Hernández Reyes que versa sobre el carácter voluble e inasible de los fenómenos naturales, sobre su constante mutabilidad.