Aunque atrayentes por ser objetos para el esparcimiento, las barajas devienen –además– elementos culturales activos capaces de reflejar la historia, costumbres, geografía... tal como evidencia la exhibición del Museo de Naipes sito en una de las esquinas de la Plaza Vieja.
 Aunque sus muros debieron servir de centinelas al puerto y la bahía, esta mole de piedra quedó sólo como testimonio de sus propias tribulaciones: la falta de recursos, mano de obra y de una ubicación apropiada cambiaron definitivamente su destino.
 Más allá de su relación con el poder colonial y el destino de los hombres que la habitaron, esta edificación simboliza hoy el deseo raigal de salvaguardar el patrimonio histórico de La Habana Vieja.
 Las rutas de la historia condujeron al atesoramiento en el Museo de la Ciudad de tres retratos originales, que le tomara el célebre fotógrafo Nadar a otras personalidades de la cultura europea del siglo XIX.