Si una receta de ajiaco-mural fuera posible de obtener, no sería operación en vano el mezclar todos los cuadros de este pintor habanero dentro de una gran olla con agua hirviente.
 Merecedor de varios lauros, Julio César Peña Peralta corroboró su lugar entre las revelaciones de la gráfica cubana al obtener, en 2001, el Gran Premio que otorga la Trienal Internacional de Grabado de Kanagawa, Japón.
 Unidos en la vida y la creación, estos dos artistas contribuyen a realzar la dimensión estética de la gesta rehabilitadora de la habana vieja.
 La paisajística insular, diversa y extensa tanto en el pasado como el presente, cuenta con obras del joven pintor Diego Torres en los que el mar, la calma y un cuidado exquisito por la composición son una particularidad. Él ha logrado «colocarse en un lugar adelantado dentro de la actual promoción de paisajistas cubanos».